De vez en cuando afrontamos jornadas laborales eternas, en las que nos es imposible sentirnos motivados. Todos podemos tener días off, y además, siendo realistas, es difícil hacer siempre un trabajo excelente y con el 100% de las energías. Y es que a veces posponer la realización de una tarea puede aportarnos más enfoque o bien al contrario: luchar por acelerar un proceso puede hacernos ganar proyectos importantes.
Cuando falta el entusiasmo, la jornada laboral se nos hace cuesta arriba, nos sentimos estresados y culpables por no estar haciendo lo suficiente para avanzar en nuestra carrera.
Puede ser decepcionante sentir que no estamos a la altura de nuestras aspiraciones, sobre todo cuando hay trabajo importante por hacer. La velocidad, la eficiencia y la productividad son los factores que impulsan los resultados, y cuando nuestra energía no está alineada con nuestra ambición experimentamos una gran frustración.
Los efectos de la desmotivación sobre nuestro bienestar son numerosas: insomnio, mayor facilidad para caer enfermos o una disminución de la capacidad de concentración son algunos ejemplos. Y es que cuando nuestra salud experimenta un agotamiento emocional, la ansiedad y el pesimismo acaban por eclipsar nuestro estado de ánimo.
Para contrarrestar esta sensación, no debes caer en la rutina: con un poco de paciencia y reflexión puedes acabar identificando qué es lo que te está minando la energía. Up SPAIN, empresa especialista en la gestión de beneficios para los empleados, desgrana las 3 razones de tu desmotivación y propone soluciones para recuperar tu entusiasmo:
1. Estás atrapado en el bucle: «estoy ocupado»
Hoy en día, estar ocupado es un símbolo de estatus, una señal de que tu perfil es cotizado y demandado en el mercado laboral, pero no puedes dejarte llevar por esta sensación y estar perpetuamente en «modo de trabajo«. Ser accesible para todo el mundo, en todo momento y en cualquier lugar solo te conducirá al desgaste.
Operar bajo la ilusión que permanecer constantemente ocupado te está ayudando a avanzar profesionalmente puede ser contraproducente, ya que si no sucede te invadirá el resentimiento con el trabajo, tu jefe y compañeros de trabajo.
Para contrarrestar esta sensación, hay que priorizar y eliminar las tareas no urgentes, cosa que te permitirá invertir tiempo solo los trabajos que son realmente una prioridad. Otra recomendación de los expertos para empezar a desengancharte del «modo trabajo 24 horas» es liberarte de las responsabilidades que son en realidad trabajo de otro.
Practica decir «no» más a menudo. Trata de decir, «yo elijo a» en lugar de «tengo que hacerlo». Puede sonar simple, pero verbalizar palabras ayudan a proyectar tu realidad, y este cambio verbal sutil alude a la autonomía y elección personal, que alimenta la motivación. Es muy diferente decir, «elijo ir al evento de networking de esta noche» en lugar de «tengo que ir al evento de networking de esta noche.»
2. Invocas demasiado a la fuerza de voluntad: querer no siempre es poder
Convencerse a uno mismo para realizar una tarea gracias solo a la fuerza de voluntad es difícil y poco recomendable. Cuando la fuerza de voluntad te falla, céntrate en la creación de hábitos que hagan que el éxito sea inevitable. A menudo, empezar a trabajar en un gran objetivo o proyecto complicado es la parte más difícil, pero la más reconfortante, ya que una vez lo hayas puesto en marcha te será más fácil y alentador continuar.
El truco para mantener la motivación es crear pequeños hábitos que fomenten la productividad y te hagan sentir cerca de la meta. Si tienes una tarea de redacción difícil de abordar por ejemplo, céntrate en conseguir sólo la primera frase. Una vez se escribe la primera línea la ansiedad será menor.
También puedes tratar de desarrollar una rutina de calentamiento que desencadene una serie de acontecimientos positivos que te ayuden a coger impulso cada día. Por ejemplo, tal vez tu rutina particular sea prepararte primero un café y desayunar sano, o bien hacer 10 minutos de meditación antes de desplazarte al trabajo. Aunque no te lo parezca, estos pequeños hábitos diarios son una excelente manera de preparar tu mente para entrar en el estado de ánimo idóneo para el trabajo.
3. Estás emocionalmente agotado
Si eres de los que tienes problemas de insomnio después la jornada de trabajo, es probable que te encuentres entre el 70% de personas que actualmente se sienten emocionalmente desconectadas de la oficina.
Cuando se trata de determinar tu barrera de motivación nunca hay que subestimar tus necesidades sociales. Sentirte aceptado y útil en el trabajo es esencial para tu autoestima y motivación personal. De hecho, numeros estudios concluyen que la «seguridad psicológica» es el rasgo más importante que comparten los equipos de éxito. Suelen ser grupos caracterizados por la confianza interpersonal y el respeto mutuo, y además, suelen ser los más satisfechos y productivos.
Para reparar el agotamiento emocional, promueve las relaciones sociales en tu flujo de trabajo. Una manera fácil de empezar es aparecer cinco minutos antes en cada reunión e invertir el tiempo en una conversación ligera. Esta pequeña charla informal quizás no sea vital para avanzar en un proyecto pero sí para ir tejiendo relaciones sólidas con tus compañeros de trabajo.
Si eres responsable, trata de reavivar la motivación del equipo dando tareas ilusionantes y plantea objetivos compartidos. El liderazgo empático tiene mucho que ver con la capacidad para motivar personas.