Hace un buen tiempo ya que Motorola anda con dificultades. Debo confesar que me corre como un pequeño escozor.
Y también algo de dolor.
¿Por qué dolor? Por la sencilla razón que todo el desarrollo de la telefonía móvil no hubiese tenido sentido sin la innovación del primer celular creado por Motorola allá por 1983. El público hizo colas para comprarlo. ¿Podrá el gigante norteamericano repetir ese hito?
Pero expresar esa sensación de dolor no es el motivo central del artículo sino más bien ver que medidas esta tomando la empresa para recuperar el sitial perdido. Recordemos que Motorola ya no es más la número uno del mercado (actualmente es número 3) y que tiene millonarias pérdidas que se hacen mes a mes cada vez mayores.
Una de las medidas es despedir 3 mil empleados que se suman a otro tanto que ya fue despedido con anterioridad.
Además de ello planea escindir la división de telefonía móvil de las dos divisiones de negocios restantes.
Según los últimos informes financieros de la compañía, Motorola tuvo perdidas por $397 millones de dólares, una caída del 18 centavos de dólar por acción, comparado con los $60 millones de utilidades que tuvo en el mismo periodo del año pasado, la ventas de igual forma cayeron desde los $8.800 millones de dólares a los 7.500 millones de dólares, y las ventas de teléfonos móviles cayeron un 31% durante el año.
Desde mi punto de vista, y ante situaciones de extrema complejidad, las medidas deben ser de una simplificación absoluta.
Entiendo que recortes, despidos y suspensiones no son las herramientas más eficaces para fomentar el espíritu innovador en una compañía. Y solamente ese regreso a la fuente, es lo que va a reposicionar y salvar a Motorola.
Motorola necesita un éxito de producto con urgencia. Que el público hable de su terminal como en los últimos tiempos se ha hablado del iPhone. En definitiva los productos de éxito no son necesariamente los mejores productos (conozco decenas de celulares mejores que el iPhone).
Los productos de éxito son, sin embargo, los que logran instalarse definitivamente en el gusto del consumidor generando un movimiento de masa colectiva deseosa de poseer el producto. Con una viralidad imparable en distintos canales. Desde el boca a boca hasta Internet.
Para mensurar de manera aproximada el concepto anterior pueden ustedes comparar la cantidad de blogers que dedican su tiempo a escribir sobre los productos de Motorola en relación a quienes están ocupándose del iPhone. Una vez más la diferencia es radical.
El que fue número uno siempre tiene la oportunidad de volver a serlo.
Motorola solamente necesita un nuevo “ícono”. El último fue el Razr. No hay motivos para no encontrar uno nuevo. Como un efecto dominó, cuando ello ocurra los números de ventas mejorarán y las acciones de la compañía tendrán más aceptación.
Es encontrar un concepto único, distintivo, radical. El último “gran concepto” de la telefonía móvil fue la pantalla táctil.
El sucesor de la fiebre del iPhone será quien encuentre, materialice y ubique en el mercado el próximo gran concepto.
Para encontrar ese hito es condición necesaria, una sucesión de lanzamientos de productos hasta encontrar cual hizo blanco en la mente y el deseo de los consumidores.
¡Aguante Motorola! (perdonen ustedes la despedida de tablón).
• Prof. Germán Castaños. Creativo. Consultor en creatividad. www.ideavip.com.ar.
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