La copia puede ser tanto el inicio como la muerte de la creatividad. Su uso o abuso decide la fertilidad o la defunción de la misma.
Si Innovar implica tener una ventaja temporal, que dure unos partidos o toda una temporada, justifica cualquier esfuerzo. Y una ventaja temporal, tras otra ventaja temporal, justifica ventajas temporalmente ampliadas, ventajas que rozan lo definitivo.
El proceso de imitación es el inicio de un nuevo moldeo que puede termina en una creación única.
Porque la imitación es también el inicio de un camino. El deseo y la pulsión de hacer eso, lo del otro, pero como siempre el deseo es el de máxima individualización, deberíamos terminar otorgando atributos personales muy nuestros (como los atributos personales muy suyos del creador) que configuren desde el inicio copia el final de una originalidad
Copiar eternamente y con exactitud es una represión del yo, del nosotros, inaceptable en cualquier psiquis. Más tarde o más temprano surgirá una exteriorización del yo/nosotros dandoles atributos propios de nuestra individualidad/colectividad. El fenomeno de la copia como inicio de un camino es saludable, como inicio y fin es patológico.
La copia como fórmula creativa
La copia puede ser tanto el inicio como la muerte de la creatividad. Su uso o abuso decide la fertilidad o la defunción de la misma.
No se trata de la formula copia + pegar sino de una más amplia, generosa y productiva que se compone de copiar + (combinar, crear, recrear, imaginar, superponer, eliminar, recombinar) para después pegar.
La copia en su concepción más tradicional, como replica total y absoluta, es una declinación de las potencialidades. La copia, como método de inicio para finalizar en una copia creativa es una ampliación de las potencialidades. La copia total es moralmente ilegitima. La copia como inducción a adaptaciones creativas es moralmente aceptable y comercialmente viable.