En la sociedad del conocimiento los países que progresan no son los que tienen más recursos naturales sino los que cuentan con empresas que saben producir y distribuir el saber y la información. En los productos que fabrican no aparece, porque es invisible, el saber que los hace posibles.
Las ideas son como semillas o perlas a cultivar. Requieren creatividad, innovación y asociación con los nuevos recursos de la economía: el conocimiento, el tiempo y el trabajo en equipo. La especialización tiene sus riesgos: que el árbol tape bosque o enamorarse del bosque y no ver el árbol. Para el que sólo tiene un martillo todo le parece un clavo. A veces los árboles no nos dejan ver el bosque y en otras no podemos ver los árboles por culpa del bosque. Hay que plantar nuevos árboles sin descuidar el bosque que es la ecología que les permite nacer y crecer.
Netflix tiene 70 millones de usuarios y factura US$ 8000 millones al año, el doble que la cosecha de trigo de Argentina. De nada sirve tener recursos naturales si no sabemos extraerlos de la tierra y procesarlos. Hay que educar en función de la innovación, incentivar al emprendedor. La riqueza es el valor agregado por un trabajador o el capital de un empresario, que con su tarea, crea o fabrica algo que la gente desea.
Economía colaborativa
El aislamiento del especialista impide el resultado holístico que surge de la sinergia en la que el todo es superior a la suma de las partes, cuando éstas armonizan. La ciudad del saber, la fábrica de ideas, y de relaciones productiva es el lugar del encuentro en el arte de lo posible. Como si una mano invisible guiara la acción, cada uno, actuando en su propio beneficio, con la filosofía “si tú ganas yo gano” obtiene las ventajas de pertenecer a una red cooperativa. El individualismo produce costos innecesarios y evitables compartiendo los recursos.
La autogestión y la participación en organizaciones que estimulan el coworking hacen viable otras formas de materializar proyectos emprendedores con un coste mínimo de inversión, a la vez que colaboran en el fomento de la inteligencia social, que es “el capital intangible más importante que el hombre puede tener, ya que representa el valor de todas las relaciones que posee, su capital social
El significado del saber
Antes era un adorno ahora es un capital, que, al aplicarse sobre sí mismo genera nuevos saberes y su actualización permanente. Existen saberes instrumentales o facilitadores que se integran en una nueva metodología: la de aprender a aprender.
La economía del saber comprende la mejora continua de procesos y productos, la explotación del saber para desarrollar los nuevos y la innovación.
Lograr la productividad del conocimiento es un requisito para ser competitivo. Se puede producir saber y luego no saber aplicarlo y entonces sólo se lo guarda y etiqueta, quedando como decorativo, en cambio hay empresas que lo utilizan para producir nuevos productos y con alta tecnología. Se puede invertir en saber y no saber cómo convertirlo en éxito. Quedarse en la información pero sin convertirla en conocimiento. Japón importa el saber y sabe hacerlo productivo. La innovación es la aplicación del saber a la producción del saber nuevo y no es cuestión de inspiración de individuos solitarios. Exige un esfuerzo sistemático y organizado pero al mismo tiempo descentralizado y diverso, que es lo opuesto a la planificación central. Se trata del conocimiento de la gestión, de la aplicación organizada del saber al saber. Para eso hay que apuntar alto para resolver problemas importantes. El día a día vale, una mejora aquí otra allá, pero pensando siempre en producir una gran diferencia a largo plazo.
Las organizaciones y los especialistas
Las organizaciones persiguen fines únicos y precisos. Su objetivo es satisfacer a sus clientes y pueden actuar a contramano de los objetivos sociales. La organización no es como la familia, que es un fin en sí misma, la empresa gestiona el saber para influir sobre personas y cosas. No le alcanza con el conocimiento conceptual sino el actuar con una eficacia que atiende al objetivo y con una eficiencia que responde a la tarea. Trata de hacer goles y no sólo de jugar bien, sabe hacer. Organización y especialista se necesitan mutuamente.
Ocupar un lugar
Liderar las propias ideas, aprender a conocerse sí mismo, es la terapia en esta época de inseguridad provocada por la caída de los valores tradicionales. Ante la pérdida del seguro empleo de por vida a la japonesa, y ante la presencia de la globalización y la tercerización, la mejor respuesta es desarrollar un sano egoísmo que transforme a cada uno en “YO S.A.”. La clave ante la omnipresencia de la tecnociencias es saber ocupar un lugar. Estar en la red es estar en el mundo. Para ello hay que aprender a vivir en comunidad combinando los nuevos principios de solidaridad, responsabilidad, confiabilidad personal, no discriminar al diferente; con las nuevas herramientas de la modernidad.
El saber aplicado
¿Cómo transformar lo que se sabe en resultados? ¿Cómo evitar convertirse en ingeniero taxista? Mientras la educación enciclopedística insiste en correr detrás de la información, cada vez menos alcanzable por su crecimiento exponencial, lo que se requiere es aprender a aplicar el saber comenzando con la destrucción creativa y planificada de lo que se hace o mejora continua, tal como hizo Japón después de la 2da. Guerra Mundial imitando y perfeccionando los productos americanos que luego reexportaron al mundo mejorados y a menor precio.
Nada fracasa tanto como el éxito
El peligro del triunfo es la sensación de omnipotencia que provoca, sin comprender que lo único permanente es el cambio. Seguir haciendo lo mismo es sinónimo de fracaso futuro por la lógica de la competencia. Así el mundo imitó a Japón y su éxito disminuyó. Copiar es humano, crear y producir es lo divino. Con la globalización y los cazadores de negocios que buscan aplicaciones asesinas por internet, el que se queda esperando no sabe a quién, cuándo o cómo estará atacando su propio negocio. Lo importante es evaluar los resultados que se obtienen ya que realizando las mismas cosas siempre se obtendrán los mismos resultados que precisamente se quieren mejorar.
La productividad del conocimiento
Para lograrlo hay que aprovechar y explotar las oportunidades que genera el cambio y armonizarlas con las aptitudes que se poseen. La gestión demanda tiempo y equilibrio entre el corto y el largo plazo. Aplicar el saber al saber, a la sociedad y a la política es necesario para su productividad, aunque hasta ahora se lo aplicó a la economía, la tecnología y a la medicina.
Para aumentar el rendimiento de lo que ya se sabe hay que saber relacionar. Se sabe mucho más de lo que se pone en práctica y eso se debe a que no lo movilizamos a la tarea preguntando ¿Cómo lo podríamos usar? Sólo lo guardamos y lo etiquetamos. Adornamos la caja en la que se guarda pero no lo aplicamos al trabajo. La capacidad de la que se trata es la de saber relacionar una cosa con otra. Saber definir el problema y un análisis sistemático de lo que se precisa para resolverlo es más importante que su resolución. Siempre hay más ignorancia que saber a nuestro alrededor. Hay que aprender a relacionar y a sacar provecho del saber que se posee. Es una cuestión de resultados. Las ventanas de la innovación son:
Lo inesperado: un hecho inesperado puede ser síntoma de una oportunidad única. Un punto débil. Surge una oportunidad para el que lo advierte y desea solucionarlo. Lo incongruente: la discrepancia entre la realidad y lo que todo el mundo asume que es lo real. Cambios: en los mercados o en la demografía. Formas de ver: Ver los mismos sucesos desde otro punto de vista o disciplina. Nuevos conocimientos o tecnologías.
A tener éxito también se aprende
El secreto no es una fórmula mágica sino una mezcla de factores espirituales y racionales que se conjugan en la primera persona de los verbos creer y crear. Yo creo en fuerzas espirituales que me dicen que estoy hecho a imagen y semejanza de Dios y yo creo como capacidad de producir el futuro deseado. No limitarse a reaccionar ante lo que pasa, apuntar alto, sentir el placer por la excelencia, comparar planes y logros, visualizar los resultados, descubrir oportunidades. Como decía Pasteur “el azar favorece a las mentes preparadas”.
El factor psicológico del éxito es la autoestima : ¿me quiero mucho, poquito o nada? La autoimagen es una profecía que se autorrealiza y que condiciona la calidad de los proyectos que se encaran. El pensamiento positivo es básico ya que la mente tiene la capacidad autosugestiva de transformar en acto todo aquello que se decide a aceptar. La mayor riqueza del hombre son los métodos. La inseguridad de no saber cómo actuar genera mecanismos defensivos que provocan inseguridad y preocupación. Romper con las barreras y atreverse a arriesgar tiene su premio ya que el exceso de análisis produce parálisis. La visión clara del progreso deseado y el ocuparse en conseguirlo aumentan el poder. Como el hombre es un animal de costumbres, debe aprender a cambiar sus hábitos transformando en virtuosos sus círculos viciosos.
Aprender a aprender
La competitividad y el progreso dependen de saber usar la tecnología en el aprendizaje. Para eso se requiere la alfabetización universal y no la conformación de grupos de expertos y abrir la puerta del conocimiento venga de donde venga. La tecnología obliga a hacer cosas nuevas más que hacer mejor las viejas. El resto es cómo usar la tecnología. Para eso la escuela debe promover la motivación y la disciplina. Estar abierta para los que saben y para los que no saben, estar conectada con las instituciones de la sociedad, enseñar sustancias y procesos. Equipar al estudiante con las herramientas necesarias es el primer deber de la escuela. Practicar con el ordenador es mejor que repetir clases aburridas. La educación debe ir más lejos, competencia en el cálculo, ciencia, tecnología, idiomas, trabajo en equipo, confianza en sí mismo.
Aprender es una necesidad para toda la vida por eso hay que aprender a aprender, a que se sienta satisfacción por lograrlo y no miedo por el examen. Generar el deseo es lo más importante, conseguir resultados para crear entusiasmo, disciplina y persistencia. La clave de eso es descubrir la vocación y la aptitud. No es hacer más o menos bien lo que no nos interesa o para lo que no somos aptos sino de hacer excepcionalmente bien aquello para lo que tenemos condiciones y apoyarse en los puntos fuertes. Averiguarlo es lo principal en un docente, no remediar los puntos débiles. El ordenador libera al docente de la rutina y puede dedicarse a desarrollar el potencial de cada alumno y no a ser un auxiliar de la enseñanza. El reto es concentrarse en la práctica, en las aplicaciones del saber, en elevar su rendimiento, que conozcan el proceso, los conceptos, el diagnóstico, el oficio. Deben existir sistemas abiertos para aprender durante toda la vida. Cuanto más se sabe más se necesita aprender.
La persona instruida
El saber se encarna en la persona instruida. El saber siempre es de una persona, no de un libro. Ella lo posee, lo transporta, lo amplifica y lo enseña. Debe ser el arquetipo social porque el saber es el recurso básico en la sociedad que usa al presente para moldear el futuro.
La persona instruida es un ciudadano del mundo pero nutrido en sus raíces. Debe prepararse para trabajar en dos culturas, la del intelectual que trabaja con conceptos, ideas y palabras y la del hombre de acción que se dedica a gestionar, personas, cosas y trabajos. La organización el espacio para practicar el saber en los intelectuales, para el gestor es un medio para conseguir un fin. Ambos se necesitan mutuamente.
El equilibrio produce creatividad con orden, realización y misión. La persona instruida debe comprender de qué trata cada saber, qué hace, sus teorías, sus áreas de ignorancia, sus problemas y desafíos. Sin eso sería un arrogante intelectual. Todo saber se conecta con el resto de los saberes. El especialista tiene la obligación de hacer comprensible su saber. El máximo cambio será en el saber y en qué significa ser una persona instruida.
El modelo finlandés demuestra que el abc es la educación. Argentina es de un país donde reina la corrupción y uno de los últimos en educación. Finlandia es líder en educación y de los últimos en corrupción. Hace 15 años Finlandia era un país pobre, Argentina también. Pero creyeron que eran demasiado pobres para no invertir en educación e igualdad de oportunidades, e hicieron de ellas sus políticas de estado. Para la misma época Argentina tuvo la oportunidad histórica de hacer lo mismo pero se decidió por crear una Fábrica de pobres, la maldición de los recursos naturales fue traerle gobiernos populistas y los recursos que el mundo y el viento de cola le brindaron, después de su default económico, social y moral, fueron desperdiciados. El resultado es que en Finlandia ya no hay pobres y en Argentina se multiplican. En Argentina los ídolos son los ricos y famosos, en Finlandia las estrellas sociales son los maestros.
Poner las barbas en remojo
Tienes que ser rápido si quieres permanecer en el mismo lugar y para progresar deberías duplicar tu velocidad de aprendizaje. Ante la velocidad de los cambios apenas comprendes algo, desaparece. La seguridad laboral se diluye porque ahora te contratan por proyectos. Crisis como la del fabricante de sombreros que se fundió cuando dejaron de estar de moda, son cada vez más frecuentes. Mientras avanza la robótica y el desempleo, si no aprendes a anticiparte a los cambios puedes llegar a perder tu lugar en el mundo.
Dr. Horacio Krell. Director de Ilvem, mail de contacto: [email protected]