El cliente fidelizado o feliz, como yo prefiero llamarlo, es la clave para lograr una empresa sana y en crecimiento. Por suerte para transformar un comprador en un cliente feliz, sólo hace falta tener en cuenta 8 tips básicos:
Conozca a su cliente, pida sus datos. Lo ideal es poder tener la mayor cantidad de información con respecto a los gustos, deseos y necesidades de esa persona para poder personalizar al máximo la comunicación y las promociones. Lo importante es no hostigar con el pedido de información, sino que puede ir haciéndose en contactos periódicos.
Manténganse en contacto. Si ya cuenta con algunos datos, ¡póngase en contacto! Acá todas las estrategias son válidas, desde promociones de descuento, salutaciones especiales, juegos, etc.
Evalúe qué experiencia tiene el cliente en cada contacto con su empresa. Pida a familiares o amigos que sean «compradores misteriosos»; haga un relevamiento de sus vivencias e impresiones cuando: visitaron el local, llamaron por tel o les enviaron el producto.
Dedique parte de su tiempo a mejorar su producto/servicio. Establezca algunas horas a la semana para investigar e interiorizarse en nuevas tecnologías o prestaciones que le permitan innovar. Además pueden plantearse reuniones periódicas de creatividad con los empleados de la empresa.
Haga de la atención al cliente una política de su empresa. Establezca estándares de calidad y desarrolle normas sobre cómo debe ser atendido un cliente. Premie la vocación de servicio de sus empleados.
Valore el tiempo de los clientes. En un mundo donde prevalece la satisfacción inmediata y la ley de: «el tiempo es dinero», lo peor que puede hacer es dejar a los clientes esperando. Analice el proceso de compra para hacerlo más rápido y amigable.
Ante una queja; reconozca el problema, pida disculpas y explique cuales son las alternativas para solucionarlo. Cometer errores es humano. Un problema comunicado y solucionado a tiempo puede incluso ser valorado por el cliente. Lo importante es explicar cuál es el inconveniente y las formas de solucionarlo aunque representen una pérdida para la empresa.
Tiempo después de realizada la compra, pida a su cliente que evalúe la misma. A todo el mundo le incomoda ser juzgado, pero al realizar una pequeña encuesta a los compradores, se obtendrá una muy valiosa información sobre las fortalezas y debilidades de la empresa, como así también de las expectativas y necesidades de los clientes.
¡Haga crecer su empresa con clientes felices!