Es claro: el motivador necesita también motivarse. ¿Cómo lo logra? ¿Donde la encuentra? ¿Qué ejercicios hace? Te lo contamos en esta nota.
Hace un tiempo, mientras almorzaba en un restaurante de Buenos Aires de los considerados de muy buena calidad y precios razonables, mantuve una interesante conversación con el encargado del local. Venezolano de origen, con varios años en Argentina, lo he visto trabajar con una dedicación tal que, en el resultado ante el cliente, el gran equipo de camareros, personal de cocina, ayudantes, recepcionistas y adicionistas parece una orquesta bien afinada.
Por turno seguramente atienden a unos 300 comensales en dos locales, por lo que la estrategia y sincronización necesita estar bien afianzada para lograr mantener la reputación que tiene la marca hace más de una década.
F. se acercó y empezamos a dialogar sobre las claves para dirigir personas. En eso estábamos cuando apareció la pregunta: “¿Y quién motiva al motivador?”.
Es indudable que las personas con posiciones de responsabilidad dentro de todo tipo de organizaciones suelen tener algunas características que los hacen más aptos que a otros para asumir esos roles. Si bien hay personas que no cumplen la regla, por lo general en todo tipo de empresas y negocios se busca que en los puestos clave haya personas con conocimiento, velocidad de respuesta, liderazgo y habilidades de dirección.
Este es el caso de F., a quien se lo ve seguro de sí mismo, tanto compartiendo con los comensales como liderando el numeroso equipo, variado en edades, por cierto.
Algunas de los motivos por las que sólo ciertas personas acceden a posiciones como, en este caso, Gerente de una importante cadena de restaurantes, son:
1. Poseen un temperamento especial que facilita la resolución de problemas.
2. Son rápidos y les gusta trabajar.
3. Sostienen el enfoque en lo que hay que hacer.
4. No se dejan amilanar ante las dificultades.
5. Pueden cambiar rápidamente de ámbitos de interacción.
6. Manejan más de un idioma.
7. Toman decisiones en fracciones de segundo.
8. Cumplen con los estándares del servicio a su cargo, y, a la vez, resuelven imprevistos.
9. Tienen la última palabra en muchos aspectos que hacen a la excelencia de la experiencia que se desea brindar.
10. Poseen una auto motivación contagiosa, que es independiente de las características de su temperamento.
F., Ingeniero de profesión académica, ha descubierto que la gran cantidad de procesos que debió manejar en su carrera anterior le vienen como anillo al dedo para sistematizar la organización de los restaurantes. Desde esta perspectiva, ha podido hacer contribuciones valiosas para la empresa y los inversionistas.
A la hora de plantarse frente al equipo que lidera, reconoce que suele ser mucho más divertido y entretenido que en una conversación con un cliente, dejando su rictus un tanto formal con su gente, que lo diferencia de cuando aborda a los comensales para brindarles calidez en el servicio, ofrecer alguna cortesía o chequear que todo esté a su gusto.
Sin embargo, problemas hay en todos lados; y es allí donde el motivador necesita recargar las pilas para ir mucho más profundo en sí mismo, y propulsar su auto motivación.
El escenario ideal y la realidad
Cualquier empleado que no haya pasado por la experiencia de gerenciar un proyecto, o ser dueño, podrá decir, simplemente, que “el motivador debe ser motivado por la cabeza de la empresa.”
Esto no necesariamente es así en un entorno global, con negocios cada vez más diversificados, incluso funcionando a la par en diversos continentes, como es este caso gastronómico.
Es por eso que el líder elegido en cualquiera de las funciones clave de una organización, necesita tener como condimento indispensable la dosis suficiente de estima personal, reconocerse valioso, poseer una gran confianza en sí mismo y en el equipo, y, sobre todo, acceder rápidamente a las coordenadas de la auto motivación.
Esto vale también para cualquier miembro de una fuerza laboral: si todos necesitaran ser motivados en forma externa (exógena), los dueños o altos directivos no tendrían tiempo para gestionar, ya que una gran parte de su día se irá en motivar a las personas. Sin embargo, sin descartar ésta opción más que válida, las organizaciones buscan personas auto motivadas (motivación endógena), no sólo en posiciones de liderazgo de equipos, sino en todos los niveles.
¿Por qué? Porque las personas auto motivadas se desempeñan mejor; logran enfocarse de tal forma en los resultados, que muchas veces superan los objetivos; y, además, no están pendientes exclusivamente del reconocimiento externo para sentirse a gusto con su tarea.
Lo único que necesita una persona auto motivada es saber que su trabajo tiene propósito y sentido. Y esto se ve en el resultado final: si los clientes -en este caso del restaurante- están satisfechos, la misión está cumplida. Y tan sólo eso alcanza en este tipo de individuos para cargarse de la energía suficiente para seguir dando lo mejor.
Lo que pueden hacer los dueños o altos directivos con el motivador
Aquí van algunas cosas que pueden hacer los dueños de empresas y negocios para motivar al líder de sus equipos (y por extensión, el motivador con su gente). Por carácter transitivo, es altamente probable que esa corriente de energía llegue luego en cascada descendente a todos los otros niveles, buscando una mejora en el desempeño:
1. Felicite regularmente
2. Sostenga conversaciones valiosas
3. Desactive rápidamente los rumores
4. No dé lugar a entredichos o conflictos con el líder: resuélvalos rápidamente.
5. Ante errores, acepte que están dentro de los márgenes posibles.
6. Escuche al equipo lo que dicen sobre su líder.
7. Escuche al líder lo que dice sobre su equipo.
8. Proponga visiones alternativas, para ayudar a mejorar permanentemente.
9. Descubra qué puede hacer mejor su líder, y propóngale un desafío.
10.Comparta información estratégica de la marcha del negocio: sabrá apreciarlo y contribuirá de buen modo a resolver mejor los problemas.
Abecedario completo para que un motivador se auto-motive
¿Y qué puede hacer el motivador para auto motivarse cuando haga falta? Si viene un apoyo de los superiores será más que bienvenido; mientras tanto, este abecedario le proporciona recursos de la A a la Z para practicar cada día:
1. Sistematice procesos; hágalo por escrito. Comuníquelo claramente.
2. Chequee los cumplimientos. Ponga plazos concretos y tangibles.
3. Entregue feedback a su equipo; pida feedback de su equipo. Refuerce lo positivo antes de dar feedback negativo.
4. Cree rituales con su personal a cargo. Proponga alternativas ante conflictos.
5. Cuando observa situaciones de baja de calidad, o de motivación en ciertas personas, trabaje individualmente con ellas.
6. Realice alguna actividad por fuera del trabajo: un deporte, meditación, lectura, yoga, estudiar una carrera.
7. Amplíe su círculo social para estar conectado con otro tipo de realidades.
8. Desconecte del trabajo cuando comparta tiempo con su familia, pareja y amigos.
9. Pida consejos a personas de más experiencia.
10. Cree un grupo de Gerentes de actividad similar, y reúnase con ellos dos horas por mes, para intercambiar experiencias.
11. Busque lecturas para seguir mejorando.
12. No actúe en estados de emoción negativa.
13. Busque la serenidad, la misma que ya tiene cuando afronta situaciones con clientes.
14. Escriba una lista diariamente de las 5 cosas que hizo bien, y 3 que puede mejorar al día siguiente.
15. Mantenga la disciplina del equipo con firmeza, sin rudeza.
16. Si hay algo que necesita mejorar, busque los recursos o solicítelos en la empresa.
17. Contemple las situaciones en perspectiva.
18. Establezca un límite de gravedad de las situaciones habituales: por ejemplo, un semáforo; esto le ayudará a dimensionar realmente los problemas, y no se sobre implicará de más ni los magnificará.
19. Haga coaching, terapia o alguna disciplina de auto conocimiento.
20. Establezca límites a las personas conflictivas.
21. Busque un mentor para conversar periódicamente y analizar puntos de vista distintos. Enriquézcase con la experiencia de otros.
22. Cree la figura del tutor: enseñe lo que sabe a un principiante, y acompáñelo en su proceso de desarrollo dentro del negocio.
23. Duerma lo suficiente cada día, y aliméntese correctamente.
24. Tome notas de los temas principales: no los almacene en su memoria.
25. Revise los acuerdos con su equipo cada mes; y actualícelos si es necesario.
Con esta guía práctica podrá motivarse a un motivador. Recuerde: no todas las personas poseen este don; por lo que, si ya lo tiene, lo mejor es sacarlo a relucir. De esta forma, sus habilidades brillarán, mientras guía a su equipo y se nutre del brillo de los demás. Compartir y cooperar son las dos grandes claves del éxito de los líderes de hoy.