Mottainai es una frase ancestral japonesa donde mottai acentúa lo valioso y nai cuando se lo niega por mal uso o desprecio. La sociedad de consumo es una creación del capitalismo para colocar nuevos productos haciendo obsoletos rápidamente a los antiguos. Así se depredan los recursos naturales.
moUna PC podría ser útil por muchos años, pero siempre aparece un nuevo software que la envejece. En Japón dicen: ¡qué pena, debería aprovecharlo! Tomaron conciencia del problema.
Las 3 R. El concepto Mottainai se basa en reducir, reutilizar y reciclar. Después de la segunda guerra mundial Japón era un país destruido y EEUU creaba nuevos productos incesantemente. Japón los recicló aplicando las 3 R. Lo hizo reduciendo el tamaño de los productos made in USA con lo que rebajaron sus costos. Reutilizaron el modelo exportador americano, lo importaron, lo copiaron y luego lo superaron. Reciclaron las partes usándolas en nuevos artefactos o como repuestos para las reparaciones.
Mottainaizar. Como el hombre es el que puede crear un nuevo orden social habría que mottainaisar su cerebro para que incorpore la inteligencia ecológica y social. Una nueva educación debería reducir los contenidos de los programas de estudio, disminuir el hábito de memorizar los detalles de manera que resalten los mapas conceptuales y la generación de ideas creativas.
Como el conocimiento científico es interdisciplinario se deben reutilizar conceptos de una ciencia en otra para bajar el tiempo y el costo de las investigaciones. Así la cabina del avión fue utilizado como base para optimizar el quirófano de la sala de cirugía.
Como la victoria final se construye de pequeños triunfos es posible reciclar los éxitos y los fracasos para aprender tanto del triunfo como de la derrota. Edison inventó la lámpara eléctrica en su experimento número 1000, mientras tanto sacaba el máximo provecho de la adversidad como fuente de aprendizaje.
Si el sistema educativo discapacita, debemos cambiar la educación. Rejuvenecer el cerebro para que use de otro modo los recursos repercutirá en el campo social, para que las organizaciones civiles que se autosustentan apoyen la sostenibilidad de las que cumplen funciones vitales sin fines de lucro.
Gimnasia mental y social. El hombre educado con criterio social transfiere a las organizaciones y desde ellas a la sociedad, el concepto de que nada debe tirarse y que hay que guardarlo para usarlo después.
El occidental, en cambio, es adiestrado para tirar a la basura lo que no ve útil, no está de moda u ocupa mucho espacio. Esta falta de reciclado incrementa la contaminación residual
Por otro lado sostener la montaña de cosas que no se tiran y que no tienen utilidad inmediata es complicado por la obsolescencia planificada por el capitalismo y por los costos de su mantenimiento.
En Japón optan por vender barato lo que no usan. Para eso se reúnen los domingos en alguna plaza.
Los japoneses se obsesionan por la supervivencia. Su tierra tiembla; pasan su vida en islas volcánicas, amenazados por terremotos, tifones, nevadas y diluvios.
Japón -una isla que carece de materias primas y donde sólo un 25% de su suelo es apto para el cultivo – se convirtió, sin embargo en una fábrica flotante que abastece al mundo-. Acostumbrados a la privación y a las calamidades de la guerra, construyeron chozas con fragmentos de hierro, cartón y madera. Aceptaron su mala suerte y trabajaron ingeniosamente con cascotes y pedazos de metal extraído de las ruinas provocadas por los bombardeos.
El profesor Masaru Kitano, de la Universidad Meije de Japón afirma que el desarrollo económico y el crecimiento demográfico están llevando al agotamiento del planeta. Sugiere principios para evitarlo:
no explotar los recursos a mayor velocidad que la de su regeneración, proteger la biodiversidad y el ciclo natural, no producir elementos por encima de su capacidad de descomposición, evitar el mal uso y la distribución no equitativa de los recursos entre países ricos y más pobres.
Dos modelos de desarrollo. Hay que entender que el interés particular genera un modelo de desarrollo basado en los resultados, donde todo vale para mantener el alza la producción. El modelo ecológico, en cambio se fundamenta en fines sociales, que lo que se produce sea sustentable, que no se aniquilen los recursos naturales en pos de la ganancia de unos pocos.
Ambos sistemas coexisten y compiten, ampliando la brecha entre lo que se dice y lo que se hace e institucionalizando la crisis. Se habla del problema de moda pero mientras tanto los que sufren las consecuencias son los más vulnerables.
Somos parte de un sistema de consumo que derrocha los recursos. Todo vale: compre y tenga, use, tire y vuelva a comprar. Se trata de un sistema irracional que crea deseantes crónicos que ni siquiera disfrutan lo que tienen. Para sostener y sustentar el futuro debemos crear un nuevo mundo, que nos permita escapar de esta realidad incierta y apocalíptica, que sólo nos despierta cuando una catástrofe nos sacude y recién ahí volcamos toda nuestra solidaridad que hasta entonces aparecía dormida y ausente.
Dr.Horacio Krell. CEO de ILVEM [email protected]