La realidad es la única verdad
El fin del sueño americano se debe a los riesgos excesivos, a rebajar la cultura del esfuerzo, a la ingenuidad y a la avaricia. Durante 40 años se concentró la riqueza en creadores de valores ficticios y la economía real quedó atrás. Se sostuvo un consumo irracional, desligado de la capacidad productiva. La burbuja financiera se alimentó con tasas de interés muy bajas que pusieron los inmuebles al alcance de cualquiera. Mientras tanto los creadores de la burbuja se repartían ganancias fabulosas y el mundo se subió al Titanic de la globalización. Para sustentar la estafa las hipotecas se aseguraban con bonos, los gobiernos no hicieron los controles y nadie quiso ver la realidad. La ficción encandiló al planeta pero la realidad se hizo presente y la sospecha general pinchó la burbuja.
El mal capitalismo
El capitalismo sólo funciona con leyes justas. La frialdad en las relaciones humanas que provoca sólo puede balancearse con una vida ética que mantenga a la sociedad unida por valores. Pero sin frenos éticos la codicia se desbocó.
La crisis financiera es cada vez más violenta
Las líneas directas de ayuda están congestionadas y el asesoramiento psicológico tiene gran demanda. Muchos pierden sus viviendas y empleos. La crisis genera angustia crónica. Se sienten impotentes, en estado de pánico y piensan que no hay que proteger sólo a las corporaciones.
El fin del sueño americano
El capitalismo creó una fábrica de pobres que angustia con guerras y quemando recursos. Antes de la crisis, el 43,5 % de los trabajadores del planeta eran pobres y sólo el 49,9 % tenía empleo regular. Antes el petróleo abundante y barato permitía producir con grandes ganancias. En los 90, bajaron los salarios y hubo crisis del mercado inmobiliario. EEUU ofreció créditos para el consumo masivo. Luego el ahorro se hizo negativo, entonces inventaron el crédito hipotecario.
Las casas fueron como cajeros automáticos para conseguir dinero
La economía de EEUU quebró porque el pasivo financiero llegó al 116% del PBI. A junio 2007 el precio del petróleo llegó a 147 u$s el barril y la inflación dejó sin dinero a las familias.
La tercera revolución industrial
El petróleo escasea y no puede abastecer el crecimiento de China e India. Al superar los 150 u$s la inflación contrae la demanda. Esto anuncia el fin de la segunda revolución industrial, el costo de los combustibles se traslada a toda la cadena. La reserva de combustibles no alcanza para que mundo se reactive. Además el cambio climático erosiona la economía: 240.000 u$s costaron a EEUU Katrina, Ritaa, Ike y Gustav, entre otras desgracias. El cambio climático va destruyendo el planeta rápidamente. La única posibilidad es llegar a tiempo con sustitutos renovables, almacenamiento de hidrógeno, redes inteligentes de empresas de servicios, vehículos eléctricos, edificios inteligentes que generen su propia energía.
Yo creo
El fin del sueño americano se conjuga en la tercera persona de los verbos creer y crear: YO CREO. Para poder crear hay que tener buenas creencias, conocimientos y saber observar. Así nacen las buenas ideas. De visita en Alabama, Schulke veterinario de 71 años que pese a la crisis, está feliz. Años atrás, al pensar en su jubilación, optó por comprar una granja en Iowa en lugar de invertir en un fondo de pensiones. Hoy eso le permite vivir sin sobresaltos, a diferencia de lo que le sucede a sus amigos. Muchos creían en que la riqueza desbordaría de la copa de los ricos y caería sobre la sociedad.
Edison -el inventor americano más grande de todos los tiempos- dijo: un genio es un 10% de inspiración y un 90 % de transpiración. Su mente produjo mil patentes que convirtieron la actividad de inventar como entretenimiento en fuente de negocios. Él contaba con sobresalientes aliados en su compañía, también enseñaba a inventar.
Nada fracasa tanto como el éxito, por el cambio continuo
La destrucción creativa hace que el innovador supere al exitoso y al hacerlo promueva el beneficio para la sociedad. Pero los innovadores se volcaron a las finanzas, el gobierno rebajó los controles y se dedicó a la guerra, descuidando la economía real. No está todo perdido, no hay nada mejor que un golpe fuerte para cambiar el rumbo. La resiliencia es la virtud de aprender a salir de la adversidad. Lo que no te mata te fortalece. Ser optimista no es vivir de ilusiones sino de los recursos, de ver hacia donde va al viento y enfilar las velas en esa dirección. Para crear valor hay que tener buenas ideas. Crisis financiera, energética y climática provocan más pobreza. Si en lugar de en guerras se invirtiera en educación ya estaría en marcha la tercera revolución industrial que pasa por la educación de la mente. Ante el fin del sueño americano inventemos el sueño de un mundo mejor.
Dr. Horacion Krell. CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). [email protected]