Es un error creer que en el cuarto oscuro votamos racionalmente. El hombre ya recibió tres heridas históricas a su narcisismo y a su visión racionalista. Copérnico postuló que la tierra no era en el centro del universo, Darwin, que descendemos de los simios y Freud que nuestra conducta responde a factores inconscientes. La herida moderna es la supremacía de la tecnología sobre el hombre y el creciente deterioro de los sectores sociales más débiles.
Los humanos padecemos de racionalidad limitada. Nos dominan los impulsos, no sabemos qué queremos, no ponderamos nuestros objetivos ni fundamentamos por qué votamos.
No hay reglas de optimización. La irracionalidad se nota también en la aversión a la pérdida. Preferimos no perder 100 que ganar 100, una extraña asimetría. Para Pascal el corazón tiene razones que la razón no entiende. Einstein dijo que la imaginación importa más que el conocimiento. En la década1990-2000, se escaneó al cerebro mientras piensa.
El candidato es como yo. La decisión en el cuarto oscuro tiene un soporte irracional. La define la cara o la apariencia del candidato, se resiste al cambio aunque sea favorable, realiza inferencias como las de los chicos y hasta valora la ignorancia como una virtud.
En instantes el cerebro extrae datos que marcan una huella perdurable, no hay segunda oportunidad para la primera impresión. Los juicios de la niñez se mantienen en la adultez.
Los impulsos perversos fueron estudiados por Freud, son acciones que sobrepasan a la voluntad. Para ser socialmente hábiles controlamos los impulsos, gastamos energía para inhibirlos, inventamos estrategias para evitar los malos pensamientos, como el de la muerte.
Pero los impulsos perversos se cuelan al intentar evitarlos. El cerebro primero piensa en ellos y eso incrementa la posibilidad de que aparezcan. Lo que flota en la superficie de la consciencia se transforma a menudo en comportamiento.
Al querer desterrar una idea, ella retorna persistente, tal como lo revela un test rápido de asociación de palabras. El golfista sabe que debe evitar errores pero los comete bajo presión. El esfuerzo por ser políticamente correcto es traicionero, el intento de suprimir estereotipos, los hace más accesibles. De tanto controlar hay alivio en que pase lo peor. Es difícil explicar cómo es eso que uno mismo es el que acaba de arruinar su propia fiesta.
Los hemisferios cerebrales. El hemisferio izquierdo trabaja con palabras y conceptos, es racional, lógico y estratégico, avanza paso a paso. El derecho crea imágenes e ideas. Es emocional, hace lo que le gusta. Es intuitivo, las ideas le llegan de golpe.
El problema motoriza el pensamiento si se lo acepta y si está a la altura del intelecto del pensador, al que además le resulta atractivo y la posible solución técnicamente viable.
Solo no desaparece. Como dijo Sherlock Holmes: la voz del problema resuena reclamando su solución. Si no se resuelve la compulsión a la repetición promueve su eterno retorno.
La inteligencia es la capacidad de resolver problemas: comprender la situación, inventar la solución y actuar en consecuencia. El pensamiento cognitivo comprende, no busca la solución sino la causa. El pensamiento divergente inventa en una tormenta de ideas. Trabajar en equipo mejora la calidad, en época de especialistas nadie es dueño de la verdad.
Qué sociedades eligen mejores gobernantes. El estudio de las multitudes separa los factores que diferencian a las masas sabias de las irracionales:
Diversidad: cada persona aporta información privada. Independencia: su opinión no depende de quienes lo rodean. Descentralización: tiene una especialidad o un saber focalizado. Combinación: saben convertir los juicios privados en decisiones colectivas.
El pensamiento convergente busca la opción que conduzca del problema al camino de la solución. Es el tramo final. Antes hay que ver con claridad, no hay elección sin alternativas. La calma de las aguas es una metáfora del pensamiento de la primera fase que precede a la turbulencia y agitación de la segunda y al final en cascada que lleva a la solución. Como en el río hay remolinos, son los retrocesos y vaivenes del pensamiento. El tiempo se abrevia en cada tramo. A veces con un buen análisis la solución brota mágicamente como una burbuja. De la isla problema a la isla solución hay que cruzar el río con un plan bien ejecutado.
Los líderes se hacen. Los que dirigen el barco de un país deben tener clara la meta, monitorear lo que hacen y ser flexibles para cambiar y detectar si la falla en el objetivo, en el plan o en la acción. En el juego político se puede ser jugador o espectador, el ganador es el que una vez que decide logra que las cosas ocurran, obviando todas las excusas.
Para influir sobre el votante hay que conocerlo. Muchos hablan tanto que no lo escuchan. Hay que concentrar la atención en su entorno y convertirse en su espejo, como si los dos fuesen uno. Debe empezar el discurso con una verdad compartida. Las creencias suelen ser distintas pero siempre hay un mínimo para acordar. Si alguien hizo algo lo puede repetir. Hay que intentar que reviva esos momentos asegurando el anclaje. Si tomó la decisión de votar en el pasado, averiguando sus pasos mentales y su criterio decisorio, se puede ordenar la exposición para motivarlo. Las personas dejan huellas de sus decisiones. Hay que descubrir lo que valoriza y la secuencia mental para presentarle los argumentos.
Un pecado de la memoria es que puede ser sugestionada. Hasta se puede crear una falsa identidad como en el caso de los desparecidos o el lavado del cerebro. El cerebro es manejable por terceros, por eso conviene aprender a comandarlo sabiendo cómo funciona y cómo optimizarlo. Hagamos un ejercicio de sugestión, responda rápido a cada pregunta : ¿De qué color es la nieve? , ¿de qué color es la heladera?, ¿de qué color es el lavarropa? ¿ qué bebe la vaca?. …………… Respuesta incorrecta: leche, la vaca bebe agua.
No pienses en un elefante. Dile a alguien: «no pienses en un elefante» y pensará en él. El “no” activa un marco basado en la experiencia. Las palabras no son inocentes, movilizan estructuras que operan contra la voluntad. El pensamiento no es libre, procede según guiones que prevalecen y hasta ignoran los hechos que están a la vista.
El líder que domina el lenguaje de la lengua y del cerebro gana el debate. Si desea que su interlocutor no piense en el elefante lo aparta del discurso. Sabe que la mente procesa en positivo, y que al decirle «no pienses en», necesita imaginarlo para entender. El “no” produce el efecto contrario al que se desea obtener. «No fumes» genera el deseo de fumar. Lo ideal es expresar la intención en positivo: «Respira el aire puro».
Hay que desarrollar un pensamiento que desafíe los caminos trillados, variando las acciones se logran resultados diferentes. No se puede mejorar haciendo más de lo mismo.
Para el pensamiento lateral la solución es hacerlo diferente. Las ideas dominantes marcan el recorrido, sin transgredirlas no hay cambio. El pensamiento lateral saca al cerebro de la lógica y de la comodidad. “No pienses en” es la metáfora del cerebro dormido, debemos crear cerebros creativos. Somos gigantes dormidos que usamos tan solo el 10% de nuestra capacidad. El sentido de educar es desarrollar el potencial. Dejemos a los genes en paz.
El engaño del populismo. La maldición de muchos países ricos, es la maldición de sus recursos naturales. Los que dirigen crean sociedades populistas y nivelan para abajo.
El populismo es la democracia de los ignorantes. Se apropia de los recursos con una publicidad engañosa. Convence a las mayorías que el progreso, la justicia y el mañana son eso que ellos hacen y defienden. Certifica la ley del mínimo esfuerzo. No busca el reparto equitativo, sino la dádiva. No es la sociedad o el Estado, es el populista quien regala. Recaudando indebidamente aportes forzosos crean el capitalismo de amigos. La solución para lograr una verdadera democracia la dio Sarmiento: hay que educar al soberano. Un pueblo educado no puede ser engañado. El cuarto seguirá oscuro mientras predomine la ignorancia. La ignorancia es la noche de la mente, una noche triste y sin estrellas.
Votemos por el loco. La reciente crisis en EEUU, con Obama implorando a los republicanos para evitar el default, es como la lucha de los elefantes machos en el apareamiento donde gana el más loco. La racionalidad de los políticos está sobrevaluada.
El Tea Party convenció a Obama que eran desquiciados que no podían negociar reglas aceptables. Muchos líderes con patologías mentales graves, también logran el voto de multitudes enfermas, como explicó Freud en Psicología de las masas y análisis del yo.
Otros líderes son locos pero no estúpidos. Imitan la psicología del mono macho rhesus que eleva su estatus en su sociedad matriarcal cultivando una base de seguidores antes de la pelea. Finge ayudar a los demás pero se ayuda a sí mismo asociándose con los poderosos y participando solamente en batallas seguras.
La lucha entre locos reales y locos por conveniencia en sociedades enfermas de consumo e ignorancia fueron creando un mundo peligroso en el cual nos cuidamos tanto de los que dirigen como de los conciudadanos. Vivimos en un peligroso “sálvese quien pueda”.
Dr. Horacio Krell director de Ilvem, contacto [email protected]