Pregúntele a un conocido si conoce cuál es su nivel de velocidad y comprensión en la lectura. Probablemente le contestará que no. La mayoría de las persona sólo saben cuando comienzan a leer un libro pero no cuando lo terminarán. Esta forma de leer no es estratégica.
El lector que mide su rendimiento utiliza una fórmula sencilla para calcular su tiempo de lectura: divide la cantidad de palabras estimadas del texto por el PLM (palabras leídas por minuto).
Sabiendo cuando tardará en leer podrá decidir en cuántos días leerá el texto y de este modo planificar eficazmente sus exámenes, tareas y presentaciones.
Cualquier lector puede dar un formato estratégico a su lectura conociendo su nivel actual. Para eso y como dijo Platón «el comienzo es la parte más importante de cualquier trabajo”.
Visitando http://www.ilvem.com.ar/img/demostenesweb.swf y siguiendo las instrucciones conocerá su nivel de velocidad y comprensión.
El segundo paso será aprender la técnica de lectura veloz, con la que logrará triplicar como mínimo su rendimiento. Para observar las diferencias metodológicas entre un lector rápido y un lector lento ingrese a http://www.ilvem.com.ar/shop/otraspaginas.asp?pagina=286
A continuación describimos el mecanismo de lectura de un lector lento:
La técnica de la lectura veloz
A continuación describimos el proceso de lectura de un lector tradicional:
VISUALIZACIÓN. Recepción visual de la información a través de sílabas o palabras sueltas.
FONACIÓN. La información pasa de la vista al habla (articulación oral consciente o inconsciente).Implica tiempo desperdiciado por los habituales vicios de vocalización y subvocalización.
AUDICIÓN. La siguiente etapa que recorre la información: del habla al oído (sonorización introauditiva, generalmente inconsciente). Es otro paso innecesario que frena la velocidad de la lectura.
CEREBRACIÓN. Oído-cerebro: integración de los elementos que van llegando separados. Tardía culminación del proceso comprensivo en el modo de lectura común lenta.
LECTURA VELOZ
CAPTACIÓN DINÁMICA Y LECTURA MENTAL DIRECTA.
Visualización global –varias palabras o frases enteras- y su integración cerebral totalizadora –sin solución de continuidad- que permiten una mayor concentración y una vía de lectura más rápida y comprensiva.
Ejercicios visuales.
A través de ejercicios visuales y mentales se suprimen las etapas – A B C D- y se accede al modelo directo A que permite leer y comprender en un proceso único.
La intermediación parasitaria, por la vocalización y la introaudición, exigen un esfuerzo cerebral que aumenta la distracción y crea la barrera del sonido, ya que no se puede hablar o escuchar a más de 100 palabras por minuto.
El bajo rendimiento se debe al crecimiento exponencial de la información y la consecuente escasez de tiempo. Como el día tiene 24 horas, y eso no se puede modificar, lo que se necesita es cambiar el modo de leer.
En un breve período se accede el estilo de lectura mental directo (vista-cerebro) que mejora notablemente la velocidad y la comprensión.
Ampliar el campo visual en la lectura
La técnica convencional obliga al cerebro a realizar y coordinar excesivas pausas y detenciones, porque así se lee como se escucha. Al interpretar la palabra escrita por sus letras o sílabas, recién se puede comprender su sentido al terminar de leerla.
Esta forma de leer se llama tubular porque enfoca el texto como si alguien pretendiera mirar el mundo por un tubo: “no comprendería nada”.
Los ejercicios de ampliación del campo visual global permiten leer varias palabras por golpe de vista sincronizando el campo central más reducido y nítido y el periférico más amplio pero difuso.
Leer un material sin sentido reduce la visión.
Veamos este ejemplo:
Sin sacar la vista del punto superior intente leer la mayor cantidad de letras:
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M R L D O R W Q M O K T E T Y Z
Ahora pruebe intentando leer más palabras:
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ESTUDIO CARA MODA LEYES
Y luego con esta frase:
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LA GUERRA DEL GOLFO
Observe como el sentido de la frase, que se genera al leer una unidad de pensamiento, amplifica su campo visual y su comprensión.
Aprender a usar el cerebro
El ejemplo muestra que no se lee sólo con los ojos, el cerebro es el director. Ante una frase cortada al final del renglón como “el día estaba nu…..”
el resto se puede anticipar por información visual, es decir continuando con la lectura, o bien por anticipación, conociendo la sintaxis que limita la elección, o por la semántica que aporta el significado probable de la palabra. La lectura es predecible porque el lenguaje también lo es. El proceso lector implica crear hipótesis previas sobre lo que vendrá y la comprensión consiste en comprobar esa predicción. El aprendizaje es el cambio que se produce en la memoria cuando se incorpora un elemento nuevo.
Como el cerebro es el director del aprendizaje, y los métodos son sus facilitadores, el dominio del sistema de lectura veloz abre la mente hacia una comprensión superior y mejora la calidad porque actúa como propulsor del aprendizaje, concordante con el consejo implícito en la frase de Newton: “No soy un genio, estoy parado sobre la espalda de gigantes”.
Para subrayar la importancia de la lectura en la conformación de la personalidad, Borges dijo que “somos lo que somos por lo que leemos”.
La concentración en la lectura
En la lectura lenta: el cerebro ocupa tan solo el 10 % de su capacidad. Mientras tanto, la parte inactiva actúa por su cuenta haciendo perder la concentración.
Los distractores son ladrones de tiempo que obligan a los ojos a retroceder provocando continuas regresiones. Los distractores pueden ser estímulos externos (ruidos, teléfono, etc.) o internos (ideas parásitas, divagues, recuerdos, etc.). Sin embargo, los distractores externos son internos disfrazados ya que provienen de no saber cómo enfrentarlos.
La mente es por naturaleza vagabunda y salta de una idea a otra cada 12 segundos. Por lo tanto, en una hora se producen alrededor de 300 dispersiones.
Baja ocupación de la mente. El lector lento se asemeja al conductor que maneja un auto muy despacio: comete errores porque divide su atención entre numerosos estímulos (la radio, conversar con el acompañante, etc.).
Alta ocupación de la mente. En cambio, el conductor veloz no se distrae ni un segundo y su mente se dirige el 100% a la actividad que está realizando.
Los accidentes de tránsito son provocados por fallas de concentración y son una de las mayores causas de muerte en las rutas. En el estudiante producen estrés y fallas en la administración del tiempo.
Burn out o cerebro quemado.
Si al perseguir un objetivo la mente se dirige simultáneamente en otra dirección, el esfuerzo y el cansancio se multiplican y se pierde energía.
Se destinan horas a lo que se podría lograr en minutos. En lugar de manejar a la mente, la mente gobierna, limita y condiciona.
Cuando se usa el 100% de la capacidad: la distracción disminuye. El que se ocupa aumenta su campo de influencia y de control, mientras que la preocupación que genera la distracción es paralizante.
La velocidad que se obtiene eliminando intermediarios onerosos (como repetición labial, escucha mental de las palabras, etc.), permite un pasaje directo del ojo al cerebro y contribuye a eliminar la distracción.
Cuando se pretende usar la fuerza bruta de la voluntad para dominar a la mente, lo que se intenta reprimir, es decir el obstáculo, aparece como una atracción fatal provocando una fijación negativa en ideas parásitas y con el tiempo, se llega al burn out o cerebro quemado
A diferencia, la concentración perfecta hace concordar la intención y la acción, en un estado de flujo donde el logro se alcanza sin esfuerzo.
El secreto consiste en dejar de admitir los vicios y programar el cambio con la PNL –programación neurolingüística- , que consiste en elegir el futuro que se anhela y sostener la ruta seleccionada. Para lograrlo, es imprescindible contar con una metodología intelectual ya que los métodos son la mayor riqueza del hombre. Educando la mente la concentración hará la diferencia.
Así reemplazará la fuerza bruta por la calidad total y mejorará también la memoria, la capacidad de comunicación y la inteligencia.
La historia del cerebro
Hace millones de años nos pusimos de pie, las manos transfirieron a las piernas la locomoción y nos alejamos del contacto directo con la naturaleza. La boca ya no tomó el alimento, el cerebro se aplanó, la vista se convirtió en el sentido intelectual y las manos fueron los órganos ejecutivos del cerebro.
Hace miles de años tallamos el alfabeto en el cerebro, eso nos brindó una formidable capacidad de comunicación que ninguna especie posee.
En 1455 Gutemberg expandió ese poder con la invención de la imprenta. Con el libro nacieron el periodismo, las naciones y hasta la democracia.
Según la ley 80/20 de Pareto el 20% de los factores de un problema provocan el 80% de los resultados. La capacidad de lectura es ese 20% más importante de nuestra capacidad que nos permite obtener el 80% de los resultados.
Aplicando la palanca de Arquímedes sobre los pocos vitales potenciamos nuestros recursos para emprender con mayor éxito y con menor esfuerzo nuestro proyecto de vida. El poder inteligente es querer con eficacia.
Dr. Horacio Krell, es el Fundador y CEO de Ilvem, entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples. Su correo es: [email protected]
me parece que la mayoría de lecciones en lo que respecta la Lectura Rapida se basa en dos fundamentos básicos: las habilidades básicas de cada persona al leer, sus gustos
muchisimas gracias por este articulo tan completo me gusto todo lo que lei y se que hay mucha gente la cual dira lo mismo