Se dice que alguien con buen olfato es inteligente, sin embargo el hombre al ponerse de pie, se alejó de la tierra, desarrolló el intelecto pero perdió parte del olfato de su vida animal. En esta nota veremos cómo podría recuperarlo.
“En búsqueda del tiempo perdido” – la novela de Proust el personaje a moja un biscocho en una taza de té, entonces el olor y el aroma lo conectan al pasado. Estos estímulos agradables o signos analógicos de la realidad que representan se colaron hasta acceder a ciertos recuerdos inaccesibles a la conciencia.
El olfato hacer cambiar el sentido a la percepción porque es leído directa y velozmente por el sistema emocional. El olfato se deterioró cuando la bipedestación alejó al hombre de la tierra, el cerebro cambió: la boca delegó en las manos las tareas ejecutivas, amplificó la visión y desarrolló el lenguaje.
El olfato atrajo emociones lejanas y profundas al área analítica de la corteza cerebral dando lugar al proceso del recuerdo. Estas memorias, más estas palancas que las ponen en movimiento, son claves al momento de decidir.
Buen olfato e inteligencia
El buen olfato es el detective del cerebro. Si faltan datos, la nariz genera pistas, reconoce peligros, detecta alimentos en mal estado o pérdidas de gas invisibles. Los creadores de perfumes reconocen el olor de miles de productos químicos. Son artistas con buen olfato. La imaginación, la memoria y el talento hacen la diferencia. La química hizo que la perfumería se hiciera arte creando olores artificiales. Usando el diccionario olfativo, el cerebro incuba, y la creatividad imagina conexiones. El creador inventa algo que corresponda al momento sin quedar pegado a lo existente.
Procesamiento de sensaciones
El patrón primario del buen olfato llega a una región de reconocimiento, y luego a otra superior, donde la identidad está codificada. Los datos perceptivos viajan y crean una impresión comprensible.
El retorno, – el feedback- está basado en la experiencia y define la percepción. La realidad desde el punto de vista humano es interpretación.
Esta construcción cerebral del suceso explica la potencia de los placebos y de los nocebos ( que pueden enfermar), del coaching conversacional y de la meditación. Es que La mente tiene capacidad autosugestiva: si se convence al nivel más alto, los datos transmitidos por los sentidos ni se considerarán. Esto explica la hipnosis como el proceso en el que la sugestión invade la realidad. No es que los sentidos reciben y el cerebro construye, sino que agrega experiencia y creatividad. Si imagina algo diferente, esto es diferente para él.
El problema de la memoria
En 1942, Borges escribió “Funes el memorioso”, quien luego de un accidente fue capaz de recordarlo todo. En 2006 en California se constató que una mujer de 40 años, AJ, tiene una memoria idéntica a la de Funes, capaz de recordar cada momento y detalle. "Siento todo de una manera tan intensa que me causa dolor”. Borges describe a Funes: "los recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, olfativas. Podía reconstruir los sueños y un día completo; pero así se perdía el día entero”.
Las personas comunes sufren la curva del olvido que pasa por el cerebro borrando casi todo cada 8 horas. Somos como computadoras con áreas interconectadas que acumulan recuerdos prácticos. Sabemos cómo ir al trabajo, pero no recordamos hacia atrás. AJ confesó que su memoria no la ayudó en la escuela y que recordar a veces es muy duro. Borges supone que Funes no sabía pensar: “pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes, no había sino detalles, casi inmediatos”.
Perdimos el buen olfato
Vemos al mundo con ojos y oídos sordos al olor, como si fuera algo vergonzoso. Sin embargo el olor tiene poder: la bocanada de tabaco de una pipa, una fragancia; evocan de inmediato los recuerdos. Escritores y artistas se maravillaron de su calidad y persistencia. Para Proust no fue la vista del biscocho lo importante. "Cuando nada más subsiste del pasado, después que la gente ha muerto, después que las cosas se han roto y desparramado, el perfume y el sabor de las cosas permanecen en equilibrio mucho tiempo, como almas resistiendo tenazmente, en pequeñas y casi impalpables gotas de su esencia, en el inmenso edificio de la memoria".
Cambiar el sentido
¿Por qué no educamos una mente completa? Médicos y psicólogos comienzan a darse cuenta que no alcanza con dar recetas y tratamientos. Hay que bajar la información científica a la gente, para que aprenda entrenar su cuerpo y su mente. La mejor manera es brindar buena educación cambiando el sentido intelectual por un sentido multisensorial. Hay que enseñar a respirar y a codificar los olores de la vida para desarrollar el buen olfato como un miembro calificado del equipo intelectual.
Horacio Krell. CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Contacto [email protected]