El espíritu innovador de las pequeñas y medianas empresas, dinamiza el mercado generando millones de puestos de trabajo. Sin embargo, el 80 por ciento de ellas no sobrevive luego del segundo año en la Argentina.
Si bien los emprendedores se centran en ofrecer un producto exitoso, pasan por alto otras cuestiones en la vorágine diaria. Lo bueno es que siempre podemos hacer algo al respecto.
El primer paso es Planificar. Las claves de esta etapa son:
- Entender dónde está situada la empresa en el mercado: conocer el contexto y sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.
- Implementar un modelo en que los líderes pasen de ser héroes y tomadores de decisiones a facilitadores para poder desarrollar a quienes los acompañarán.
- Confiar en el equipo sin generar miedo.
- Definir un organigrama con las responsabilidades y sectores claves, y comunicárselo a todos los integrantes.
- Implementar una metodología de planificación que ayude a compartir con todos los empleados el propósito de la empresa, y cómo debe hacer cada uno para cumplirlo.
La segunda etapa está dedicada a la implementación del plan. Para ello, es preciso:
- Promover una nueva co-cultura (cultura de compartir) a medida de la empresa.
- Trabajar en equipo.
- Potenciar el talento individual.
- Tratar al cliente como la parte más importante de la empresa.
- Diseñar los procesos a prueba de errores, documentarlos y comunicarlos para que cada uno conozca sus responsabilidades.
- Capacitar a la gente con herramientas que les permitan cumplir los procesos tal como se diseñaron y que sean capaces de mejorarlos.
- Considerar al proveedor como un socio de largo plazo.
- Considerar a los afectados por su empresa también como socios. Identificarlos, analizar el impacto sobre ellos, tomar acción cuando sea necesario y comunicar las acciones.
La verificación es la tercera etapa y sus claves son:
- Diseñar un tablero con objetivos compartidos por el personal y la dirección, basados en el plan estratégico.
- Medir los resultados reales, en el mismo puesto de trabajo si es posible, para poder ayudar a los empleados a tomar acción en el momento.
- Analizar los desvíos y sus causas con el equipo, tanto con quien realiza el proceso como con quien lo controla.
FInalmente, el último escalón es analizar la evolución para garantizar la mejora continua e innovación de la empresa. Para eso es necesario: :
- Perfeccionar el sistema proyecto a proyecto, instalando la nueva co-cultura.
- Facilitar la automejora ofreciendo capacitación al personal.
- Promover y celebrar la innovación.
Volver a revisar continuamente el contexto y las dimensiones internas que componen el valor de la empresa para seguir mejorando.
Luciana Paulise, directora de Biztorming y autora del libro “SOS Pymes, 20 claves para potenciar tu empresa”