Llevo 20 años siendo empresaria y algo importante que he aprendido en estos años es que, el factor fundamental de que un negocio tenga éxito o no, es el equipo que lo gestiona. A veces, los emprendedores nos centramos demasiado en el producto y en su comercialización y no le damos la suficiente importancia a implicarnos en el proceso de selección y contratación del equipo.
También he aprendido en mi vida profesional que “hay que contratar despacio y despedir deprisa”. Esto significa que, como emprendedores, tenemos que dedicar mucho tiempo y energías al seleccionar el equipo que nos va a ayudar a llevar a nuestra empresa adelante. Y que, cuando alguien no funciona por mala actitud, lo mejor es despedirle cuanto antes porque la gente no suele cambiar.
Dicho esto, el otro día leía un post de Sam Altman en el que daba unos consejos muy prácticos sobre “cómo contratar en una startup” y que voy a completar con mi propia experiencia.
Estos son mis 10 consejos:
1.Dedica más tiempo a la contratación del equipo
Lo que está claro es que los emprendedores o fundadores tenemos que dedicarle mucho más tiempo al proceso de selección de nuestro equipo. Por lo menos, tenemos que dedicarle un tercio de nuestro tiempo. Las compañías que llegan a ser geniales, ¡es porque tienen gente genial!
2.Define muy bien el puesto de trabajo
Cuanto mejor definido esté, más se ajustará la persona que contratemos al mismo. Para ello, es muy útil que el emprendedor realice ese trabajo previamente (si es posible técnicamente) para saber lo que se necesita exactamente.
3. Busca siempre gente inteligente, efectiva y flexible
Como dice mi buen amigo @JuanjoAzcárate, necesitamos “SOPOPROS”: gente que proporcione SOluciones, NO PROblemas. Es mucho más una cuestión de actitud, no de aptitud. La mayor parte de cosas se pueden aprender con la mente abierta pero la actitud es difícil cambiarla.
En un proceso de selección, es muy útil preguntar al candidato cómo resolvería un determinado problema para saber si es una persona que encuentra soluciones. Pídeles que preparen el ejercicio de lo que harían su primer mes de trabajo. Ese ejercicio te dará pistas de cómo es la persona.
4. Busca gente que haya demostrado éxitos y logros en el pasado
Si han conseguido éxitos en el pasado, es muy probable que también consigan éxitos en tu empresa. Además de preguntarle a los candidatos sobre lo que han logrado en sus anteriores trabajos, a mí me gusta preguntar en los procesos de selección: ¿has tenido suerte en la vida? Porque al final, la suerte se atrae y te suele pillar trabajando. Es decir, la gente cuando es positiva y trabajadora, atrae la suerte.
5. Busca y comprueba las referencias
Esto es importantísimo. Las personas que han dejado una muy buena reputación en sus pasados trabajos, es fácil que también hagan un trabajo positivo en tu empresa. Y viceversa…
6. Contrata a gente que te guste
Más que una entrevista, debe ser una conversación. Si no aprendes nada durante la entrevista o te aburres, ¡¡malo!! Estamos muchas horas en el trabajo y los principios son difíciles, por lo tanto, el estar rodeados de gente positiva, agradable, con la que nos llevemos bien, es vital para superar los momentos difíciles.
7. Haz las entrevistas de finalistas acompañado de la gente vital de tu equipo
Cuatro ojos ven más que dos y ocho ojos ven más que cuatro. Haz que tu equipo se comprometa con la selección. La selección del candidato final debe ser unánime.
Siempre que hemos seleccionado un buen candidato en la empresa, ha sido fruto de una entrevista de las cuatro personas más importantes de la empresa y en la que los cuatro hemos coincidido en quién era el candidato ideal.
8. No limites la búsqueda a personas que buscan trabajo
En general, el candidato ideal suele estar trabajando. Tendrás que aproximarte a él y conquistarle. Yo para ello uso Linkedin para encontrar el candidato perfecto, esté trabajando o no. Le contacto y directamente le cuento el proyecto para ver si le interesa y comenzar a hablar. Es una misión que consiste en conquistar al buen candidato y para ello, nadie mejor que el fundador en lugar de headhunter externos. Ten muy en cuenta que no hay nadie mejor que el fundador de la empresa para transmitir la pasión por el proyecto.
9. Contrata a gente diversa pero con tus mismos valores
La diversidad de opiniones y puntos de vista son muy buenos en una startup pero la diversidad de valores, no. Es vital que el equipo coincida en valores para establecer la cultura de la empresa.
Por ejemplo, trabajar en una startup es incompatible con gente a la que le gusta vivir muy bien, ganando mucho sin trabajar mucho. La gente que viene de puestazos en grandes compañías multinacionales no se suele adaptar bien a los escasos medios que tiene una startup. En cambio, gente que viene de startups, acostumbradas a pocos medios, salarios no muy altos y muchísimo trabajo, es muy posible que se adapten mejor.
A mí me encanta trabajar con gente que ha intentado emprender pero que, por las razones que sean, no han salido bien sus proyectos. Ellos, más que nadie, saben los sacrificios que tiene que hacer un empresario para sacar su empresa adelante. Siempre te comprenderán mejor que otros que no tienen esa experiencia.
10. Despide rápido
No puedes tener a gente con valores contrarios a los tuyos ni a a gente mediocre. Nunca he conocido a fundadores de startups que, al principio sepan despedir rápidamente. Aunque también, nunca he conocido a fundadores de startups que, al cabo de los años, no haya aprendido esta lección.
Hay veces que nos equivocamos en la contratación. En el momento, en que nos damos cuenta, es mejor despedir rápidamente en lugar de intentar que la persona cambie, porque casi nunca sucede.
Y por lo demás, ¡os deseo buena suerte! La contratación es un trabajo muy duro, pero muy importante. Y no nos olvidemos que tan importante como contratar, es mantener al equipo contento y satisfecho con su trabajo. Para ello nada mejor que mantener reuniones periódicas con el equipo para asegurarnos que las personas están bien y se sienten importantes. Si nuestro equipo es genial, ¡nuestra empresa será genial!
Elena Gómez del Pozuelo