Es usual que al momento de comenzar un negocio una pequeña empresa saque un crédito, que con el mismo compre maquinarias y alquile inmuebles y que además proteja a estos adecuadamente registrando y asegurándolos.
La empresa invierte mucho dinero, tiempo y dedicación en publicidad con la finalidad de dar a conocer los productos o servicios que ofrece, para posicionar su marca y fidelizar así su clientela con el objetivo de lograr que la gente asocie su marca con los mejores productos o servicios al mejor precio y calidad y que de esta manera los vuelva a adquirir.
Si bien al momento de comenzar el negocio no se sabe con exactitud que dimensión alcanzara el mismo, un día nos encontramos con que necesitamos actualizar y adquirir más maquinarias, y si pueden ser de última generación mejor, comprar o alquilar mas inmuebles para expandirnos: nos damos cuenta que crecimos. Se abre una nueva etapa y se nos presentan nuevos negocios y oportunidades: nos ofrecen franquiciar el negocio.
Es recién en este momento que nos damos cuenta que nuestra marca, en la que invertimos tanto para darnos a conocer y posicionarnos, no se encuentra registrada, que no la protegimos adecuadamente y ahora quizás ya hay en el mercado marcas iguales o similares a la nuestra que sí están registradas generando confusión en el consumidor y que además se podrían estar aprovechando de nuestra inversión realizada.
¿Que garantía le podemos dar a la persona que quería franquiciar nuestro negocio de que el nombre con el cual se va a dar a conocer no le va a traer más inconvenientes que ventajas? ¿Cómo le aseguramos que un tercero no le va a iniciar acciones judiciales por estar utilizando una marca igual o similar a la de él?
Si bien que una marca entre en el campo de preferencia del consumidor es un capital, nos damos cuenta que el valor de la marca puede ser mayor que el de otros bienes de la empresa y del potencial de la misma para desplegar nuevos negocios.
La marca es un activo intangible que resulta cada día más un factor clave de éxito sin el cual es imposible pensar una estrategia empresaria en mercados de competencia.
El registro es la única manera de proteger la marca creada frente al uso indebido por parte de terceros, quienes con buena o con mala fe pueden utilizar marcas iguales o similares generando confusión en el consumidor y grandes perjuicios a nuestra empresa. Con el registro, el titular se convierte en el dueño de la marca y goza del monopolio exclusivo de explotación.
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Brenda Plebani
CAMPANA & PLEBANI
Abogados & Agentes de la Propiedad Industrial
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