Desde la creación del primer procesador, hace 45 años, Intel ha trabajado para desarrollar microprocesadores más rápidos y más poderosos que son, al mismo tiempo, más pequeños y cada vez más accesibles.
Actualmente, los procesadores más modernos -con solamente 14 nm- pueden realizar operaciones muy sofisticadas.
El microprocesador es el cerebro de todas las computadoras, inclusive de aquellas que usamos en el hogar, y como de todos los dispositivos de cómputo que usamos en nuestro día a día. Al principio, el procesador se creó para realizar operaciones matemáticas simples en una calculadora llamada Busicom, y rápidamente se volvió el centro de cómputo.
La Ley de Moore
La ley de Moore ha sido fundamental para esta evolución. Es una ley de economía que cumplió 50 años en 2015 e que enuncia que podemos reducir las dimensiones del transistor en aproximadamente un 50% a un costo más o menos fijo, produciendo así dos veces más transistores por el mismo costo (o el mismo número por la mitad del costo).
Este concepto ha impulsado la revolución tecnológica que hemos vivido. El liderazgo de Intel en la ley de Moore ha permitido que los productos tengan potencia informática masiva y cada vez más, mejores precios. A medida que avanzamos de la tecnología de 14 nanómetros hacia la de 10 nanómetros y planeamos las de 7 nanómetros y 5 nanómetros en adelante, demostramos que la ley de Moore está viva e Intel continuará explorando su valor con confianza.
En la lista de los beneficios puede mencionarse que los objetos son cada vez más inteligentes e indispensables.
La tecnología de la computación percibe nuestras necesidades y nos convierte en seres más productivos.
La evolución del procesador