La historia de Simpleat, el emprendimiento que está revolucionando un mercado en auge como es el de los alimentos congelados.
Soy Tomás Iakub, co-fundador y CEO) de Simpleat. Tengo 24 años y soy Licenciado en Economía Empresarial de la Universidad Di Tella.
Inicié mi primer emprendimiento a los 19 años mientras mientras cursaba la facultad. Luego de un intercambio académico en el exterior por seis meses, pensé en lo útil que sería tener resuelta mi alimentación de una manera más sencilla y ordenada y ví la oportunidad de arrancar este negocio en Buenos Aires. Trabajé en AB InBev en un área disruptiva de innovación donde armé, junto a un equipo, la aceleradora de startups Eklos by AB InBev y luego dirigí un e-commerce del sector que entregaba bebidas en menos de una hora.
Mi socio, Kenneth Sly, tiene 26 años, es Licenciado en Administración de Empresas en Universidad de San Andrés y trabajó en Project Management Office en Deloitte. Kenneth se interesó por la la cocina desde chico aprendiendo de su hermano y su mamá, luego cocinando con amigos como excusa para juntarse.
Para nosotros fue natural pensar en ideas o proyectos gastronómicos y así nació Simpleat.
La idea es sencilla: comidas congeladas gourmet listas en 15 minutos en agua hirviendo. Quedan como recién preparadas y no contienen conservantes ni aditivos. Simpleat está logrando que cada vez más personas puedan resolver sus comidas de una manera fácil, rápida, rica y a un precio accesible. Todo esto sin tener que pensar qué comer cada día, sin perder tiempo yendo al supermercado y sin comprar ingredientes de más.
Uno de los diferenciales de nuestra propuesta es el proceso de cocción al vacío de las materias primas que permite conservar y realzar las características naturales de los productos para lograr un mayor sabor y conservarse como comidas recién elaboradas.
Crecimos tan rápido que ambos renunciamos a nuestros trabajos para dedicarnos full-time al emprendimiento y hoy lideramos un equipo de 11 personas.
La inversión inicial fue de USD 85.000 para montar el negocio y un centro de producción con tecnología avanzada que hoy en día es nuestro fuerte. Parte de la inversión fue destinada al armado de la plataforma online, nuestro principal canal de ventas. El dinero provino de nuestros ahorros y dinero de familiares.
Simpleat comenzó a fines de 2016 vendiendo un producto distinto con otro modelo de negocio, donde las personas recibían una caja con todos los ingredientes y ellos lo cocinaban en sus casas. Este modelo tuvo sus aciertos y errores, pero principalmente sirvió para aprender muchísimo acerca del consumidor y sobre lo que las personas estaban necesitando.
Con todo este aprendizaje, en diciembre de 2017 se viró el modelo de negocios y se lanzaron los productos congelados, hoy foco de la empresa. Esta decisión marcó un nuevo rumbo, abrió nuevas puertas y fue lo que hizo que Simpleat se volviera un éxito.
Tuvimos las barreras de entrada propias de cualquier emprendimiento gastronómico, ligadas a montar un centro de producción de carácter profesional con los cuidados y procesos que requiere y el know-how requerido para poder manejarlo.
El mercado de los congelados es un mercado en pleno auge. Por ello, nuestro desafío principal está orientado a derribar el prejuicio que existen sobre ellos, donde se los ve como productos que no son saludables y que muchas veces carecen de sabor. Estamos en un momento de “evangelizar” y concientizar a las personas de esta nueva manera de comer, más saludable, fácil, rica y conveniente.
Este prejuicio es derribado rápidamente cuando prueban el producto y se dan cuenta de la solución que representa. Los productos congelados que hacemos no tienen conservantes ni aditivos, tienen una calidad igual o superior a la de un restaurante y tienen ese plus de que quedar como recién preparados.
Simpleat tiene la particularidad de que comenzó siendo una plataforma online con una pata muy fuerte de producción. Hoy en día abarcamos toda la ciudad y zona norte con nuestros envíos pero entendemos que es sólo el primer paso.
Debido al éxito que está teniendo decidimos desembarcar en el mundo físico con nuestro plan de expansión de tiendas Simpleat. Abrimos la primera a principios de abril en el Mercado de Belgrano, ya estamos armando la segunda y tenemos proyectadas 4 más antes de finalizar el año.
El foco está puesto en poder solucionarle las comidas a la mayor cantidad de personas de la manera más fácil y conveniente. Esto involucra nuevas maneras de llegar al consumidor, ya sea con las tiendas o nuevas modalidades que estamos desarrollando.
Tenemos una línea gourmet, una saludable y una vegetariana. Estamos proyectando en el corto plazo poder tener nuevos productos para solucionarle las comidas a todas las personas, incluyendo los demás nichos del mercado.
Desarrollamos un plan que ya está en marcha en donde el mundo online se une con el mundo físico, interactuando entre nuestra tienda online con los distintos puntos de venta en la ciudad. Donde la innovación en la producción se mezcla con la innovación en la forma de venta y a su vez con la innovación en la forma de envío.
Como mencionaba anteriormente, pasamos de un modelo de negocios que no funcionaba al 100%, a uno totalmente prometedor con un nivel de crecimiento exponencial. Es lo que en el mundo de los emprendedores se llama “Pivot”, que a veces puede salir bien y a veces mal. A nosotros nos salió bien, pero no fue de casualidad.
De todo proyecto que no funciona como uno espera, hay cosas que se aprenden. Y lo que aprendimos fue justamente a escuchar al consumidor. Entendimos qué estaban buscando y qué necesitaban. En nuestro caso fue una solución para sus comidas, para no perder tiempo yendo al supermercado, sin pensar en qué comer cada día y sin comprar ingredientes de más. Ahí es cuando decidimos virar al modelo de congelados, logrando un producto que lo pudieran tener en el freezer durante 3 meses y hacerlo en el momento que quisieran, en tan solo 15 minutos.
Hoy en día decimos que somos una compañía consumer-centric (o en castellano, con foco 100% en el consumidor) donde buscamos desarrollar la mejor solución posible para lo que ellos necesitan. Y esto requiere también tener un canal de comunicación abierto constantemente para aprender de ellos.
Nuestra comunicación con el cliente es 100% transparente, clara y por sobretodo honesta. Tenemos una Gerenta de Felicidad que se llama Sofía, es un rol importantísimo para nosotros y es ella quien se encarga de esta parte. Eso hace que logremos una confianza altísima con el cliente y también saber reconocer cuando algo no salió tan bien, y resolverlo. Pareciera ser algo fundamental pero en el día a día no se ve en muchas empresas.