Soy Laura Polanco, tengo 39 años y soy una de las socias fundadoras de Hace Una Vaquita, la primera plataforma online en la Argentina dedicada a juntar dinero entre varias personas para un regalo o un evento.
Junto con Sebastián Alvarez Ferraris y Martín Fabbricatore, lanzamos nuestro proyecto en 2018, que demandó una inversión inicial de $ 150.000 a partir de recursos propios. En esta nueva plataforma virtual, que está activa desde enero de este año, cualquiera puede registrarse y crear una «vaquita». Se puede invitar a los potenciales aportantes, quienes a través de WhatsApp, redes sociales o email reciben un link con la invitación a participar y la fecha hasta la cual pueden participar. El sistema envía recordatorios cuando se acerca la fecha límite.
Una vez finalizada la “vaquita”, el creador o el beneficiario tienen dos opciones: retirar el dinero, a través de una transacción bancaria, o canjear ese dinero por vouchers de compra en algunos de los locales adheridos al servicio.
Previo a dedicarme de lleno al emprendimiento, trabajé durante años en relación de dependencia, pero mi mente y mi corazón me decían que ese no era mi lugar. Soy licenciada en Administración y, como tal, nunca fui capaz de hacer nada creativo con mis propias manos que pudiese vender y generase ganancias. Entonces, me resultaba todavía más difícil salir de esa modalidad de trabajo.
Con el paso del tiempo, descubrí que tenía que idear algo relacionado a la oferta de servicios, como por ejemplo diseñar una herramienta que facilitara aspectos del día a día en la vida de las personas.
A raíz de esto y de experiencias personales, me di cuenta de que juntar dinero para hacer un regalo es algo tedioso que nadie quiere hacer: todos prefieren que se ocupe otro. Así, encontré una oportunidad para emprender.
Pero el camino no fue fácil. Mi primera barrera fue Sebastián, quien, en un principio, no creía en la viabilidad del proyecto o, mejor dicho, comprendía claramente lo que implicaba llevar adelante un proyecto de esta magnitud.
Cuando logré convencerlo, comenzamos a buscar a la persona que desarrollaría el sitio. Otro tema que no fue nada fácil, hasta que contactamos a Martín, quien finalmente se encargó del asunto.
Las siguientes barreras que surgieron tuvieron que ver con lo burocrático, como dar de alta la sociedad, realizar inscripciones y demás temas administrativos.
Sin embargo, cada traba fue y es superada con trabajo en equipo. Nunca bajé los brazos, seguí insistiendo, seguí buscando, seguí pensando hasta que lo encontré. No fue ni es fácil, pero es sumamente placentero saber que se puede, que alcanzaste lo que te propusiste, que lo estás logrando. No solo es una satisfacción a nivel personal, es un ejemplo para mis hijos enseñarles que no hay que bajar los brazos, que hay que creer en uno mismo y que hay que poner todo el esfuerzo en aquello que uno desea para poder ver luego los resultados.
Nuestros planes a futuro incluyen consolidar la red de comercios en todo el país y ampliar el servicio a otros rubros.