El rediseño de una imagen corporativa o rebranding es, sin duda, una gran oportunidad para marcas y empresas de reinventarse, establecer un nuevo posicionamiento, incrementar la relevancia ante sus clientes y el mercado y, por supuesto, impactar de manera positiva en su rentabilidad. Pero, ¿sabes qué, cuándo y cómo utilizarlo?
Los especialistas de la agencia another explican en qué consiste y los pasos necesarios para llevarlo a cabo de manera exitosa.
Primero lo primero… ¿Qué es rebranding?
Cuando hablamos de rebranding nos estamos refiriendo al rediseño de identidad o imagen corporativa, así como al cambio de marca. Se trata de una estrategia tras la cual crearemos un nuevo término, diseño, nombre, símbolo o combinación de los mismos para una marca ya establecida. El objetivo es cambiar o mejorar el posicionamiento, actualizar la oferta de servicios o imagen en pro de alcanzar nuevas audiencias.
Pero ojo: más allá de los aspectos gráficos como logos y colores, cuando una marca se plantea un proceso tan complejo como éste, ya sea por necesidades comerciales o corporativas, es importante tener en cuenta las implicaciones de negocio y económicas que deben asumirse previamente y durante la implementación.
¿Qué provoca un rebranding y cuándo hacerlo?
Antes de destinar recursos al cambio de una marca, las empresas deben cuestionarse si los cambios merecen la pena, qué beneficios obtendrán y cuál será la naturaleza de dicha transformación (actualización o un cambio completo, por mencionar dos ejemplos).
A continuación mencionamos seis de los principales detonadores de rebranding:
- Redefinición de la misión, visión y propósito.
- Falta de actualización de la imagen corporativa por un periodo largo de tiempo.
- Falta de relevancia o vinculación con clientes.
- Nuevo posicionamiento en el mercado.
- Cambio en el liderazgo dentro de la empresa o corporación.
- Mala reputación.
Inside-out thinking
En cuanto al primer paso, Martina Dapena Garay, Directora Argentina & Uruguay de another comenta: “es fundamental hacer una profunda inmersión para comprender todas aquellas conexiones psico-emocionales que deseamos modificar tras el rebranding. Una marca no es lo que hace una empresa o su aspecto, sino lo que la gente cree que hace y lo que siente por ella, por lo tanto nuestra investigación deberá tomar en cuenta tres aspectos principales: la marca y su propósito en el mundo, los clientes y su relacionamiento emocional con los productos y servicios, y el mundo con su contexto económico y social complejo y cambiante.”
El momento de la acción
Una vez que la investigación y el análisis nos han ayudado a identificar los cambios necesarios, el siguiente punto es entender la inversión respecto a los recursos operativos internos y externos para poner en marcha las mejoras, y posteriormente crear un equipo de marca multifuncional, que incluya desde recursos humanos y ventas, hasta otros expertos dentro de la organización. Igualmente, hay que considerar a todos los “héroes” internos que sean ampliamente respetados y sepan cómo funciona realmente la cultura y la política de la empresa.
No te asustes: los diferentes egos e intereses probablemente chocarán y esto puede hacer que el desarrollo de la marca y su rebranding sea más complejo. Sin embargo, es mejor descubrir y tomar en cuenta estos puntos de vista divergentes durante el proceso de creación, que esperar a que surjan después de que la marca haya sido desarrollada y comunicada.
Creando conexiones significativas
Como mencionamos anteriormente, el rediseño de una identidad corporativa es un proceso que requerirá de paciencia y, sobre todo, de compromiso; pero también es una oportunidad muy valiosa para reiniciar, restablecer conexiones y generar relaciones más profundas con los clientes.
Por lo anterior, es crucial para el proyecto construir un concepto gráfico y visual con un verdadero y profundo significado que otorgue valor y comunique de una manera eficiente el ADN, la estrategia de negocio y la visión a futuro de marca, sin ningún titubeo.
Crear prototipos, evaluar todas y cada una de sus posibilidades de implementación, y editar constantemente serán pasos clave para obtener un resultado exitoso.
“Nosotros como agencia hemos comenzado el 2021 con un rebranding. Tras un 2020 que tomó a muchas industrias por sorpresa debido a la pandemia, el ecosistema de las agencias se vio en la necesidad de replantear sus estrategias para resistir el impacto y resurgir en una nueva normalidad como aliados estratégicos de las marcas. De esta manera, another inició una nueva era sin perder los valores que, desde 2004, han revolucionado la comunicación estratégica por medio de soluciones creativas y poderosas”, comparte Martina Dapena Garay.
Un acto radical
Finalmente, se debe entender que cambiar un logotipo o nombre no será suficiente si verdaderamente se quiere una transformación de marca: el enfoque debe ir más allá de la percepción de los clientes, nuestros productos y servicios y la diferenciación frente a competidores.
Para ofrecer una metamorfosis completa, debemos llevar a cabo un proceso de conversión que va desde la operación, el equipo de liderazgo, la producción, la distribución, los recursos humanos y el servicio a cliente.
Posteriormente, se establecerá una estrategia de comunicación interna y externa que abarque distintos canales de comunicación y nos permita presentar y comunicar nuestra nueva imagen en el mercado.
A continuación, compartimos una síntesis del proceso de rebranding:
- Identificar los motivadores del cambio.
- Analizar las ventajas y riesgos que puede producir el rebranding.
- Crear un plan de proyecto y un presupuesto para la inversión de recursos necesarios en la implementación.
- Creación del brand team.
- Planeación estratégica y conceptualización gráfica y creativa.
- Alineación de procesos dentro la organización.
- Campaña interna y externa de relanzamiento.
- Medición constante del impacto dentro del mercado.