—¿Qué tiene usted que decir acerca de cómo se valora la experiencia hoy en día?
—Yo me he jubilado ya dos veces… Pero siempre he intentando mantenerme al tanto de lo que pasa en el mundo. Me gusta pensar que puedo contribuir de alguna forma. Los negocios, para mí, siempre han sido una experiencia maravillosa, por lo que si siempre puedo ayudar de una forma significativa, estaré encantado de hacerlo. Cuando volví la segunda vez a Honeywell la fusión de la empresa acababa de ser rechazada en Europa y como consecuencia mucha gente estaba preocupada y con miedo a perder su empleo. Era un momento en el que lo más importante para la gente de la compañía era llegar a tener confianza en sí mismos. Lo lograremos. Ahora pasó todo, y ellos están bien.
—¿En Estados Unidos se valora más la experiencia que Europa?
—Creo que incluso menos. Si uno se fija, puede ver que los ejecutivos europeos tienden a ser mayores que los estadounidenses. Aquí en Estados Unidos se jubilan a los 65 años y en Europa nacen a los 65. Creo que la edad y la sabiduría se respetan más en Europa o si me apuran, en Asia, que aquí.
—En su opinión, ¿qué es más importante, la estrategia o la capacidad para ejecutar dicha estrategia?
—Creo que la ejecución de la estrategia. Puedes tener la estrategia perfecta, pero si no tienes la habilidad para ejectuarla, no importa lo buena que sea, fracasará. Pero esto tampoco quiere decir que no se necesite una estrategia. Claramente, la mala ejecución da lugar a múltiples fracasos, y los fracasos destruyen la esperanza en una organización. La ejecución, sin embargo, es algo que no es considerada como una disciplina atractiva. La estrategia es lo que atrae a la mayoría de las personas: las grandes ideas y las visiones inspiradoras, pero el trabajo del detalle, el dedicarse a diseñar analíticamente los pasos de una implementación requiere un enorme esfuerzo emocional, intelectual y creativo. La moda en el manejo gerencial está en hablar de estrategias, pero no de ejecuciones. Sin embargo, es en la etapa de la ejecución donde está la mayoría de los problemas. La ejecución se está convirtiendo en la disciplina más importante en el mundo empresarial. La excelencia nace de ejecutar brillantemente.
—Usted resalta también la importancia de contratar y formar a la gente. ¿Cree usted que las organizaciones son conscientes de esto?
—Las mejores compañías son perfectamente conscientes, de ahí su posición. Si empleas mucho tiempo en desarrollar y formar a la gente, tienes una empresa mejor.
—¿Podría decirme el nombre de algunas empresas que para usted sean conscientes y abanderadas de este hecho?
—Dell Computer, Johnson & Johnson, General Electrics y Honeywell, por ejemplo.
—¿Qué opina sobre la integración del «pensamiento positivo» en empresas líderes? ¿En realidad?
—Creo que los buenos ejecutivos son gente positiva, lo que no quiere decir que sean personas poco realistas. Creo que esto da forma a un ambiente en el que se puede satisfacer también a otros.
—¿Estamos hablando de una nueva filosofía?
—No lo creo. Siempre ha habido altos ejecutivos que han sido positivos. Pero quizás este sea un factor más importante hoy en día de lo que ha sido en el pasado.
—¿Diría usted que ser positivo es una cualidad o característica en el perfil de un líder?
—Efectivamente. Y la siguiente pregunta que se debe hacer es ¿cuál es la actitud más importante de un gran líder? Creo que entre ellas está la de pensar en positivo. También tienen que ser éticos, motivadores, y que sepan anticiparse. Dicho de otra manera, tienen que poder predecir lo que va a ocurrir y sin embargo, tener un ego modesto, no un gran ego, lo cual no suele ser muy común.
—¿Cuál sería el mecanismo para enseñar «optimismo» a las empresas?
—Siempre va a haber gente que vea el vaso medio lleno, y gente que lo vea medio vacio. Y se trata de animar a que vean el vaso medio lleno, porque esa es la actitud correcta. Insisto, esto no quiere decir que no sean realistas, sino positivos. Para enseñar a ser positivo, creo que lo ideal es que el líder sepa establecer una actitud y que la gente intente seguirla, adaptarla, y conseguir así que toda la empresa piense de una forma positiva.
—¿Le gustaría, por último, añadir algo?
—Sí, me gustaría decir que hay que asegurarse de que la empresa para que la trabajas, sea grande o pequeña, pone suficiente énfasis en la ejecución y que todas las decisiones empresariales que se adopten deben pasar la prueba de la «realidad». Se suceden demasiadas circunstancias y se hacen demasiados planes que no son realistas.
fuente: ABC.es
que un lider deber ser positivo y realista