Si el plasma enriquecido es hoy el tratamiento estrella en el que confían varios de los deportistas más importantes del mundo, en el futuro sus pasiones se acercarán a las impresoras 3D que crean tejidos vivos y medicamentos «a medida».
¿Sucederá? Mikel Sánchez cree que sí, que las impresoras 3D son el futuro. El traumatólogo español prolongó la carrera de Rafael Nadal y de varios futbolistas, atendió al anterior rey de España y, tarde o temprano, verá pasar a Cristiano Ronaldo por su consulta para tratarse de su maltrecha rodilla.
«Sé que quiere venir, pero tiene que encontrar un momento de la temporada con suficiente tiempo de descanso», dijo Sánchez durante una entrevista con la agencia dpa en Vitoria, la sede de su clínica en el País Vasco español.
Mientras llega el momento en el que el portugués lo visita, Sánchez continúa investigando en la Clínica La Esperanza. A diez metros de su despacho está la impresora en tres dimensiones que le permite crear huesos del mismo tamaño y características que los de sus pacientes.
¿Qué hace con esos huesos plásticos? Ensaya las operaciones. «Hacemos un escáner de la articulación e imprimimos la rodilla en 3D para ensayar la cirugía antes de operar al paciente. Si no nos gusta el resultado volvemos a imprimir otra vez y cambiamos la técnica para que vayamos con todo preparado al quirófano».
«En el futuro se imprimirán medicamentos a la carta y tejidos vivos. Ahora todos tomamos lo mismo, aunque seamos diferentes. Será una máquina que te fabrique la pastilla a medida y un tejido con células. El futuro es impensado».
Sánchez no tendrá razones para aburrirse hasta que ese futuro sea presente. Por su consultorio pasan españoles y extranjeros dispuestos a pagar por las inyecciones de plasma enriquecido, un tratamiento cuyo costo puede alcanzar los 7,000 euros por sesión y que tiene muy buena fama entre los deportistas, pero también críticos entre sus colegas.
«Es sobre todo bueno para ganar dinero», dijo un prestigioso traumatólogo español a dpa a condición de mantenerse en el anonimato.
No lo hizo en cambio Karim Khan, editor de la revista científica «British Journal of Sports Medicine», que ve «muy improbable» que el tratamiento con plasma enriquecido -o factores de crecimiento, o células madre, sus otros dos nombres- cure problemas de espalda, por ejemplo.
Eso es lo que hizo sin embargo Nadal de cara a la temporada de tenis que acaba de iniciarse. En palabras del propio tenista al diario «El Mundo», le hicieron «dos agujeros» en la espalda.
«Sacan el plasma de tu propia sangre, lo centrifugan y quedan factores de crecimiento que te inyectan para intentar regenerar».
La descripción del tratamiento eriza la piel, pero Nadal tiene claro que lo que hace es lo que debe. Ya lo hizo con Sánchez por las rodillas, y ahora lo aplicó en Barcelona para su espalda. No quiere que le vuelva a suceder lo de hace un año en el Abierto de Australia, cuando un bloqueo de espalda le costó la final ante el suizo Stanislas Wawrinka.
«Nunca haría algo que fuera en contra de mi salud en el futuro para alargar mi carrera deportiva», aseguró Nadal durante una reciente entrevista con dpa. «La vida personal y la felicidad van mucho más allá de mi carrera tenística».
Sánchez, de 59 años y apodado «el mago de las rodillas», busca explicarlo con palabras sencillas: «Un león o un dinosaurio se curan o curaban de la misma manera que nosotros. Lo que hemos hecho es observar qué hace la naturaleza. Le damos estímulos a los tejidos para que se regeneren y compensen en aquellos organismos que gastan más tejido del que fabrican».
Es el caso de Nadal, que durante años jugó con fuertes dolores en las rodillas, afectadas por un proceso degenerativo, y que, tras el tratamiento con células madre, asegura no sólo competir sin dolor, sino que celebra no tenerlos en su vida diaria. Eso sí, todos los años debe someterse a dolorosísimas inyecciones. O sedarse.
Sánchez sabe que el tratamiento que desarrolló, y que implica centrifugar la sangre durante ocho minutos para generar plaquetas y un plasma enriquecido, puede generar reparos.
«Cuando se dice que tratamos a un deportista con algo que viene de la sangre y que se llama factores de crecimiento… Suena tremendo. Suena demasiado a hormona de crecimiento».
De ahí que el nombre que médicos y deportistas insisten en difundir sea el de «células madre», mucho más amable al oído que «factores de crecimiento». Pero son lo mismo, y Nadal, Carles Puyol o Xavi Hernández son sólo algunos nombres entre cientos. El propio Sánchez lo aprovecha: «Yo tengo una condromalacia rotuliana. Cada año, antes de la temporada de esquí, me pincho».
Por Sebastián Fest/DPA
fuente: Vanguardia