Una fotografía publicada por descuido en The Washington Post ha permitido clonar llaves maestras que abren millones de maletas vendidas en todo el mundo. La imagen se retiró unos minutos después, pero se compartió en redes sociales rápidamente. La calidad y detalle de la imagen ha hecho posible a algunas personas hacer una réplica funcional con una impresora 3D.
En 2014 la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) de EEUU anunció estándares para una serie de candados que los fabricantes de maletas podían usar en sus nuevos diseños. Estos cierres de combinación tienen un acceso para una llave maestra, que agentes de la TSA usan a la ahora de hacer inspecciones en aeropuertos.
A partir de la imágen del Post, no han tardado mucho en hacerse públicas las reproducciones. Un juego de siete llaves aprobadas por la TSA ya están en el repositorio de código GitHub, desde donde cualquier persona puede descargar los archivos y fabricarse sus copias.
Aunque la imagen se publicó en agosto ahora se empiezan a ver los primeros modelos. Un vídeo en particular muestra como una cerradura estándar se puede abrir con una llave fabricada en unos minutos.
¿Qué pasa si se abre una maleta mediante la cerradura aprobada por TSA? Tanto si se abre forzando un candado, combinación o el cierre, es la compañía aérea la responsable si se daña el equipaje facturado. Pero solo se aceptan las reclamaciones que se hagan antes de salir de la zona de paso y presentar una reclamación, de acuerdo con la normativa europea.
De fotografía plana a objeto 3D
“Me sorprende que tardasen 3 semanas, en dos tardes se hace”, explica a Teknautas Javier Gordillo, uno de los responsables de Los Hacedores, taller y escuela enfocada en la divulgación de la fabricación digital. “Hoy en día, gracias a internet, subes a un repositorio el modelo y 3 millones de personas, por amor al arte, te terminan el trabajo”. Así explica la colaboración entre los aficionados a la impresión 3D. Define esta técnica de creación como una forma de que la sociedad “recupere la capacidad creadora”.
Estas impresoras se han vendido como una forma de ahorrar dinero a la hora de reemplazar objetos dañados, aunque no es tan sencillo como pueda parecer. Gordillo explica que mucha gente ve esta técnica como una forma de ahorro, pero es así cuando dispones de la impresora y los materiales necesarios, a lo que hay que añadir el tiempo que se tarda en modelar la pieza.
Impresión de objetos ilegales
Esta no es la prima vez que la impresión 3D entra en conflicto con la legalidad. Hace años que Cody Wilson saltó a los titulares de todo el mundo gracias a su proyecto Defense Distributed, una web que permite descargar los planos para imprimir la pieza central de un rifle.
De los primeros modelos en plástico han pasado a crear una impresora de fresado para modificar partes centrales de armas inoperativas, cuya venta y distribución es legal, al tratarse de una pieza de metal que no se puede usar. Al manipularlas, pasan a ser piezas funcionales de las que los gobiernos no tienen control o forma de rastreo.
https://youtu.be/bjasSGZd40s
La idea de imprimir objetos ilegales es un estigma que las impresoras 3D arrastran desde que existen máquinas asequibles, aunque se trata de un uso minoritario. La mayoría las utilizar para crear piezas pequeñas de uso propio o para la divulgación.
Entre risas e incredulidad, Gordillo comenta cómo les ha llegado todo tipo de peticiones que se podrían considerar ilegales: “nos han pedido hasta que imprimamos gafas de sol de marca”. Son casos puntuales, pero que exista la posibilidad de copiar cualquier objeto y replicarlo en unas horas pone nerviosos a muchos sectores.
vía El Confidencial