El mundo del trading ha sufrido un cambio radical en el corto espacio temporal de 20 años. Si antes, en la última década del siglo XX, la inversión financiera era un espacio acotado para unos pocos, en el que el acceso estaba acotado por varios sesgos (sobre todo económicos y sociales); la llegada del nuevo milenio trajo consigo un elemento que provocaría un cambio radical: la inversión online.
Ahora, desde su propia casa, uno puede adentrarse en el mundo de las inversiones sin tener que utilizar un mediador físico, solo a través de un broker online. Con él, y con la utilización de productos derivados como los CFDs, el inversor novel puede además ahorrarse una buena cantidad de dinero, ya que el capital inicial necesario con este tipo de productos no es tan alto como el que se necesita con otro tipo de instrumentos no derivados y más clásicos.
El trading, al fin y al cabo, se ha democratizado un poco más respecto al sector un poco más anquilosado de los años 80-90. Y, sin embargo, esto no quiere decir que sea apto para cualquiera o que, aquí, facilidad de acceso se pueda confundir con facilidad de enriquecimiento. Porque lo cierto es que no, en absoluto es así.
Que la llegada de internet y la inversión remota ha abierto sus puertas a muchos que antes no tenían un acceso tan fácil a este sector es cierto, pero no lo es que, además, haya hecho que sea más fácil sacar un beneficio. La inversión financiera sigue siendo igual de arriesgada, difícil y complicada que desde sus inicios. Y para poder hacer de ella un trabajo o una fuente regular de ingresos, lo primero que se necesitan son amplios conocimientos. Sin ellos, la suerte siempre podrá acompañar a un trader novato en su primera, segunda o tercera operación, pero, al igual que ocurren el póker o las apuestas deportivas, la suerte, sin método, acaba desapareciendo.
Tanto es así que, de hecho, los mercados financieros pueden conllevar quizás un mayor riesgo, ya que, al ser su acceso mucho más fácil, se pueden adentrar en él personas con cero conocimientos del sector, y por lo tanto proclives a perder grandes cantidades de dinero en él. Por ello, lo más importante para cualquiera que quiera convertirse en un inversor online a tiempo parcial o completo es la educación, el conocimiento de este mercado.
Además, y aunque es cierto que la utilización de productos financieros derivados puede abaratar la cantidad de capital inicial necesario, el mundo del trading sigue siendo un mundo caro. Quizás puedas abrir tu primera cuenta y tu primera operación con cien euros, pero eso no quiere decir, en absoluto, que vayas a poder seguir invirtiendo durante toda tu época de aprendizaje (que puede ser de uno o dos años), en la que lo más seguro es que vayas a encontrarte con un resultado financiero negativo.
Así las cosas, todo el que quiera convertirse en un trader tiene que tener claro que, ante todo, necesita tiempo para cultivarse y aprender (abrir una cuenta demo suele ser una buena opción para ver cómo funciona el sistema), paciencia (para llegar a sacar beneficio de forma regular puede tomar incluso años) y, también, un colchón de dinero ahorrado que puedas invertir y que no necesites en tu vida diaria.
Como con muchas cosas en la vida real, las tramas de las películas de Hollywood no sirven aquí de guía sobre cómo hacer las cosas, y probablemente nadie nace con el instinto de hacer dinero en la inversión financiera. Aquí solo sirve el trabajo, la constancia y la paciencia.