Análisis de Datarisk de la disputa por las papeleras
LOS RIESGOS CONCRETOS DEL CONFLICTO
La situación que envuelve a Argentina y Uruguay a partir de la construcción de las dos plantas papeleras en Fray Bentos es cada vez más apremiante. El problema ha adquirido relevancia internacional e inflige un daño considerable al Mercosur, no sólo ante los ojos del mundo sino también al retrasar negociaciones y dificultar las relaciones entre dos países históricamente muy unidos entre sí. El nivel de repercusión económica de este daño todavía resulta incierto, pero sin duda será significativo. Las empresas inversoras, ENCE de España y Metsa-Botnia de Finlandia, no sólo no han suspendido la construcción de las plantas, sino que ENCE anunció que está considerando pedir autorización para duplicar la capacidad de su planta, de 500 000 toneladas por año a 1 000 000 toneladas anuales. La capacidad actual de la planta de Metsa-Botnia es de 1 000 000 toneladas por año y constituye la mayor inversión industrial privada de Finlandia en el extranjero.
Los riesgos para el medio ambiente
La postura de Argentina, compartida por ambientalistas de diversos países (incluso Uruguay), se basa en el hecho de que las plantas usarán el procedimiento “libre de cloro elemental” (LCE) para blanquear el papel, en vez del conocido como “totalmente libre de cloro” (TLC). El sistema LCE, que libera menores cantidades de contaminantes orgánicos que el sistema tradicional, es usado por aproximadamente el 75% de la industria mundial. En cambio, el procedimiento TLC está implementado sólo en un 5% mundial, dado que es considerablemente más costoso.
El daño ocasionado al medioambiente no se limita a la contaminación generada por estas sustancias. Existe además el riesgo asociado a que la demanda de eucaliptos de las empresas genere la necesidad de incrementar la forestación de la zona hasta convertirla en un monocultivo. Se estima que para producir 1 500 000 toneladas anuales (la capacidad de producción de las dos plantas sumadas), son necesarios aproximadamente 5.2 millones de m³ de madera de eucalipto. En un año, un monte de eucaliptos de una hectárea crece unos 25 m³ promedio, por lo que las papeleras consumirían unas 208 000 has. por año. Tomando en cuenta que el corte del eucalipto se hace cada 8 años, el consumo requerirá aproximadamente 1 680 000 has. de área forestada. Sin embargo, en Uruguay hoy existen 500 000 has. de eucaliptos, y en la provincia de Entre Ríos hay unas 150 000 has. más. En consecuencia, será necesario un incremento cercano al 260% de cultivo de eucaliptos para cubrir la demanda de las fábricas. Esto podría afectar significativamente el ecosistema de la zona.
En función de las perspectivas de crecimiento del sector, el valor de las tierras aptas para el cultivo forestal se incrementó considerablemente en los últimos años, a la par del de las tierras agrícolas y ganaderas.
El impacto en las economías
El problema ciertamente no se agota aquí, ya que el conflicto generaría otras importantes consecuencias económicas para los dos países. En primer lugar, por la aduana de Gualeguaychú, Argentina exportó en 2005 un monto cercano a US$ 63 millones, por lo que su corte impide el ingreso de una cifra importante de divisas, además de las consecuencias sociales y políticas que genera. A la vez, ha producido conflictos diplomáticos con Chile, que vende sus productos al Uruguay a través de ese paso fronterizo.
Para Uruguay, el proyecto de las papeleras es la mayor inversión en su historia. Se estima que permitirá incrementar el Producto Bruto Interno del país en un 1.6%. Asimismo, si bien las exportaciones del sector han crecido a muy buen ritmo durante los últimos años, ellas se han concentrado en la madera bruta (cuyas exportaciones se cuadruplicaron entre 1999 y 2005) y no en productos de mayor valor agregado como los que se generarían con la instalación de las papeleras. En este sentido, la instalación de las papeleras permitiría cambiar el sesgo anti-manufacturero de las exportaciones del país.
Más aún, el proyecto demandaría la contratación de 300 empleados para la planta misma, y la creación de 8 000 puestos de trabajo, 5 000 directos y 3 000 indirectos.
Cabe destacar, sin embargo, que la generación de estos empleos depende de que toda la cadena productiva esté concentrada en Uruguay; es decir, las plantas deberían comprar todos los insumos dentro del país. Esto difícilmente se concrete, por lo que los encadenamientos productivos quizás no sean tan grandes.
Además, la mayor parte de las inversiones en el sector forestal están siendo llevadas a cabo por inversores extranjeros. Si las empresas locales no logran aprovechar las oportunidades que se generan en torno a las grandes inversiones, el dinamismo del sector tendrá un pobre impacto sobre el conjunto de la economía.
Desafíos e interrogantes
En este contexto, cabe preguntarse cuáles han sido los motivos que han llevado a las empresas a decidirse a invertir en Uruguay y no en Argentina. Para empezar, el país charrúa ha estado invirtiendo en el sector forestal durante más de 20 años, fomentando la silvicultura a través de programas estatales. Existen en la actualidad 714 mil hectáreas de plantaciones diversas que permitirían abastecer a varias plantas de celulosa. El sector creció entre 1999 y 2004 al 7.3% anual promedio. Resulta sencillo decir que al gobierno uruguayo le importa poco el medio ambiente, sin embargo, las políticas del país vecino también demuestran un marcado interés por aprovechar al máximo sus recursos naturales y favorecer el desarrollo nacional.
Más aún, Uruguay se ha caracterizado por el marcado respeto a los contratos y a las instituciones –por ejemplo, durante la crisis financiera de 2002-, que genera un mayor nivel de confianza al inversor.
Sea como fuere, la actual situación genera enormes costos a ambos países y es necesario hallar una solución urgente. Repetidamente en los últimos años, los países de la región han hecho hincapié en la importancia de la atracción de capitales extranjeros para el desarrollo de sus economías. Sin embargo, este conflicto actúa en claro detrimento de este objetivo y de las perspectivas económicas de la región.
Fuente: Datarisk