Cada día hay miles de personas en todo el mundo que se plantean darle un giro totalmente radical a su vida para adoptar un perfil empresarial. Esto implica abandonar el modo de vida ocupado hasta el momento, trabajando para los demás, para pasar a tener un empleo propio. Es algo que requiere una gran dosis de valentía, pero también disponer de una idea adecuada, financiación y un punto de apoyo que permita a los emprendedores superar los obstáculos con los que se encuentren. No es fácil, pero sí posible. Y en ello hay una cosa que pasa a tener una importancia extrema: la ejecución de la idea.
¿Sabemos hacer realidad nuestras ideas?
La gran pregunta que hacen muchos inversores e incluso entidades bancarias a emprendedores que tienen una idea y que quieren hacerla realidad, es si saben cómo conseguir que la teoría pase a ser algo tangible. La diferencia entre fracasar o triunfar en cuanto a llevar una idea a la realidad se encuentra en la forma en la que se lleve a cabo la ejecución de la misma. Por eso tiene tanta importancia para los emprendedores.
Por eso los expertos del sector profesional recomiendan que los emprendedores y nuevos empresarios analicen muy bien la situación antes de dar pasos adelante que les puedan llevar a sentirse presionados. Una vez se ha definido la idea de negocio lo siguiente que tienen que hacer los emprendedores es asegurarse acceso a la financiación necesaria. Esta representará el dinero que necesitan para poder iniciar la actividad. Si se trata de un negocio de cara al público, reunirá los costes de las licencias pertinentes para operar, del alquiler del local, del acondicionamiento del mismo y de los productos que se pondrán a disposición de los clientes. Este tipo de presupuesto suele tener en cuenta que todo negocio nuevo necesita un buen surtido de producto para poder comenzar a operar con normalidad y ser bien recibido por los clientes.
Lo mismo se puede aplicar a otro tipo de negocios, en los que es posible cambiar el punto de vista de la adquisición de producto por la inversión en trabajadores que se puedan encargar de hacer frente a los distintos servicios contratados por los clientes que aparezcan una vez el negocio haya despegado. Sea cual sea el caso del negocio representado, cierta inversión siempre es necesaria y hay que estar preparados para justificarla una vez se va a buscar financiación.
Después de asegurarse un medio de financiación los emprendedores se encuentran con la necesidad de tener claro que podrán materializar su proyecto en algo real. Hay muchos nuevos empresarios que se quedan bloqueados cuando ven que ya tienen definida una línea de negocio y disponen de la financiación necesaria para llevarla a cabo. Para que esto no ocurra hay que saber cuáles serán los siguientes pasos a seguir. La ejecución tiene una mayor relevancia de lo que se pueda imaginar en este sentido.
Cuando un negocio despega
A veces el emprendedor no se puede limitar a confiar en su talento, en sus conocimientos o en las ideas que ha planteado sobre el papel. Quizá además de la financiación necesite el apoyo de socios y profesionales que le puedan guiar y echar una mano en su camino hacia el éxito. Con las facilidades que se han impuesto en la actualidad gracias a Internet es fácil estar preparados a la hora de buscar este tipo de socios y colaboradores. Es bueno, eso sí, que antes de presentar el proyecto a estas posibles entidades colaboradoras tengamos muy clara la forma en la que expondremos todo lo que tendremos en mente.
De conseguir apoyo y tener todos los recursos necesarios, el llevar un negocio al éxito partiendo de una idea original no llega a ser tan complicado como se pueda creer. Pero sí es necesario que todos los factores coincidan y que los distintos cabos estén atados para que la propuesta resulte coherente y pueda transformarse en el éxito empresarial que se está buscando. No obstante, aún así, nunca hay que olvidar que cualquier tipo de negocio tiene un periodo de preparación, un tiempo en el cual va rodando y obteniendo experiencia hasta que llega a su público potencial. Esto implica la necesidad de beneficiarse de todos los periodos de carencia que sea posible para no sentir una presión tan inmediata en el momento de comenzar a hacer frente a los distintos pagos de créditos que se hayan utilizado en el proceso de financiación.
Pero si todo está planteado y previsto por anticipado, la ejecución de la idea y su transformación en un negocio de éxito serán pan comido. El emprendedor nunca debe perder la confianza ni el sentido de valentía que tuvo en el momento en el cual decidió hacer realidad su idea. Porque de ese sentimiento de valor y ambición es de donde nacen los grandes negocios.
Javier Gazquez