La decisión del F.C. Barcelona cuando Messi tenía apenas 12 años, es similar a la que toma un inversor cuando está invirtiendo en una empresa jóven de alto potencial de crecimiento.
Hace poco salió a la luz un breve documental sobre Lionel Messi llamado “Nacido para ser el más grande”. El documental, producido por la televisión española, muestra cómo el único ganador de 5 balones de oro fue construyendo su carrera para llegar a lo más alto. Sin embargo, cuando todavía era pequeño, muchos clubes dudaron en asumir el riesgo de apostar por alguien con mucho talento, pero sin la certeza de saber en quién se convertiría. Ésta, es una analogía muy útil para entender el mundo de las inversiones y la vamos a comentar hoy.
Messi nació en año 1987. Cuando tenía 5 años empieza a dar sus primeros pasos en el club Abanderado Grandoli y a sus 8, comenzó a entrenarse en las inferiores de Newell’s Old Boys. A los 11 le diagnostican una deficiencia de la hormona de crecimiento, y a los 12 se prueba en River Plate, pero después de algunas disputas, finalmente no queda incorporado. Carles Rexach, director técnico del F.C. Barcelona, lo invitó a jugar a España, y después de verlo en la cancha, se ofreció a pagarle el costoso tratamiento para tentarlo a mudarse a ese país. Lo que ocurrió de ahí en más, fue ni más ni menos que el comienzo de una de las carreras deportivas más exitosas que un jugador pueda tener.
La decisión del F.C. Barcelona cuando Messi tenía apenas 12 años, es similar a la que toma un inversor cuando está invirtiendo en una empresa jóven de alto potencial de crecimiento. El gran potencial de Messi era evidente, pero ni el Barcelona era capaz de imaginar en ese momento que estaría tomando la mejor decisión en la historia del club. ¿Qué hubiera pasado si el tratamiento no hubiese sido efectivo? ¿Y si él hubiera abandonado su carrera tempranamente? Ninguno de estos últimos casos eran previsibles al momento de hacer la “inversión”, pero estaba dentro de las posibilidades y aún así el Barça tomó el riesgo.
El F.C. Barcelona es ni más ni menos que un Inversor de Riesgo (Venture Capitalist), que en cambio de invertir en empresas, invierte en jugadores. Evalúa el potencial de quienes prometen llegar lejos, pero sabe que el resultado final depende más del jugador que del club. De hecho, existen fondos de inversión privados que invierten en una “cartera” de jugadores prometedores, para ganar cuando éstos se revalorizan. Pero de alguna manera River también es un Inversor de Riesgo. ¿Tomó River una muy mala decisión al dejarlo pasar? Antes de afirmarlo, tenga en cuenta lo siguiente: no había garantía de que el potencial de Messi fuera alcanzado y, aún si lo alcanzara, River no tenía garantía de poder recuperar el costo invertido en el tratamiento con los ingresos que podía generar en el fútbol local. Pero en cualquiera de los casos, la buena o la mala decisión no puede juzgarse en función de su resultado final (esto es lo que se conoce como “sesgo de resultado”), sino en relación a haber tomado la mejor decisión con los datos que contábamos en ese momento. Una buena decisión puede haber generado resultados negativos, y una mala decisión pudo haber generado resultados positivos.
Ahora que existe el caso testigo de Messi, muchos clubes intentan contratar a chicos de menos de 12 años para intentar copiar los resultados exitosos del Barcelona. Pero no es tan fácil. Cuanto más jóvenes son las personas, menos decididas están de la carrera que quieren seguir cuando sean grandes y eso puede provocar grandes pérdidas económicas. Para diluir las pérdidas, algunos tuvieron la idea de apostar por los 50 jugadores más jóvenes que muestren algún tipo de talento para incrementar las chances de que les toque algún “Messi”
dentro de ese conjunto. Si aparece un Messi, compensará con creces cada una de las pérdidas provocadas por los jóvenes que llegaron al fútbol con algo de potencial, pero sin una verdadera vocación.
La aparición de un nuevo Messi es tan poco frecuente, que se hace tremendamente costoso poner dinero en cada cosa que se le parezca. Es casi como querer ganar la lotería intentando comprar todos los billetes posibles. El problema con esta estrategia es que uno se puede gastar todo su dinero, y no haber encontrado lo buscado. Este riesgo es un lujo muy caro que pocos están dispuestos a aceptar. Por eso, hay otras alternativas que se adaptan mejor a otro estilo de inversores, como por ejemplo: no buscar al próximo Messi, sino a muchos buenos jugadores que tengan chances de llegar a jugar en las primeras categorías del fútbol europeo, reduciendo así las apuestas en jugadores que se arrepienten en su adolescencia; y también no adelantarse a invertir antes de ver más evidencia sobre la buena evolución del jugador. Usted dirá: pero si uno se demora muchos años en contratar a un posible Messi, puede venir otro club a robar esta oportunidad. Bueno, no hay que tener miedo de eso. Una vez que el Barcelona se hizo la fama de ser un buen club, los jugadores lo prefieren aún si recibieran ofertas similares de otros interesados. Y eso le da una verdadera ventaja a lo largo del tiempo que es ser incluso más rentable que otro club que haya tenido la suerte de encontrar a Messi con la misma estrategia con la que se gana la lotería.
Esta analogía, así de simple como se ve, muestra la esencia de las inversiones en startups. Plantea los beneficios y los riesgos de una forma parecida. Muestra dos tipos distintos de estrategias, y nosotros nos identificamos fundamentalmente con sólo una de ellas.