No te preocupes si el camino no esta claro el día del grado.
Cuando se está próximo a salir de la universidad, más que tratar de colocarse en una buena posición para el futuro, se debe aprovechar el tiempo que falta para evaluar los verdaderos intereses y pasiones y buscar la oportunidad de desarrollar aun más los conocimientos y talentos propios.
Soy estudiante de la Universidad Estatal de California en la bahía de Monterrey. La graduación está a dos años de distancia y todos mis compañeros parecen saber qué quieren hacer después. Siento que soy el único que no lo sabe. ¿Cómo supo usted qué quería hacer de carrera?
En 1967, cuando dejé los estudios de preparatoria a los 17 años, ya sabía cuál sería mi siguiente proyecto: fundar la revista Student. Pero no sabía qué quería hacer en el largo plazo.
Las palabras de despedida del director fueron: “Felicidades, Branson. Preveo que o acabarás en prisión o serás millonario.” Todavía no sé si eso pudiera considerarse como consejo vocacional o no, pero me dio el impulso para demostrar que estaba equivocado en el primer punto.
Cuando establecí la revista, quería trabajar de periodista. Sin embargo, necesitábamos mantener la publicación a flote, financieramente hablando, y pronto tuve que dejar de reportear para concentrarme en la producción y la consecución de recursos.
Seguí involucrado en el aspecto editorial, consiguiendo algunas de las entrevistas más importantes, pero en su mayor parte, durante los primeros tiempos de Student, refiné mis habilidades en los negocios, la negociación y la administración, las cuales me serían muy útiles más adelante, cuando creamos Virgin Group.
No sentía mucha confianza en mi destreza comercial, pero me enfrenté a ese reto sin titubeos.
Di ese salto quizá porque mi familia me imbuyó, desde muy tierna edad, el sentido de aventura que tanto me ha servido. Mi madre estaba empeñada en que mis hermanas y yo fuéramos personas muy independientes y autosuficientes. Ella continuamente nos animaba a probar cosas nuevas; siempre nos mandaba solos en carreras de maratón en bicicleta y en largas caminatas.
Hasta esos momentos, mis desafíos personales habían sido prácticos. En la escuela tuve que luchar con la dislexia y la miopía, y en ese tiempo el sistema educativo no reconocía los problemas de aprendizaje ni ofrecía ayuda.
Así que en lugar de estudiar, me la pasaba soñando en planes de negocios.
Durante las vacaciones escolares, había intentado algunas empresas breves, como cultivar árboles de Navidad y criar periquitos australianos.
También estuve dispuesto a asumir el papel administrativo en Student porque me gustaba profundamente esa empresa. Mis amigos y yo no iniciamos la revista con la esperanza de ganar dinero.
Mis primeras empresas me habían enseñado que el dinero es sólo una herramienta para mantener funcionando el negocio, y que la verdadera recompensa es hacer algo divertido, creativo y positivo.
Sentía que a la mayoría de las empresas de comunicación no les interesaban los jóvenes ni sus intereses y yo quería hacer algo positivo.
Tres años después, cuando iniciamos nuestras tiendas de discos, tuve las mismas preocupaciones. Sentía que muchas compañías se estaban aprovechando de los jóvenes cobrando precios altos, al tiempo que se distanciaban de esos clientes. Así que vendimos discos a precios de descuento y tratamos de que nuestros clientes estuvieran contentos y cómodos, más que obligarlos a hacer sus compras y sacarlos de la tienda lo más pronto posible.
Y a cualquiera que nos preguntara le explicábamos lo que estábamos haciendo.
En ese tiempo, nuestro modelo de negocio, de ofrecer mayor valor a menor precio, dándoles la bienvenida a los clientes y comunicándonos con ellos con franqueza, era tan insólito que resultaba casi revolucionario. Después de que a Virgin Music y Virgin Records les fue tan bien, mis ambiciones se ampliaron y empecé a soñar con establecer empresas igualmente frescas, divertidas y competitivas en otros sectores de la industria.
Nuestro grupo pronto asumió muchas industrias diversas, reimaginando todo, desde centros nocturnos hasta aerolíneas y teléfonos móviles, todo dirigido a gente que aceptara nuestro espíritu juvenil.
Trabajábamos mucho, salíamos de fiesta aún más, nos divertíamos en grande e hicimos un cambio positivo.
En retrospectiva, mi equipo y yo no estábamos interesados en seguir ninguna carrera en particular o en tener éxito en determinada industria.
Queríamos lograr un cambio positivo en la vida de nuestros clientes; descubrimos nuestros talentos y construimos nuestras carreras mientras perseguíamos esa meta. Estoy orgulloso del lugar que ocupa Virgin en la actualidad, pero estoy aun más orgulloso de la jornada que nos permitió llegar ahí. Fue de descubrimiento y acción positiva.
Hoy en día, muchos jóvenes como tú se enfrentan al problema de elegir qué camino profesional seguir en un mundo cambiante, donde los modelos tradicionales de negocios y de gobierno están en proceso de cambio.
Más que tratar de colocarte en buena posición para el futuro, aprovecha los años que te quedan en la universidad para evaluar dónde están tus verdaderos intereses y pasiones y busca la oportunidad de desarrollar aun más tus conocimientos y tus talentos. Si te gusta la música pero eres desafinado, aprovecha tus conocimientos musicales para promover a tu banda favorita o para que vaya a dar un concierto en tu ciudad.
No te preocupes si el camino que se te abre no está claro el día de la graduación; las carreras pueden tomar direcciones muy diferentes, con giros y vueltas inesperados a todo lo largo. Cuando entres en la fuerza de trabajo, recuerda estar alerta a todas las oportunidades, sin dejar de estar centrado en tus intereses. Tu pasión y tus conocimientos te ayudarán a encontrar el camino… y a triunfar.
Richard Branson
fuente: Revista Portafolio (Colombia)
Si lo que necesitaba era una respuesta practica ahi la tiene, magistral.
Me encantó esta respuesta!! Ayuda a los estudiantes y a los que ya pasaron esa etapa y todavía no estan satisfechos con lo que hacen. La clave es que te tiene que gustar y tiene que ser divertido.