– Ojalá puedas conservar esa forma de pensar con el paso de los años, le dijo un hombre a un familiar que hacía muchos años que no veía y que había ido de visita a “los pagos” de aquél para festejar el año nuevo…
– ¿Por qué?, ¿acá cómo viven?, le preguntó.
– No, te decía que cómo pensás…
– Y yo te digo cómo vivo… Yo hago como digo que pienso. La mía es una forma de vivir… También elijo, aunque me aleje de los patrones que aquí o allá están de moda. Aunque la cultura sea algo que heredamos y construimos entre todos, hay una parte que es uno, y una subcultura que es uno.
– Y ¿cómo se hace para vivir así con tantas ganas de ser feliz, haciendo todo lo posible por rozar ese estado?
– No lo sé. Nací con esas ganas. Crecí con ese deseo. Y es más fuerte que cualquier legado cultural. Porque es mío.
– ¿Y se aprende?
– No sé si se aprende… Pero si querés puede ser tan contagioso como seguir a la corriente…
– Entonces, entradas las doce, brindaron, bebieron un sorbo de sus propias copas, las intercambiaron, y volvieron a beber…
El transeúnte se volvió a su ciudad. Y el residente comenzó a hacerse muchas preguntas, cuyas respuestas no aparecieron sino con el tiempo…Cuando al año entrante el forastero volvió a visitarlo, le preguntó:
– ¿Y cómo se hace para estar siempre “enfermo” de ser uno mismo, y hacerlo valer? Porque desde que he encontrado la escala de valores con las que deseo vivir no han cesado de decirme que estaba “loco”…
– Uh, sí, olvidé advertirte que eso suele suceder. Cuando uno es uno mismo, por ser tan único y vivirlo así, da la impresión de ser tan distinto como un loco. Y ¿qué es ser loco? Vaya uno a saber… Tal vez, como todo concepto, no escape a la cultura… Lo importante es que poco debería importarte el adjetivo con el que te califiquen si te respetás lo suficiente como para serte fiel… No hay peor mentira que mentirse. No hay verdad para decirle al otro si no hay una verdad para regalarse uno.
– Entonces, es difícil…
– Claro, nadie dijo que es fácil… Eso es lo más lindo de la felicidad. Te roza, de vez en cuando, pero ¡cómo te roza!; te rodea de tiempo en tiempo, pero con cuánta insistencia aflora en tu recuerdo cuando un mal momento sobreviene. Es así, amigo, ninguna flor nace en el aire…
* Gisela Mancuso. Abogada, redactora, escritora, ganadora de numerosos concursos literarios. [email protected]
autora del libro Abrazo Mariposa
http://ar.geocities.com/abrazomariposa/abrazomariposa.html