En Argentina, más de 4 millones de personas apuestan al proyecto propio, de acuerdo a estimaciones del Global Entrepeneurship Monitor GEM (Monitoreo Global Emprendedor), entidad especializada en el análisis del fenómeno emprendedor. Un informe del 2013 desarrollado por este organismo indica que el 40% de estos emprendimientos son llevados a cabo por mujeres. En el mismo estudio se destaca que, a nivel mundial, la cantidad de emprendedoras asciende a los 126 millones. De ellas, 98 millones logran hacer que sus proyectos perduren exitosamente en el tiempo, superando los tres años.
Entre los motivos que llevan a las mujeres a emprender se encuentra la posibilidad de generar un ingreso adicional para el hogar y lograr así mayor independencia a nivel económico. Además, suele ser una alternativa laboral que les permite quedarse en su casa y manejar sus horarios para poder acompañar el crecimiento de sus hijos.
Por otra parte, en muchos casos la creación de los emprendimientos es una opción ante la falta de un empleo formal. “Promovemos la inclusión social a través del trabajo. Incentivar el desarrollo de emprendimientos es una herramienta para lograr ese objetivo”, explica Leandro Schvartzer, presidente de la Fundación PROEM, ONG que organiza programas para el inicio y fortalecimiento de emprendimientos en barrios de bajos recursos de la zona norte del Gran Buenos Aires.
Cuando quedó embarazada, Rosa Soria fue despedida de su puesto de operaria en una fábrica, donde trabajaba hacía cuatro años. Un mes antes, su marido también había quedado desempleado. Empezó a vender ropa para bebés, proyecto que actualmente le permite generar un ingreso para cuidar de sus cuatro hijos.
Rosa forma parte del grupo de doce mujeres que participan de los talleres para emprendedoras realizados por la Fundación PROEM en el predio de la Asociación Acompañar con Educación y Responsabilidad (ACER) del barrio Las Flores, en Vicente López. “Estoy aplicando lo que aprendí y me está yendo mucho mejor que cuando empecé. Pienso que así voy a llegar a cumplir mi sueño de tener mi propio local”, comenta Rosa, esperanzada.
El programa de formación para emprendedores desarrollado por la Fundación PROEM contempla un proceso de capacitación y acompañamiento, durante el cual se les enseña a armar planes de negocios, se examinan los posibles canales de venta y la promoción de los productos y servicios. Además, PROEM brinda microcréditos a tasa cero que permiten financiar las primeras etapas de los proyectos. Desde su creación en 2003, esta fundación asistió a más de 1.200 emprendedores y otorgó más de 90 microcréditos. Además de apoyar el fortalecimiento de emprendimientos, la ONG cuenta con un programa de aprendizaje de oficios y otro de asistencia para la inserción laboral de jóvenes de 18 a 24 años.
Por primera vez en la historia, las mujeres representan más de la mitad de la fuerza de trabajo de América Latina, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Al modificarse su posicionamiento en el mercado laboral, también se amplían sus opciones y cada vez más apuestan por los proyectos propios.
Verónica Peralta, quien también asiste a la capacitación de PROEM en Las Flores, realiza trabajos de costura desde hace tres años. Los conocimientos adquiridos le permitieron hacer un mejor cálculo de los precios para empezar a obtener ganancias. “Mis hijos me demandan mucho tiempo. No puedo salir a trabajar, así que mi emprendimiento es una manera de poder ayudar en casa y tener mis propios ingresos para no llegar tan justa a fin de mes”, explica.
Mientras las madres aprenden a desarrollar sus proyectos, sus hijos juegan en el patio. La Asociación ACER funciona como un centro al que los padres pueden llevar a sus hijos para aprender sobre alimentación, nutrición y estimulación temprana. Además, se dan capacitaciones en tejido, computación, costura, manualidades y repostería. El objetivo es erradicar y prevenir la desnutrición infantil.