De ahí el nombre de la firma que nació en 2009, tiene 320 millones de usuarios registrados y está valuada en US$ 320 millones. “Fue una charla con la típica magia de Silicon Valley. Me preguntaron qué quería hacer y les dije que algo grande, cambiar el mundo. Vimos la oportunidad que había para la aplicación en América latina y en eso estoy”, resume, entusiasmado, quien ahora se desempeña como asesor externo con el cargo de líder de crecimiento para América latina. La compañía recibió en marzo US$ 260 millones del gigante asiático Alibaba y totalizó US$ 367 millones de inversión.
La app nació el mismo año que Whatsapp con chat y llamadas gratis, y, junto con Skype, fue una de las primeras en sumar video llamada. Pero evolucionó a una plataforma social y de comunicación integral, en la que se puede “descubrir” gente (al estilo Tinder), comprar online y transferir dinero. “Este modelo de tener todo en uno viene de Asia, con exponentes como Line, Viber o WeChat. Era desconocido en los Estados Unidos hasta este año”, cuenta el emprendedor de 26 años, quien se desenchufa saliendo a correr o haciendo meditación zen.
¿Cómo competir contra gigantes? “WhatsApp tiene 800 millones de usuarios al mes y Facebook tiene el monopolio del chat. Queremos ofrecer un lugar de comunicación y sumar features; ellos van más despacio y nosotros vamos más rápido pero nos cuesta más generar volumen”, dice. El modelo de negocio se basa en publicidad en un 90%. “Pero la gran apuesta es el e-commerce. Ahí te metés con Amazon y eBay, pero ellos no son mobile first y nosotros sí”.
En América latina, Tango tiene 50 millones de usuarios registrados. México, Colombia y Brasil suman el 30%. La empresa desembarcó en la Argentina hace tres meses y ya llegó al millón de usuarios, pero aún no están disponibles todas las prestaciones de la app, que también cuenta con un canal en el cual se puede seguir a celebridades y permite hacer llamadas locales e internacionales sin que la otra persona tenga instalada la app (en la Argentina estará disponible en dos meses).
Tango tiene 300 empleados en Mountain View, Rusia y China. ¿Hay chances de un desembarco en América latina? “El 80% de los empleados son ingenieros y se define por eso; en la Argentina hay buenos ingenieros, pero no es tan barata como Rusia o China”.
Sobre la chance de ser comprados, dice: “Hay dos modelos: o armás y vendés, o armás y comprás”. Por caso, Facebook quiso comprar Snapchat por US$ 3000 millones y dijeron que no. Después levantó US$ 1200 millones de inversores y hoy vale US$ 20.000 millones.
¿Y la Argentina como polo de desarrollo de apps? “El argentino puede competir a nivel global, pero el país no está preparado a nivel institucional ni de volumen de mercado para un desarrollo techie. No se fomenta el emprendedorismo. El próximo gran invento no sé si va a salir de América latina, pero sí puede surgir de un emprendedor argentino en los EE.UU. Silicon Valley es una máquina aceitada legal y financieramente hablando, para que se generen compañías grandes”, explica. Y concluye: “Los argentinos tienen dos opciones: o traen un modelo de los EE.UU. y lo aplican, o van a Silicon Valley”. Matías Koretzky eligió lo segundo.
Ignacio Federico
De ahí el nombre de la firma que nació en 2009, tiene 320 millones de usuarios registrados y está valuada en US$ 320 millones. “Fue una charla con la típica magia de Silicon Valley. Me preguntaron qué quería hacer y les dije que algo grande, cambiar el mundo. Vimos la oportunidad que había para la aplicación en América latina y en eso estoy”, resume, entusiasmado, quien ahora se desempeña como asesor externo con el cargo de líder de crecimiento para América latina. La compañía recibió en marzo US$ 260 millones del gigante asiático Alibaba y totalizó US$ 367 millones de inversión.
La app nació el mismo año que Whatsapp con chat y llamadas gratis, y, junto con Skype, fue una de las primeras en sumar video llamada. Pero evolucionó a una plataforma social y de comunicación integral, en la que se puede “descubrir” gente (al estilo Tinder), comprar online y transferir dinero. “Este modelo de tener todo en uno viene de Asia, con exponentes como Line, Viber o WeChat. Era desconocido en los Estados Unidos hasta este año”, cuenta el emprendedor de 26 años, quien se desenchufa saliendo a correr o haciendo meditación zen.
¿Cómo competir contra gigantes? “WhatsApp tiene 800 millones de usuarios al mes y Facebook tiene el monopolio del chat. Queremos ofrecer un lugar de comunicación y sumar features; ellos van más despacio y nosotros vamos más rápido pero nos cuesta más generar volumen”, dice. El modelo de negocio se basa en publicidad en un 90%. “Pero la gran apuesta es el e-commerce. Ahí te metés con Amazon y eBay, pero ellos no son mobile first y nosotros sí”.
En América latina, Tango tiene 50 millones de usuarios registrados. México, Colombia y Brasil suman el 30%. La empresa desembarcó en la Argentina hace tres meses y ya llegó al millón de usuarios, pero aún no están disponibles todas las prestaciones de la app, que también cuenta con un canal en el cual se puede seguir a celebridades y permite hacer llamadas locales e internacionales sin que la otra persona tenga instalada la app (en la Argentina estará disponible en dos meses).
Tango tiene 300 empleados en Mountain View, Rusia y China. ¿Hay chances de un desembarco en América latina? “El 80% de los empleados son ingenieros y se define por eso; en la Argentina hay buenos ingenieros, pero no es tan barata como Rusia o China”.
Sobre la chance de ser comprados, dice: “Hay dos modelos: o armás y vendés, o armás y comprás”. Por caso, Facebook quiso comprar Snapchat por US$ 3000 millones y dijeron que no. Después levantó US$ 1200 millones de inversores y hoy vale US$ 20.000 millones.
¿Y la Argentina como polo de desarrollo de apps? “El argentino puede competir a nivel global, pero el país no está preparado a nivel institucional ni de volumen de mercado para un desarrollo techie. No se fomenta el emprendedorismo. El próximo gran invento no sé si va a salir de América latina, pero sí puede surgir de un emprendedor argentino en los EE.UU. Silicon Valley es una máquina aceitada legal y financieramente hablando, para que se generen compañías grandes”, explica. Y concluye: “Los argentinos tienen dos opciones: o traen un modelo de los EE.UU. y lo aplican, o van a Silicon Valley”. Matías Koretzky eligió lo segundo.
Ignacio Federico