Seguro te pasó. Te largas a emprender y te encontrás rodeado de una buena cantidad de personas que se te acercan para decirte lo que tenés que hacer, aquello que necesitás cambiar y todo lo que no se te debe ocurrir hacer. Lo más notable es que buena parte de esas no han fundado empresas pero se sienten en condiciones de aconsejarte.
Y lo peor, es que algunas de estas personas, podrían convertirse en tus enemigos empresariales iniciales si no aplicás sus consejos. Muchas de las recomendaciones que te de esta gente. pueden parecer sonar muy ciertas, sin embargo, es probable que camuflen en ellas sus propios miedos e inseguridades.
Algunas de estas falacias son:
“Buscar financiamiento”
Parece no ser un mal consejo, pero lo es porque genera en el nuevo emprendedor una sensación de falsa comodidad financiera. Suele suceder que cuando consigue financiamiento, el emprendedor se olvida por completo de los números de la empresa, y comienza a dilapidar como si el dinero fuera lo que sobrara. Y entonces, cuando el negocio comienza a desmoronarse, no sabe cómo volver a empezar, porque no tuvo la experiencia de arrancar desde cero. Los que saben verdaderamente por experiencia propia saben que arrancar siendo chico es la clave para generar grandes negocios.
“Encuentra un socio”
Un socio es la persona que nos acompañará en los momentos de mayor alegría e inconvenientes en la empresa. Pero lo difícil es encontrar un buen socio complementario y no todos los emprendedores lo encuentran. Y lo peor que un emprendedor puede hacer es «asociarse es necesario», ya que el socio por necesidad puede convertirse en un ancla que tira hacia abajo, más que en un barrilete que te ayuda a remontar vuelo.. Recuerda que al tener un socio, ganas un compañero con ciertas capacidades y habilidades, pero a la vez, pierdes una porción de poder sobre las decisiones que se tomen en tu empresa.
“Ten un plan de salida”
Pensar en cómo salir cuando en realidad recién acabás de comenzar no es un buen consejo, aunque lo parezca. Solo es una cortina para enmascarar miedos. Focalizate en el negocio y no des espacio al fracaso en tus visualizaciones. Ésta es la mejor carta con la que cuentas para llegar al éxito.
“No sueñes en grande”
¿Y por qué no hacerlo? Los temerosos te aconsejarán ello arguyendo que volar alto es peligroso para un emprendedor primerizo. Sin embargo, ellos olvidan que los sueños en grande son el motor de combustión de los emprendedores. Con sueños mediocres, alcanzarás objetivos mediocres. Con sueños grandes, es probable que tus objetivos sean por lo menos, cercanos a esos sueños.