por Francisco Santolo*
El paradigma de colaboración y co-creación se torna esencial para empresas que buscan adaptarse, innovar y crecer en un mundo interconectado. Este enfoque valora la inteligencia colectiva y la diversidad de visiones y talentos, fomentando la innovación, la adaptabilidad y generando un sentido más profundo de propósito entre los colaboradores y actores del negocio.
El concepto de ‘Stakeholder Centricity’ (actores en el centro), habitualmente mal comprendido, es esencial para el éxito de las empresas. No se trata de renunciar a la captura de valor favoreciendo a los demás. ¡Se trata de maximizarla! En esencia, la comprensión profunda de los actores, sus objetivos, motivaciones, necesidades y deseos informan a la estrategia empresarial, cuyas actividades se centran en maximizar la generación y captura de valor.
La transición hacia la co-creación representa una filosofía de suma positiva, donde la innovación y el progreso surgen de la diversidad y la colaboración. Las empresas que adoptan este enfoque se destacan en innovación, generando lealtad y confianza y creando ecosistemas donde todos los actores se benefician mutuamente. Este enfoque implica un compromiso activo con una red diversa de actores, acelerando la innovación y fomentando soluciones más inclusivas y sostenibles.
El liderazgo adaptativo desempeña un papel crucial en este entorno de co-creación, donde habilidades como la escucha activa y la empatía son de valor creciente para manejar y canalizar la diversidad de ideas e intereses. Los líderes se reinventan como facilitadores, armonizando diferentes perspectivas hacia objetivos comunes, habilitando la aplicación de metodologías de co-creación y generando entornos seguros y abiertos para la experimentación y el aprendizaje.
Al entender y colaborar con otros grupos de actores, las empresas generan soluciones innovadoras y sostenibles, mejorando así la relevancia y el impacto de sus estrategias. El crowdsourcing y la innovación abierta despuntan como novedosos ejemplos de co-creación, involucrando en los problemas y encontrando soluciones en los actores menos esperados. Estas prácticas aceleran la innovación, ofrecen nuevas perspectivas y fortalecen la relación con clientes y colaboradores, convirtiéndolos en co-creadores y promotores de la marca.
Además, la coopetición, que combina cooperación y competencia, es una tendencia potente en círculos educativos y multinacionales. Empresas líderes colaboran en investigación y desarrollo, compartiendo recursos y conocimientos, y buscan mecanismos de coordinación hasta en estrategias de mercado. Este enfoque ayuda a enfrentar desafíos complejos y a aprovechar oportunidades.
La co-creación no solo altera estrategias, sino que también transforma valores y comportamientos internos a favor de organizaciones menos jerárquicas, más horizontales. Si bien la co-creación presenta desafíos como el equilibrio entre colaboración y protección de competencias clave, sus beneficios son innegables. Las organizaciones pueden aumentar su capacidad de innovación, fidelizar a sus clientes, colaboradores y proveedores y diferenciarse en el mercado, superando los retos a través de una gestión estratégica y una cultura de apertura y adaptabilidad.
Las organizaciones que prosperarán en el futuro serán aquellas que abracen la co-creación y la colaboración, promoviendo un desarrollo empresarial más humano, sostenible y conectado con las necesidades de la sociedad. ¿Cómo serán? Probablemente distintas de las de ahora en todo sentido. Vamos hacia unidades de generación de valor cada vez más pequeñas, desintegradas, colaborativas, por proyecto, y el crowdsourcing de individuos junto a alianzas dinámicas parece ser una natural respuesta al futuro.
Reflexionando sobre cómo la co-creación puede revitalizar estrategias y operaciones empresariales, se abren caminos hacia un futuro más innovador y colaborativo.
Con respecto a estos temas, te recomendamos nuestros MicroMasters de Emprendimiento y de Innovación y Estrategia.