El emprendimiento sénior no tiene nada que ver con la edad.
Yo emprendo con mi cerebro, con el alma y con el corazón. Y mi cerebro no tiene reuma. Mi alma no se cansa al correr de un lado a otro. Y mi corazón no duerme por las noches. Mi edad social no es mi edad natural.
«Tengo plenas facultades para emprender. “Sénior” es el aditivo de mi emprendimiento»
“Sénior” me da seguridad al saber distinguir los caminos, porque ya los he visto antes desde lejos. “Sénior” es aprender a aprender, porque Emprender no es más que aprender en movimiento.
No voy a desaprovechar el talento que me rodea, ni el mío propio. Voy a reunir todo lo que hoy me sobra para alcanzar la mayor satisfacción personal, conseguir mis metas y demostrar a la sociedad que la vida no es junior ni sénior.
Es sencillamente la Vida. Tan plena en una etapa como en la otra.
Emprendimiento sénior a veces se interpreta como llenar el tiempo que te queda, cuando en realidad es aprovechar el tiempo que hemos vivido para continuar creciendo hasta la eternidad.
Porque el emprendedor se marchará algún día, pero su obra quedará, sin importar cuándo se inició.