Tomando prestada una frase hecha muy antigua, son muchas las personas vinculadas al mundo empresarial que se hacen la siguiente pregunta: ¿el emprendedor nace o se hace? Para dar respuesta a esta pregunta se ha intentado hacer muchos estudios, unos más concluyentes que otros.
El emprendedor se hace
En la esfera pública, los hay quienes defienden que el emprendedor se hace y que tienen que pasar por la formación que imparten las distintas escuelas de negocio repartidas por todo el mundo. En este sentido, el Washington Post publicó hace unos días un reportaje titulado ‘Five myths about entrepeneurs’, en el que Vivek Wadhwa, director del centro de emprendedores de la Universidad de Duke, desmentía algunos de los mitos que corren en torno a la figura de los emprendedores iniciales o incipientes.
Wadhwa abordó el debate sobre si el emprendedor nace o se hace, y, frente a lo tradicionalmente imperante, optó por la segunda opción: «Nuestra investigación reveló que el 52% fueron los primeros de su familia en iniciar un negocio, como Bill Gates, Jeff Bezos, Larry Page, Sergey Brin y Russell Simmons. Sus padres eran profesores universitarios, abogados, obreros o funcionarios. Sólo el 39% tenía un padre emprendedor, y un 7% tuvo una madre emprendedora».
El emprendedor nace
Sin embargo, también hay quien defiende que el emprendedor nace, y que lo hace con una predisposición -ya sea genética o no genética- para no conformarse con la estructura del mundo, sino para cambiarlo y adaptarlo a su forma de ver las cosas. A este perfil se le presupone una serie de características (fortaleza mental, capacidad de liderazgo, perseverancia, don de gentes, creatividad…) que le hace propicio para iniciar un proyecto. Muchas de las personas que defienden que el emprendedor nace no ven tan claro que cualquier persona se pueda convertir en emprendedor, y critican a las escuelas de negocio, a las que consideran más bien una forma -muy cara- de salir de allí con un puesto de trabajo o con una agenda de contactos lo suficientemente grande como para poder conseguir éxito en su proyecto sin demasiado esfuerzo.
En su libro «MBAs: ¿Ángeles o demonios?», Juanma Roca, critica duramente las estructuras actuales de algunas escuelas: «Han pasado de ser centros de transmisión de conocimientos a negocios en sí mismas. Así lo demuestra el ‘círculo vicioso’ entre escuelas, patrones, alumnis y reclutadores».
Ya hemos dado algunas respuestas a la primera pregunta de este reportaje. Ahora falta la segunda: si el emprendedor se hace… ¿dónde es mejor formarse? ¿Qué escuelas de negocio son las más adecuadas? ¿Son realmente útiles estas escuelas? ¿O han establecido relaciones clientelares que poco fomentan la formación emprendedora?
¿El emprendedor nace o se hace? Son muchas las opiniones que defienden ambas posturas, y estuvimos viendo algunas de ellas, que pueden ayudar a cada cual a formarse su propio criterio. Una vez planteado este debate, viene otro: si el emprendedor se hace… ¿dónde se forma? ¿Qué escuelas de negocio son las más adecuadas? ¿Son realmente útiles estas escuelas? ¿O han establecido relaciones clientelares que poco fomentan la formación emprendedora?
En cualquier caso, los que rechacen la predisposición genética a la hora de ser emprendedor (o no la rechace, pero quiera complementarla con formación), a lo largo de todo el mundo hay varias escuelas de negocios que forman a los futuros empresarios. ¿Cuál es la mejor? La revista Forbes acaba de publicar su ranking con los mejores MBA´s de fuera de Estados Unidos, un ranking que corona a IMD en los programas de un año y a la escuela de negocios de Londres en los de dos años.
Las escuelas de negocio españolas no salen mal paradas, ya que el IE Business School es el tercero en los MBAs de un año, mientras que IESE Business School ocupa la misma posición en los de dos.
A principios de año, el Financial Times también publicaba su propio ranking, que volvía a coronar a la escuela de negocios de Londres e incluía a cuatro escuelas españolas entre las 100 mejores del mundo: el IE ocupaba la octava posición, inmedianamente seguido por IESE. Más abajo, en los puestos 21 y 84, nos encontramos con Esade y Eada, respectivamente.
Críticas contra los rankings
Sin embargo, estos rankings, pese a gozar de muy buena fama, tampoco se libran de las críticas. De hecho, el propio Juanma Roca los relaciona directamente con el emperamiento del enfoque por parte de las escuelas: «También ha contribuido a este hecho la creación de los rankings de las escuelas. Las prestigiosas publicaciones que los elaboran han hecho un gran favor al mundillo de las escuelas de negocio dado que la competitividad y la calidad de las escuelas ha mejorado considerablemente. Pero los rankings han causado de la misma manera que las escuelas de negocios elaboren su estrategia de cara al posicionamiento en los rankings, en vez de potenciar una mejor enseñanza, lo que premia en última instancia valores poco deseables en el mundo empresarial como la codicia, el todo vale y la competitividad feroz».
Esta opinión choca de frente con la opinión generalizada, que sitúa a las escuelas y a los MBAs como elemento formativo fundamental para cualquier emprendedor. Para complementar este debate, recomendamos el reportaje de Esteban Hernández en El Confidencial: ¿Pueden las escuelas de negocios ser críticas con sus clientes?