No todos los emprendedores son iguales. A no todos los emprendedores les atrae lo mismo. Esto, que parece una obviedad, es crucial para pararse frente al mundo como emprendedor.
Henry Ford, Steve Jobs, Bill Gates y nuestro Santiago Bilinkis (por citar algunos), fueron o son emprendedores excepcionales, lo que les otorgó mayor o menor prestigio en su país o en el mundo entero.
¿Pero pueden tomarse estos ejemplos como representativo del universo de emprendedores?
Para hacer más claro mi punto de vista: Einstein es un buen modelo de hombre de ciencia, como Galileo, Newton o el señor Schrödinger: premio Nobel de física y mujeriego conocido que encontró una de las fórmulas más impresionantes de la Física Cuántica en un hotel. Pero ellos no son representativos del universo de los científicos.
Y esto nos devuelve nuevamente al principio: el universo de emprendedores es demasiado amplio y extenso como para tomar como representativos de todo el conjuntos a los referentes. Ellos son excelentes ejemplos, inspiradores, movilizadores de lo que hacemos, pero si consideramos las estadísticas (en Argentina, sólo 3 de cada 100 emprendimientos cumplen 5 años*), es fácil notar que la mayoría de los emprendedores no prosperan, y de los que despegan, la mayoría no se convierten en referentes mundiales. Entre Bilinkis y el emprendedor anónimo opera un abismo de diferencia que está dado por una diversidad de factores. Cumplir 5 años con el emprendimiento propio constituye un primer éxito nada despreciable, ubicándonos entre el 3% de los emprendedores. Si, además, podemos vivir de él, estamos ante un suceso extraordinario. De todos modos, conviene hacer una aclaración de este número alarmista: muchos emprendimientos se venden, otros se fusionan y otros se cierran sin acusar problemas financieros. Además, muchas inscripciones corresponden a relaciones laborales encubiertas.
Debemos tener en cuenta, también, cuál es el objetivo del emprendimiento. Los focos pueden ser muy variados: permitirme expandirme como persona, facturar lo más posible, hacer algo que amo, priorizar una forma de trabajar, hacerme famoso, etc. Difícilmente alguien que priorice trabajar solo, eligiendo los clientes y sin hacer publicidad de su trabajo pueda ser un referente mundial, pero es (para emprendedores como yo) un modelo a seguir.
Por último, debemos cuidar la capacitación. La gran mayoría de los emprendimientos fracasan por problemas en la dirección. Aprender de los errores, consultar con especialistas y realizar capacitación y formación en centros especializados puede marcar la diferencia entre estar en el 3% o estar en el 97%
Por: Leandro Rivero
fuente: Plan Emprendedor