En el sector de las TIC los avances tecnológicos se suceden a velocidad de vértigo desapareciendo de la noche a la mañana, casi sin avisar. En este sector las empresas grandes no innovan, adquieren.
Así que cuando un emprendedor decide poner en marcha su negocio debería saber, ya desde el momento cero, si su vocación es la de perdurar y ser comprador o acabar siendo adquirido por alguien más grande.
Con este panorama, los emprendedores tecnológicos suelen transitar por sus empresas, saltando de emprendimiento en emprendimiento, pero no las dejan en herencia a sus hijos. Ese es, al menos, mi caso y el de muchos emprendedores en serie que he conocido aquí y en el Silicon Valley a lo largo de las tres últimas décadas.
Los proyectos empresariales pasan por etapas y al final los propios líderes de esos proyectos se especializan en fases del desarrollo. Los hay que les gusta iniciar y quizás abandonar antes de que la empresa sea rentable. Estos viven de la ronda de financiación, saltando de ronda en ronda. Yo los llamo “ronderos”. No les preguntes por sus clientes, ellos se enfocan en las valoraciones, los cap table y las estrategias antidilución. Otros emprendedores, por contra, quieren comprobar cómo lo que iniciaron hace ya un tiempo resuelve problemas reales a las personas, quieren ver cómo tanto esfuerzo tiene finalmente sentido, que valió la pena, junto claro, a sentir la satisfacción de la recompensa. Éstos hacen empresas rentables. Sí, normal, las empresas ganan dinero. Nada de extraño.
Con independencia de motivos personales, muchas empresas se venden al atravesar dificultades económicas. Aquí vamos a tratar, no obstante, de la decisión no forzada de venta.
Llega un momento en la vida del emprendedor en el que necesita hacer un alto en el camino para sentirse nuevo, respirar, tomar aire fresco y reanudar la senda del emprendimiento y la creación. Estos ritmos vitales están claramente marcados en los emprendedores en serie. ¿Me aburro? Ha llegado el momento de vender.
Hay sin embargo, empresas lideradas de manera más racional quizás por emprendedores más planificadores. En ese caso se escoge bien el sector, a menudo relacionado con el ámbito de experiencia y se traza un plan sincronizado con los ciclos económicos además del hype cycle. Éste te marca el mejor momento de entrada y de salida de tu tecnología. Ya tienes una guía de por dónde transitará tu tecnología.
¿Cuál es la situación ideal? Planificar la salida desde el momento cero, desde la misma concepción de la idea. Idealmente el emprendedor se diría a sí mismo “tengo claro que voy a servir este producto a este tipo de clientes y a vender mi negocio a este tipo de empresa. Ya puedo empezar”.
¿Qué factores acelerarán la venta? Sin duda alguna el factor que más acelera la venta es la generación de caja. A más caja generada, más larga la cola de posibles compradores esperando en la puerta para adquirir tu empresa. Otro factor es la notoriedad (y no al revés). Si haces bien las cosas y los analistas o generadores de opinión te conocen, los compradores de tu tecnología lo sabrán antes y lo sabrán más compradores ¿Te imaginas ser la pareja preferida del baile?
¿Cómo puedo hacer que mi empresa valga más? Volvemos al origen. Como emprendedor decides en qué tecnología quieres competir, en qué segmento de mercado te posicionas y cuál es la curva de adopción de tu producto. Ya has tomado las decisiones más importantes sobre la valoración de tu compañía. Supongo que eres consciente de que las empresas que crecen valen más, así que mejor apúntate a una estrategia de crecimiento. Ahora ya sólo te queda generar mucha caja, conseguir notoriedad y negociar bien.
¿Cuándo vender? Si has seguido la metodología expuesta en el cuadro, debes estar preparado para vender en cualquier momento, te llegarán ofertas muy pronto. Después será tu decisión, tu momento personal, cuánto quieras optimizar. La venta de una empresa es un proceso planificado que se inicia en la misma gestación de la misma. Las ventas sobrevenidas no optimizan el valor.
¡Suerte! No te sientas mal por la venta, las empresas se compran y se venden, como los productos del supermercado. Todavía puedes volver a intentarlo, los emprendedores lo llevan en el ADN, es inevitable que lo vuelvas a probar.