Aunque parezca un poco extraño, un artista vive muchas situaciones similares a las que vive un emprendedor, por eso sus actitudes son similares.
Se deben enfrentar muchas veces a la crítica, y a partir de algunos materiales son capaces de crear algo que antes no existía, en donde quedan expuestos completamente al riesgo, a la crítica y al fracaso. Veamos algunas características de los artistas que muy fácilmente se aplican a lo que viven los emprendedores día a día.
Valentía
Tanto un artista como un emprendedor tienen en común que son personas que aunque le tengan miedo a lo que sucederá en el futuro no se quedan en la zona cómoda, sino que saltan y se arriesgan poniendo pasión en cada una de las cosas que realizan para así superar los obstáculos con que se encuentren en el camino. No todo el mundo puede soportar la presión que este genera y canalizar sus inseguridades por lo que no todo el mundo puede ser un artista o un emprendedor.
Fracaso
Un artista, un cómico, o cualquier persona que se dedique al arte está fracasando constantemente y suele ser de allí de donde toman la inspiración para sus nuevos proyectos y creaciones. Lo bueno del fracaso es que pueden ser capaces de ver objetivamente la situación, reconocer dónde estuvo el error para no volver a repetirlo. En el mundo de los emprendedores pasa algo similar. Tienen que estar atentos a los fracasos y errores para poder aprender de ellos. Muchos creen que admitir un error o el fracaso les dará mala reputación y los hará menos exitoso pero la realidad es que el éxito real llega cuando hemos superado momentos difíciles y complejos que solo los aprendemos en el fracaso más absoluto.
Grupo de soporte
Todos los artistas, cualquiera que sea su rama, cuentan con un grupo de soporte que los retroalimenta y a quienes pueden acudir a pedir opinión, guía y consejo cuando sienten que están fuera del camino de donde deberían estar. En el caso de los emprendedores es exactamente igual, deben estar en contacto con personas similares para retroalimentarse, asistir a cursos y seminarios y encontrar personas con las que compartir inquietudes. Lo ideal es encontrar personas que no sean de la misma área para poder ser 100% sinceros y no creer que se está compitiendo.
No hacer de más
Los artistas en general tienen esa cualidad de saber cuando algo ha finalizado y alejarse de ello para poder así cultivar cómo llegaron hasta allí sabiendo que no pueden dar más de si. Eso sucede con una pintura o con las historias a las que si se les agrega detalles o capítulos de más se corre el riesgo de arruinar lo que se tenía hasta el momento. Muchas veces los emprendedores pierden la visión y no son capaces de diferenciar cuando algo está bien y hay que dejarlo como esta o cuando es necesario seguir adelante. Hacer de más puede traer consecuencias negativas. Menos es más y tener la capacidad de reconocerlo una habilidad que tanto artistas como emprendedores deben ejercitar diariamente.
Abandonar
Tanto el artista como el emprendedor viven el mismo camino: crean algo, lo llevan por un camino y fracasan para volver a crear algo nuevo y así seguir adelante. En cada uno de los casos saben que no se puede seguir adelante con una idea, porque simplemente se trata de una mala idea y ya, pero eso no quiere decir que no estén preparados para el éxito, al contrario, cuantos mayores fracasos más aprendizaje y por ende más cerca del éxito.
La próxima vez que te veas envuelto en dudas de cómo seguir adelante con tu carrera de emprendedor, piensa como si fueras un artista que necesita crear obras para vivir y para canalizar su pasión. Piensa en todas esas películas o libros que has leído y no te han gustado y cómo luego pudiste encontrar algo de ese mismo autor que te pareció increíble. Encontrar el punto medio y tener consciencia para ello es la diferencia entre un emprendedor que alcanzará el éxito y otro que se quedará lamentando por sus fracasos eternamente.