Los emprendedores tienen una mentalidad única. Con las estrategias, los hábitos y las herramientas adecuadas, tú también puedes cultivar un mindset emprendedor.
Si observamos con atención todos los grandes descubrimientos que ha hecho el ser humano, veremos un hilo conductor: el fracaso.
Cuando una solución o idea no funcionaba, el fracaso era el catalizador para encontrar diferentes soluciones para resolver el problema en cuestión. Para ser un emprendedor, hay que tener una mentalidad diferente a la de la mayoría de la gente. Tienes que darte cuenta de que el fracaso no es el fin de todo: en realidad es el mejor indicador de que estás en el camino de crear algo grande. Hay muchas cosas que contribuyen a tener una mentalidad emprendedora, y quizá la más importante sea que debes sentirte cómodo con el fracaso.
He aquí otras cosas que hay que tener en cuenta.
1. Deja de lado los objetivos y pon en marcha un sistema
La mayoría de la gente cree que necesita tener objetivos. Aunque los objetivos pueden ser muy útiles, no siempre son prácticos. Los objetivos van acompañados de un gran problema: tienen un punto final. A menos que puedas tacharlo de tu lista, te resultará más difícil medir el éxito. Los objetivos pueden ser útiles, pero también pueden ser demasiado rígidos. En demasiadas ocasiones, he visto a personas que se centran demasiado en un objetivo hasta el punto de tener una visión de túnel. Si haces esto, te perderás todos los progresos y los pequeños hitos que has conseguido por el camino.
Por eso los sistemas son más sostenibles que los objetivos. Cada gran logro es la culminación de un millón de pequeños pasos dados a lo largo del camino, y los sistemas ponen el foco en las acciones que realizas cada día de forma constante. Si sigues los sistemas, acabarás alcanzando cualquier objetivo que te propongas. En última instancia, los sistemas te permiten progresar cada día y aumentan la probabilidad de éxito continuado. Un sistema te obliga a experimentar plenamente los progresos que haces en el camino mientras trabajas para conseguir algo. Los sistemas funcionan mejor para los emprendedores; son mucho más flexibles. Si algo no funciona, puedes hacer los cambios necesarios en el sistema.
2. Sintoniza tu reloj interno
Los empresarios más éxitosos suelen ser madrugadores. Howard Schultz, Richard Branson, Tim Cook y muchos otros líderes empresariales se levantan antes de las 5 de la mañana para ser más productivos. Aunque todos conocemos la frase «al que madruga Dios le ayuda», en realidad hay una razón científica que explica por qué somos más productivos en las primeras horas del día. Según el libro del Dr. Robert Carter, Morning Mind, nuestros cerebros son físicamente más grandes cuando nos despertamos. Explica que, dado que la cabeza y el cuerpo están nivelados mientras dormimos, el cerebro recibe más líquido, lo que en última instancia crea unas condiciones óptimas para el rendimiento cerebral en las horas inmediatamente posteriores al despertar. Sin embargo, despertarse temprano no es la única pieza del rompecabezas. Una mente bien descansada también es crucial.
Las investigaciones demuestran que una buena noche de sueño nos ayuda a ser más productivos, a estar alerta y a conseguir más cosas a lo largo del día. Quienes se acuestan tarde por la noche tienden a pasar más tiempo por la mañana calentando el cerebro y poniendo en marcha el día. Puede pensar que las últimas horas de la noche son un buen momento para ser productivo, pero su energía es limitada si no se gasta del todo. Si tiene problemas para dormirse antes, intente acostarse una hora antes y levantarse una hora antes. Esto puede ser un reto con toda la tecnología disponible al alcance de nuestros dedos, pero intenta apagar tus pantallas al menos una hora antes de acostarte. El éxito va de la mano de una rutina de sueño saludable, que te ayude a irte a dormir y a despertarte a la misma hora todos los días. Con el tiempo, puede que descubras que ni siquiera necesitas un despertador.
3. Deshazte de tus distracciones y haz un plan
Los correos electrónicos, los mensajes de Facebook, los mensajes de LinkedIn, los mensajes de texto y las llamadas telefónicas son interminables. En el mundo actual, puede parecer imposible escapar de este tipo de distracciones, sobre todo porque desencadenan un complicado conflicto interno. Nuestro cerebro lógico reconoce que las redes sociales y nuestros teléfonos inhiben nuestra capacidad para trabajar, pero nuestro cerebro emocional se «enciende» literalmente cuando se libera dopamina con cada ping, like y notificación.
La forma más eficaz de evitar esto es planificar con antelación. Dedica un tiempo a las redes sociales y permítete un tiempo libre de culpa para desplazarte y enviar mensajes de texto.
Planifica la noche anterior cosas pequeñas, como la ropa que vas a llevar o lo que vas a desayunar, y cosas más importantes, como reservar tiempo para trabajar en proyectos específicos. Al planificar de forma proactiva, puede ayudar a eliminar la necesidad de pensar en lo que hay que hacer y dedicar más tiempo a hacer esas cosas. También es importante crear límites para las interrupciones. Esto es algo difícil para mí. He aprendido a crear límites durante ciertas horas del día y no tomaré una llamada o revisaré correos electrónicos y mensajes de texto a menos que sea una emergencia.
4. Separar los espacios
Crea un espacio de trabajo dedicado. Incorpora elementos que te aporten energía y te hagan sentir productivo. Ya sea una pizarra de borrado en seco, un monitor adicional o cualquier otra cosa, haz que sea un espacio dedicado a tu trabajo. Con el tiempo, tu cerebro estará entrenado para saber que cuando estés en ese espacio, vas a estar 100% concentrado en hacer las cosas. Ten un espacio separado para hacer cualquier cosa que te relaje o aleje tu mente del trabajo durante un rato. Yo tengo un mini trampolín en mi oficina para esto. No sólo me proporciona un descanso divertido, sino que también hace que mi sangre fluya y mi cuerpo se mueva. Asegúrate de mantener los dos espacios separados y dedica tiempo al descanso y al juego. Tu cerebro necesita tiempo para desconectar, relajarse y tomarse un respiro. No se puede estar concentrado al 100% todo el día. Si te tomas tiempo para descansar y jugar, permites que tu cerebro se recargue y se reenfoque.
5. Cómete la rana
Mark Twain dijo: «Si tu trabajo es comerte una rana, es mejor hacerlo a primera hora de la mañana. Y si tu trabajo es comerte dos ranas, es mejor que te comas la más grande primero». Empieza por identificar tus tareas más difíciles. Tus «ranas» son tus tareas más difíciles e importantes. Cómete las ranas más grandes a primera hora del día. He descubierto que es más productivo realizar primero las tareas más difíciles. Puede ser tentador hacer primero las tareas fáciles para calentar las más grandes, pero esto es una forma de procrastinación constructiva. Dado que la fuerza de voluntad es un recurso agotador, es mejor concentrar tu energía en las tareas más difíciles primero en lugar de quemarte con varias tareas más pequeñas. Los que empiezan el día con su proyecto o tarea más difícil suelen tener más éxito y ser más productivos a largo plazo. Si eliges las tareas más difíciles en primer lugar, te prepara para el éxito durante el resto del día y también al día siguiente. Es lo mismo que ir al gimnasio a primera hora de la mañana; tu cuerpo seguirá quemando calorías durante el resto del día y, a veces, hasta el día siguiente.
El mindset emprendedor va más allá de estas cinco cosas, pero si puedes concentrarte en algunas de ellas, si no en todas, verás cambios importantes. La mentalidad es lo que te lleva cuando las cosas se ponen difíciles, y como todo empresario de éxito te dirá, el camino está lleno de baches. He pasado por una buena cantidad de pruebas y tribulaciones, pero he descubierto que cuando mi mentalidad está en el lugar correcto, hace que incluso los obstáculos más difíciles sean mucho más fáciles de conquistar.