Si el 1% de las ideas que orbitan en la cabeza de los habitantes del mundo se implementase, el planeta sería bien diferente. Del mismo modo, si todas las personas que piensan emprender lo hicieran, hoy tendríamos sobre abundancia de empresas. Sin embargo, la realidad es que no se cristalizan ni el 0,000001% de las ideas y tampoco hace realidad el sueño del negocio propio el 99% los que tienen ganas de emprender
¿Por qué?
Hay tantas razones para no emprender como personas que no lo hacen sin embargo la mayoría de las excusas tienen al miedo como denominador común.
Al miedo no hay que evitarlo y tampoco luchar demasiado para derrotarlo porque ambas tareas son titánicas y poco probables de ser exitosas. Es más eficaz, primero reconocerlo y luego manejarlo; de este modo, deja de ser un escollo para convertirse en un poderoso combustible. No es una utopía sino una decisión que tenés que tomar porque enfrentar los miedos es difícil pero es peor estar la vida entera dominado por ellos.
Hace unos años, en mi primer viaje a la India, un maestro espiritual me enseñó que en el camino espiritual la duda te permite avanzar y el miedo te lo impide. Dudar nos lleva a indagar, a buscar respuestas y encontrar soluciones. El miedo, en cambia, paraliza.
Con los emprendimientos sucede algo similar. Sin dudas, vas encontrar alternativas pero si el temor te domina, no das ni un cuarto de paso. Por eso, la realidad nos muestra que los que triunfan no son siempre los más preparados, ni los mejores graduados sino los que tienen una actitud más arriesgada, los que se animan, los que enfrentan sus miedos, los que no les importa caer porque saben que cada golpe puede convertirse en un peldaño al cielo.
Muchos de nuestros temores son imaginarios. Sólo cuando los enfrentamos, desaparecen. No dejes que tu imaginación se descontrole y ocupe el lugar de la realidad.
Se dice que todo lo que anhelamos se encuentra del otro lado del miedo. Te dejo este cuento que grafica bien como funciona el miedo y cuánto podemos ganar al enfrentarlos:
«En una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas despejadas para calmar su sed y, al acercarse a las mismas, vio su rostro reflejado en ellas y pensó: “¡Vaya!, este lago debe ser de este león. Tengo que tener mucho cuidado con él.” Atemorizado se retiró de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó a las mismas. Allí estaba otra vez el “león”. ¿Qué hacer?
La sed lo devoraba y no había otro lago cercano. Retrocedió. Unos minutos después volvió a intentarlo y, al ver al “león” abrió las fauces amenazadoramente, pero al comprobar que el otro “león” hacía lo mismo, sintió terror. Salió corriendo, pero ¡era tanta la sed!
Lo intentó varias veces de nuevo, pero siempre huía espantado. Pero como la sed era cada vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber agua del lago sucediera lo que sucediese. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas, ¡el “león” desapareció!»
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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