Apostar al desarrollo del ecosistema emprendedor en cada país es una receta que no puede fallar. Son necesarios los detectores seriales de oportunidades
La irrupción por asalto del Covid-19 en nuestra vida sacó a la luz la realidad de sobre los gobiernos, sistemas de salud, sistemas educativos, sistemas laborales, programas económicos, capacitación de los recursos humanos, y también, la importancia de potenciar al emprendedorismo.
No hay un solo país que no esté preocupado y pensando en estrategias para el “día después”. Yo, que no soy político, ni economista, ni administrador de empresas ni funcionario público, tengo una propuesta: multiplicar la apuesta por los emprendedores.
Los emprendedores de alma (no los de necesidad), son personas con sueños, ideas y proyectos. Tienen espíritu resiliente, están en condiciones de detectar el lado medio lleno del vaso y tienen la visión y el olfato desarrollado para detectar oportunidades en donde la mayoría ve problemas.
Para ellos, caerse es solo un paso atrás para tomar impulso hacia adelante. Y su motivación real va más allá de dinero, porque para un emprendedor ser exitoso también por tener visión, autoestima, pasión, garra, amor, compromiso, creatividad y ser líder de uno mismo.
Los emprendedores solo habitan en el lado positivo de la vida. Aún en plena pandemia siguen innovando y generando soluciones para los problemas de la gente. Seguramente serán los primeros en generar fuentes de trabajo cuando todo pase. Ellos van a dar cátedra sobre las nuevas formas de trabajar y financiarse.
Es tiempo que el mundo conozca y empiece a practicar más sustentabilidad, economía phi, economía naranja, coworking, crowfunding, crowlending, crowdsourcing, consumo responsable, etc., todos ítems que el ecosistema emprendedor ya practica desde hace rato.
El mundo necesita otro tipo de liderazgo, en forma urgente. Ya pasó el tiempo de los líderes caudillistas, patriarcales, soberbios, rígidos e inflexibles. Los que excluyen deberían ser excluidos del poder y dejar paso a los que incluyen.
Necesitamos cambios profundos y estructurales y esos solo se producen de adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba; es decir el cambio empieza por uno y ese el tipo de líder que se avecina.
¿De qué lado estás?
Si bien, este es un momento de muchas dificultades tenemos la potestad de decidir si vamos a usar los lentes del optimismo o del pesimismo.
El emprendedor elige siempre la primera opción, por eso mi receta es que los gobiernos multipliquen sus apuestas por el desarrollo del ecosistema.
Los emprendedores parecer conocer la ley de la atracción y saben que, si se enganchan con lo negativo, siempre atraerán negatividad
Como todo en la vida, es una elección y una cuestión de actitud. Todos los días nos rodean lo positivo y lo negativo. Un ying yang de oportunidades o un ping pong de información que puede apabullarmos. Podemos elegir dejarnos aturdir por la caída de la bolsa de Pakistán o tomar inspiración de aquellos que encuentran oportunidades y se animan. Podemos escuchar los vaticinios de los opinólogos perpetuos o prestar oído a quienes tienen algo bueno por compartir.
Hay más gente tratando de encontrar oportunidades de la que imaginamos. Entonces, ¿Por qué “pegarnos” a los pesimistas? Si hay crisis, no la podemos negar, pero la podemos superar. Los tiempos que se avecinan no son difíciles sino fascinantes porque tenemos otra chance de encontrar oportunidades. Y podemos hacerlo
Esta es mi receta: Apostemos a ganador, apostemos por los emprendedores.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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