Para mí, los fines de año no guardan ese gustito especial que paladea la mayoría. No le encuentro tanto sentido a festejar y anhelar todo en un sólo día.
Prefiero dividir esa energía esperanzada por 365 y tratar de festejar la vida día a día. No se trata de esperar al 31 de diciembre para estar con las personas que quiero sino de esforzarme por querer a los seres con quien comparto el resto del año en cualquier ámbito.
Sin embargo, la suma de la potencia colectiva me arrastra y reconozco que me sumo a la renovación masiva de sueños.
Después de todo, más ilusiones tengo, más desafíos por delante. Y me divierten más los desafíos que los logros, disfruto más los medios que los fines.
La verdad es que me da para escribir mucho pero la síntesis de lo que siento es que deseo que cada uno de ustedes pueda llegar a diciembre de 2017 más feliz y pleno que lo que se encuentra hoy.
La única obligación
Ser felices es nuestra única obligación. Podremos hacer buenos o malos negocios, tener más o menos dinero, cambiar el auto o quedarnos a pie. Pero nunca podemos dejar de ser felices. Ese es el mejor emprendimiento.
Por un 2018 lleno de emprendimientos felices, sueños, aprendizajes y crecimiento para todos
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein