Vértigo. Velocidad. Apuro. La rutina del emprendedor es la no rutina porque jamás el día siguiente será igual al de hoy. La aventura de mantener viva la llama de tu sueño implica vivir con un ritmo que el asalariado desconoce, porque en realidad, la jornada no acaba nunca, al menos en la cabeza y el alma.
Esta frenética velocidad no siempre es recomendable porque nos aleja de la posibilidad de tener un rato “Zen” para pensar, relajar o reflexionar.
En el momento “Zen” no se trata de pensar sobre el alquiler que hay que pagar, el power point de la reunión de mañana o cómo vender más. Se trata de un tiempo que dedicas a pensar en vos, el rumbo de tu vida y si estás feliz, por eso es una inversión que deja ganancias notables.
Es el tiempo que te dedicás a conocer si estás yendo en la dirección adecuada o si estás saliendo de rumbo. El momento “Zen” te permite escanear tu mapa de vida y ver si te saliste del camino e incluso detectar si ocurrió algo que te hizo tomar reversa. Y esto es fantástico porque te puede impulsar a tomar decisiones que modifiquen positivamente el curso de los acontecimientos.
No se trata de sacarle tiempo a las obligaciones sino de darle calidad a tu vida, y por añadidura, a tu emprendimiento.
Está bueno ser un Usain Bolt en los negocios pero te aseguro que llegas más lejos si cada tanto tenés tu momento “Zen” y tomás las riendas de tu vida, tus emociones y tu emprendimiento
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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Estoy totalmente de acuerdo con este escrito, considero que al mundo occidental nos falta más un encuentro interno intrapersonal, el espacio espiritual es de suma importancia, gracias por compartir esta bella reflexión
gracias
Soy un praticante del Zen y es maravilloso.