Si de algo no se puede quejar un emprendedor es por la falta de situaciones adrenalínicas, ya que su vida suele rebosar de vértigo.
Todos los días está expuesto a situaciones que lo obligan a decidir, improvisar, crear, repensar, etc.
Esta aceleración genera una musculatura envidiable en lo que hace al ritmo del negocio pero tiene una contracara: la dificultad para encontrar espacios de serenidad y calma para reflexionar y analizar el negocio en profundidad.
La pausa en el fragor del día a día es imprescindible. Encontrar momentos de calma, relajación, meditación y reflexión es una inversión muy fructífera. Pisar el freno para reconectarse internamente puede acarrear múltiples beneficios de largo plazo.
En plena aceleración, las decisiones pueden ser buenas para no chocar y seguir en camino. En cambio, las decisiones que maduran en la calma y el sliencio siempre son buenas para llegar a la meta; o al menos para tener claro cuales son los puertos donde atracar para llegar al horizonte propuesto.
Intemtá siempre encontrar un momento para vos, en silencio y soledad. Pero si el día a día no te da tregua al menos, hazle caso a la leyenda que viene siempre en letra chica: “Emprender con moderación”.
Y aquí unos simples tips para lograrlo:
1. No aceptes más trabajos del que puedas hacer bien: Al emprendedor le cuesta decir “no” y esto lo pone en una constante situación de riesgo incumplimiento, baja de calidad, etc. No caigas en la tentación y líbrate del sí fácil. Amen
2. Delegá: Si hay que pueda hacer alguien de tu equipo, entonces no la hagas vos.
3. Pasito a pasito se llega lejos: El apuro por crecer rápido es un virus que se puede meter en la sangre del emprendedor y que trae, entre otras consecuencias, la destrucción de la calidad de tu producto o servicio.
4. Hacele caso a uno de tus mejores mentores: Estoy hablando de los errores. Equivocarte una vez puede enseñarte más que mil horas y mil páginas de teoría. Errar es parte del crecimiento y el emprendedor inteligente sabe capitalizar la experiencia porque las ganas de superarse son más potentes que el ego y la tozudez.
5. No te lo guardes, compartilo: La experiencia que has ido aprendiendo desde el momento en que decidiste emprender hasta tu actualidad es un tesoro que únicamente crece cuando se comparte. El viejo paradigma de no contar por temor a la competencia murió hace años afectado de inutilidad. Compartir es sano para vos, para tu equipo y para la industria en la que te movés.
6. El mejor jugador es un buen equipo: Una de las mejores cosas que podés hacer para dar pasos seguros en tu emprendimiento es armar un equipo de buenas personas, con experiencias complementarias y la capacidad de asumir responsabilidades. Delegar es crucial para emprender.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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Un alto en el camino permite ver la situación desde afuera y detectar errores que en el fragor del trabajo son difíciles de detectar.