Emprender es una de las experiencias más emocionantes y apasionantes que podemos vivir. Es una bendición poder tener sueños y la templanza de intentar hacerlos realidad; y lograrlo es tocar el cielo con las manos. Quien lo intente puede considerarse una persona afortunada.
No es un camino sencillo pero es muy motivante; lleno sorpresas y aprendizajes.
Más allá del resultado final considero que el emprendedor es un humano valiente. La mayoría no tiene el coraje suficiente para perseguir su pasión y abrirse paso frente a las opciones tradicionales.
Como una montaña rusa, emprender tiene sus altibajos, a un momento de estrés le sigue uno de celebración; dolor y alegría están encadenados haciendo de la aventura de emprender un camino intenso, sin rutinas, donde se aprende tanto de la gloria como de la caída.
De lo único que tiene que estar atento el emprendedor es no olvidarse de agradecer su buena fortuna.
Agradecer, por ejemplo:
La oportunidad de llevar las riendas de su destino y vivir sus sueños: Hay más 7.200 millones de personas en el mundo, ¿qué porcentaje emprende? ¿Te das cuenta entonces lo maravilloso de tu situación actual? Podes entonces, agradecer por tener la capacidad de tomar tus propias decisiones para implementar tus ideas, poder dar respuesta a los problemas y hacer de tu emprendimiento un aporte dando soluciones reales que ayudan a transformar la vida de las personas.
Ser libre para hacer lo que te gusta: Hacer lo que te apasiona y dedicarte a ello todos los días, es otro motivo de gratitud. Un trabajo puede darte un buen salario, pero si tu espíritu es libre sabes que la plata no lo es todo. Lo que te llena el alma es soñar e intentar hacer realidad tus sueños.
La familia y amigos: El apoyo de los seres queridos es un combustible poderoso para el motor interior de los emprendedores; una fuente de motivación necesaria para mantener viva la chispa de la autoestima. Importante pues, agradecer por el soporte espiritual y emocional que nos brindas la familia y los amigos
Hay muchos motivos más para agradecer. Por ejemplo, emprender en la era de la tecnología que nos permite contar con la nube, smartphones, redes sociales, etc., que además de hacernos la vida más sencilla, siempre tienen oportunidades de negocios emergiendo
Conozco a cientos de emprendedores y la gratitud es un valor humano común en todos ellos.
Estoy convencido que un emprendedor agradecido es como el personaje de este cuento de la India:
“Cierta vez, le pregunté a mi maestro:
– ¿Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otras sufren por problemas muy pequeños, muriendo ahogadas en un vaso de agua?
Él simplemente sonrió y me contó esta historia…
– «Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo dijo que se iría al cielo.
Un hombre bondadoso como él solamente podría ir al Paraíso.
Ir al cielo no era tan importante para aquel hombre, pero igual fue para allá. En esa época, el cielo todavía no había tenido un programa de calidad total. La recepción no funcionaba muy bien. La chica que lo recibió dio una mirada rápida a las fichas que tenía sobre el mostrador, y como no vio su nombre en la lista, lo orientó para ir al Infierno.
En el infierno, Usted sabe cómo es. Nadie exige credencial o invitación, cualquiera que llega es invitado a entrar.
El sujeto entró allí y se fue quedando.
Algunos días después, Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso para pedirle explicaciones a San Pedro:
– ¡Esto es sabotaje! Nunca imaginé que fuese capaz de una bajeza semejante. ¡Eso que está haciendo es puro terrorismo!
Sin saber el motivo de tanta furia, San Pedro preguntó, sorprendido, de qué se trataba.
Lucifer, transtornado gritó:
– Usted mandó a ese sujeto al infierno y él está haciendo un verdadero desastre allí. Escucha a las personas, las mira a los ojos y conversa con ellas.
Ahora, está todo el mundo dialogando, abrazándose, besándose. ¡El infierno está insoportable, parece el Paraíso!
Y entonces hizo un pedido:
– Pedro, por favor, ¡agarre a ese sujeto y tráigalo para acá!»
Cuando mi maestro terminó de contar esta historia me miró cariñosamente y dijo:
– Vive con tanto amor en el corazón, que si por error, fueses a parar el infierno, el propio demonio te lleve de vuelta al Paraíso.
Los problemas forman parte de nuestra vida, pero no dejes que ellos te transformen en una persona amargada. Las crisis siempre sucederán y a veces no tendrás opción.
Tu vida está sensacional y de repente puedes descubrir que un ser querido está enfermo; que la política económica del país cambió, y que infinitas posibilidades de preocupación aparecen. En las crisis no puedes elegir, pero puedes elegir la manera de enfrentarlas. Y, al final, cuando los problemas sean resueltos, más que sentir orgullo por haber encontrado la solución, tendrás orgullo de ti mismo«.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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