El diccionario de la Real Academia Española, define la acción de Emprender de la siguiente forma: Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro; y al Emprendedor, como alguien que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.
La vida es, en sí misma, un emprendimiento. Vivir tiene sus riesgos, y esto va más allá de la inseguridad o la violencia. Riesgo es aprender a aceptar los retos y desafíos cotidianos; no ceder a la sensualidad del halago ni evadir la posibilidad del tropiezo, pues allí puede esconderse la oportunidad. Riesgo es también conservar y expandir los valores que cimientan la personalidad. En el FODA de la vida, la corrupción, el clientelismo, el facilismo y las prebendas son amenazas que, de impactarnos, derrumban nuestra creencia y moral.
El riesgo es dejar de ser emprendedor y convertirnos en esclavos de la rutina; es como renunciar voluntariamente a crecer. Acumular bienes materiales puede ayudar a crecer pero lo que verdaderamente nos hace ricos, es una vida con buenos valores. Hasta donde tengo entendido, en el más allá no corren ni los euros ni los dólares; no se es más por tener ni menos por carecer. Tal vez por eso, no se estile poner dentro del ataúd billetes, departamentos, autos o gadgets.
Emprender es movimiento constante; una actitud más que un acción puntual….
Que no nos pase como a la mosca de este cuento:
«Había una vez una mosca a la que le gustaba volar mucho libremente hasta que un día vio un perro feo pero de aspecto cariñoso y por curiosidad se acercó a él.
La mosca fue descendiendo poco a poco delante de los ojos del perro hasta posarse en su nariz negra muy blandita, cómoda y un tanto húmeda. Entonces la mosca pensó: “estoy fenomenal aquí, voy a quedarme un ratito”.
En ese espacio de tiempo la mosca comenzó a contemplar a gente que paseaba alrededor de ese parque, los niños correteando, otros perros que iban con sus dueños, las hojas de los árboles que se movían con el viento, etc. En esa fase contemplativa reflexionó sobre si su lugar en el mundo, su razón de ser, era vivir posada en la nariz del perro.
La reflexión no le duró mucho, porque instintivamente el perro dio un “cariñoso” lengüetazo pasándola por su nariz, y la mosca dijo: ¿quién ha apagado la luz?»
Feliz semana, feliz vida, felices emprendimientos
Marcelo Berenstein
emprendedores@emprendedoresnews.com
Leo tu nota y me deviene el recuerdo del Rey David en el Salmo 8. ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que te ocupes de él?Lo hiciste apenas inferior a un Dios y lo coronaste de gloria…».En este sentido, los confines del horizonte son infinitos para un Emprendedor y sus emprendimientos. Dios es tutor de la digninidad humana sin embargo como bien decís nos recuerda nuestra finitud en esta tierra como lo necio de nuestras vanidades.