El día tiene 24 horas y eso no lo podemos cambiar, pero si podemos administrar mejor nuestra energía.
Existe un poder interior que en el mundo conoce como empowerment que genera la energía y que si es bien canalizada se convierte en poder inteligente (smart power). El poder inteligente conjuga el querer con la eficacia. Para acceder al querer es necesaria una orientación vocacional en los más jóvenes y una orientación profesional en los adultos. Luego hay que armonizar la vocación y el talento con el mercado laboral. No alcanza con saber lo que se quiere; si no se consigue, el deseo se frustra. Lo mismo ocurre si la carrera se elige por imposición de la familia o de la sociedad de consumo, la que brinda un radar para imitar a ricos y famosos pero no la brújula del autoconocimiento.
La inteligencia se bloquea también por carencias metodológicas. El filósofo Nietzche sugirió que los métodos son la mayor riqueza del hombre. Otros desajustes proceden de bloqueos de la energía por no entrenar las inteligencias complementarias. La primer desinteligencia es la emocional, la falta de correspondencia entre la vocación y las emociones en las tareas diarias, cuando no se corresponden con la vocación. También la energía se bloquea por falta de imaginación (no se me cae una idea) , o por la bohemia: (caliento la pava pero nunca me tomo el mate).
El bloqueo estratégico consiste en no saber fijar metas; el que falla al planear planea fracasar. Otro error común es no saber ejecutar el plan. Son destrezas que deben entrenarse (aprender a aprender y a emprender).Una virtud clave es la inteligencia social: implica elegir bien a los que nos acompañan. El capital social es la sumatoria de las relaciones productivas. Podemos seguir enumerando inteligencias múltiples pero conviene saber que el verdadero “desarrollo” no es lo que tenemos sino lo que hacemos con eso, para convertir el espíritu en materia. Para que el genio que llevamos dentro no se quede encerrado en la lámpara de Aladino, debemos poder crear ideas y llevarlas la práctica. Para lograrlo se necesita un coach que facilite concretar la vocación. La educación debe ser la industria pesada del país porque es la que fabrica los ciudadanos del futuro.
La administración del tiempo
Dormimos en ciclos de 90 minutos, con lapsos de descanso ligero y profundo. El Ciclo de Actividad y Descanso se repite en la noche entre 4 y 6 veces. Durante el día, pasamos de estados de alerta a la progresiva fatiga también cada 90 minutos. Solemos subestimar las alarmas corporales tomando café, azúcar o con las reservas de emergencia que activan hormonas como la adrenalina y el cortisol.
Las personas que más se destacan por su energía son las que introducen en sus rutinas: descansos de una hora y media. Se entrenan y descansan cuando el cansancio los frena. En general comienzan temprano, descansan entre sesiones y no ocupaban más de 5 horas por día. Para maximizar los resultados evitan llegar exhaustos y limitan los tiempos a tiempo para lograr la recuperación. La renovación requiere práctica, cuanto más rápido y profundamente aquietan su mente y relajan su cuerpo, más renovados se sienten. En algunos de sus descansos fluyen muchas ideas inesperadas; pero también el descanso cognitivo pueden lograrlo a través de trabajo físico. También organiza el trabajo en bloques, siempre seguidos por espacios de recuperación y relajación de 10 minutos. Cada uno debe buscar cuál es la duración de su bloque de atención intensa y qué actividades lo renuevan. Ir probando distintas maneras lleva a la fórmula personal, tan única como las necesidades de cada uno. La energía que le damos a nuestros trabajos le da una calidad que no la brinda el mayor tiempo de dedicación. Esto permite hacer más en menos tiempo.
La fuerza bruta
A la cuenta de la vieja la usamos desde la infancia, probábamos por aproximaciones sucesivas hasta que encontrábamos el resultado o quemábamos al cerebro. Cuando nos pedían la raíz cuadrada de un número, multiplicábamos el número por sí mismo hasta que acertábamos luego de varios intentos. La fuerza bruta sigue vigente porque se desconocen los métodos inteligentes en la resolución de problemas.
A Carl Gauss, el inventor de la famosa curva, un maestro le preguntó cuál era el resultado de sumar todos los dígitos. Respondió de inmediato: 45 ¿Cómo lo hizo con tanta rapidez? Sumó 0 y 9, 1 y 8, 2 y 7, 3 y 6, 4 y 5. Luego multiplicó 5×9. La historia humana es pródiga en mostrar las luchas de la fuerza bruta con la inteligencia. Una batalla memorable fue la del pequeño David con el gigante Goliat quien amedrentaba por su estatura y su voz estruendosa. David se había entrenado en el manejo de su honda. Cuando Goliat lo atacó, David le apuntó a la frente y lo mató del primer disparo. Cuando la fuerza bruta ataca no hay que retroceder, pero debemos saber usar muy bien el arma que tenemos.
El ataque por fuerza bruta
La criptografía es el arte de cifrar y descifrar mensajes. En internet los crackers perforan los códigos. Usan el método de prueba y error – muy costoso en tiempo- o el ataque de diccionario -combina todas las palabras y signos-. Saben que elegimos claves sencillas por temor al olvido. Ese ataque puede evitarse con inteligencia, usando como clave la inicial de cada palabra de una frase fácil de recordar de 16 palabras. Otro modo es usar un software que impida repetir el intento. El límite a la fuerza bruta es el ejercicio de la inteligencia.
No hay mejor defensa que un buen ataque
Huir o esconderse no es la mejor receta, el agresor probará de agredirnos una y otra vez. En la guerra de Troya Ulises no podía vencer la fortaleza de sus enemigos, después de 10 años de lucha. Se le ocurrió hacerles creer que se retiraba del combate. Hizo construir un caballo gigantesco y se los entregó como presente. Los troyanos cayeron en la trampa y celebraron su victoria. Pero el caballo llevaba en su interior a la tropa griega. Cuando la celebración terminó, los griegos salieron de su escondite y los vencieron.
Smart power o poder inteligente
El poder inteligente cuenta con poder duro – hard power- es el heredero de la fuerza bruta. El poder blando – soft power- atrae por la bondad de la política. Al burro se lo maneja acercando la zanahoria al hocico o con el palo en el trasero.
Los hombres se mueven por motivaciones complejas: fe, ética, valores – más poderosas que el incentivo mecánico-. El cerebro cuenta con el poder duro de la razón -hemisferio izquierdo- y el poder blando de la emoción en el derecho. El poder inteligente – smart power – los asocia. El poder duro es racional, opera con palabras y conceptos. El poder blando es emocional, procesa imágenes e ideas. El poder duro es estratégico, busca el objetivo, el poder blando es intuitivo, las ideas le vienen de golpe. El hemisferio izquierdo domina, realiza la tarea pesada, obtiene información, actúa con lógica, practicidad y orden. El derecho calla y espera. El hemisferio derecho se activa sabiendo lo que se quiere. La fuerza bruta no sabe combinar los poderes, entonces el cerebro trabaja al 10 % de la capacidad que posee.
La fuerza bruta gana batallas y pierde la guerra
El poder duro en Irak afectó la imagen de EEUU. Los mejores países igualan oportunidades, convierten el poder blando de la educación en política de estado La inteligencia situacional es la que adapta los recursos y las personas a los cambios. Se nutre de la experiencia, del análisis y de la intuición. El intelectual trabaja con conceptos y con palabras, el hombre de acción con personas y cosas. Entre ambos está el creactor -que crea, conceptualiza y ejecuta-.
Conducir implica atraer a los de arriba, a los de abajo y a sus pares. Por eso hay que contemporizar iniciativa, lealtad y normas; fomentando el espíritu emprendedor para rodearse de dirigentes capaces sin apelar al poder duro de la amenaza. El poder blando facilita la atracción por ideales comunes, con inteligencia emocional y comunicacional. La fuerza bruta es el poder de las bestias, en los asuntos humanos se necesita cambiar de estrategia para economizar energía. “Dadme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo”, dijo Arquímedes. “El 20% de los factores produce el 80% de los resultados”, afirma Pareto. Descubrir el 20% y hacer palanca vence a la fuerza bruta con el poder suave de la inteligencia.
La fuerza bruta educativa
Desagregando el factor desigualdad, lo público y lo privado se arriman. La enseñanza masiva hizo del aprendizaje bruto algo bastante bruto. En los exámenes internacionales fracasan los chicos de las escuelas de los países donde predomina la fuerza bruta.
Estado de flujo
Es un hábito internalizado de alcanzar objetivos con facilidad y con menor pérdida de energía. Al genio al que le va mal y al modesto al que le va bien difieren en su inteligencia emocional. El estado de flujo se asocia a las emociones positivas que construyen la aptitud para vivir y le pone inteligencia a la pasión. Mientras que el animal se mueve por instintos, el hombre es un animal de costumbres. El hábito es su patrón de conducta. El problema son los malos hábitos: vivir en un pasado sin retorno, esperar lo que nunca llegará, lamentar lo que no tiene remedio, desear algo y no hacer nada para conseguirlo. Para cambiar un hábito, hay que luchar contra la costumbre. Lo esencial es darse cuenta: “el feedback con la realidad impide que el error se convierta en hábito”. Prestar atención, es la condición.
Lograr el estado de flujo
Brindar una visión clara y magnética del futuro deseado, es la forma que tiene el porvenir de ayudar al cambio. El pasado aporta el saber de la experiencia, el método suma el “cómo”, la habilidad de hacer y la actitud la aporta la inteligencia emocional como motivación e iniciativa. Es en el presente donde debemos colocar el ideal en la mente, en el corazón, y perseverar. Se cosecha lo que se siembra y relacionando el objetivo con otras metas valiosas generamos sinergia. Creer que es posible hace que la fe mueva las montañas (Yo creo de creer).
La idea
(Yo creo de crear) es el faro que ilumina si está impregnada de afectos. La voluntad es el barco y el timón, el motor es la emoción. Para conquistar el estado de flujo hay que estimularlo en la memoria y darle prioridad, comprar la idea, quererla, planearla, ejecutarla y controlarla.
El plan es el vehículo de los sueños, la hoja de ruta que indica qué hacer, para qué, por qué, dónde, con quién, con qué, cómo y cuándo. El plan es el modo de adquirir un hábito con estrategia: ¿Dónde estaba, dónde estoy, a dónde quiero estar, cómo haré para conseguirlo? La actitud apoya la aptitud, hay que suponer que el logro ya se ha alcanzado. El primer acto marca la disposición, el entrenamiento hace al hábito y lo perfecciona. La ventaja del hábito es que no pide permiso a la voluntad. La desventaja es que es neutral: los hay buenos y malos. De chicos formamos los hábitos y luego ellos nos forman. Por eso hay que formar los buenos hábitos en los aspectos claves: respiración, decisión, justicia, concentración, memoria e inteligencia. La relación entre memoria y hábito es evidente, lo que se hace hábito demuestra una memoria perfecta que se repite sin esfuerzo.
El hábito es la destreza de obrar con facilidad, el recuerdo navega mientras busca, el hábito actúa sin que nos demos cuenta de su presencia. El hábito multiplica y simplifica el contacto con la realidad, acelera. Sin hábitos tendríamos que pensar para respirar, caminar, leer, hablar. El hábito en cada repetición mejora y se relaciona con el cuerpo que entonces se acomoda. El buen hábito da placer y alegría porque concreta el deseo. Al hábito hay que motivarlo, sin motivación no se consolida, y sólo queda como una puerta abierta: motivación y repetición son los agentes del hábito.
Adquirir el hábito de hacer las cosas bien
Hay que lanzarse de lleno y sin admitir excepciones, empezar de inmediato, y realizar una gimnasia diaria. La efectividad se alcanza cuando se logra el estado de flujo donde se potencian y motorizan la superación personal sin demandar esfuerzo alguno.El estado de flujo, de productividad máxima, no implica sacrificio, sino un rendimiento óptimo que potencia las aptitudes naturales.
Estado de flujo es una sensación de control de las emociones al servicio del objetivo, donde desaparece la conciencia de uno mismo y se abandonan las preocupaciones. La conciencia se funde con el hacer que se vive como recompensa, se deja de lado la reflexión sobre uno mismo y sobre lo que se hace, se siente una sensación de plenitud, las respuestas se ajustan a la exigencia de la tarea y las emociones se activan y se alinean.
Estado de flujo es un entrenamiento de la atención y de la energía psíquica. Una vez reconocido el estado de flujo debe ser usado a voluntad, mediante un anclaje psicofísico, para poder así transferirlo a situaciones diversas, hasta poder aplicarlo progresivamente en todo lo que hacemos.
Educar es sacar de adentro el potencial que traemos al nacer
No es llenar el cerebro con información sin conocimiento, ni de conocimiento sin sabiduría. Las carencias para desarrollar el potencial hacen que los niños aprendan con el modelo de la fuerza bruta, reflejado en la frase de Sarmiento: “La letra con sangre entra”. Es un grave error. Hay que democratizar el acceso al saber al estilo Finlandés y perfeccionar los métodos. La inteligencia surge del autoconocimiento, de su desarrollo y de la destreza social. Con el «por qué» seguimos justificando el fracaso, el «cómo» nos permitiría imitar a los mejores.
Los métodos son la mayor riqueza del hombre. Cuando no hay métodos para enseñar ni métodos para aprender no es tan solo un cuestión de recursos. El día tiene 24 horas y eso no lo podemos cambiar, pero si podemos administrar mejor nuestra energía.