Las empresas que no generan las condiciones para su personal vea en su empleo una fuente de desarrollo, se condenan a la desmotivación
Hace poco, la empresa para la cual trabajo cerró una de sus unidades de negocio debido a problemas de rentabilidad. Si bien este no es el hecho principal del presente artículo, es la causa del mismo, ya que generó un fenómeno que me hizo reflexionar bastante al respecto.
Era una unidad de negocios que se basaba en venta, facturacion y distribución de productos, con 30 vendedores que cubrían gran parte de la ciudad.
En los meses previos al cierre definitivo de esta unidad, los jefes transmitían mensajes del estilo “si no ponemos más ganas, esto no mejora, y no va a dar el número”, o “No puede ser que en plena crisis, haya gente que deje clientes sin visitar porque se les cumplió el horario de trabajo”, o “Los que demuestren actitud, si esto se cierra, van a seguir formando parte de la empresa”, y hasta cosas como “Dónde van a tener el sueldo que tienen aquí?”
Obviamente el asunto no mejoró, lo cual desencadenó lo que mencioné en el arranque.
En el momento del cierre, hubieron algunos que consiguieron trabajo en otros empleos similares, otros que siguieron formando parte de la empresa como venddors en otras áreas, y un grupo que armó su propio emprendimiento de distribución (igual al cual en que trabajaban) pero a menor escala.
Hace poco me encontré con ellos y de la conversación salieron frases como:
“Son las 23 y seguimos entregando mercaderia”
“La verdad es que andamos agotados”
“Sacamos la misma plata que en la otra empresa… sin aportes, claro”
Y después, dos frases que me llamaron la atención:
“Andamos todo el día, pero lo que ganamos es para nosotros, y si bien hoy es poco, si seguimos poniéndole ganas, más adelante vamos a andar mucho mejor.”
“Si nos hubiéramos quedado en la empresa, hubiera sida más de lo mismo, mismas frases, mismas apretadas, mismo sueldo… todo igual.”
En esas dos frases qe mencionaron entre líneas durante la conversación, dejaron ver los motivos de su falta de actitud en el puesto anterior.
Podemos deducir:
1- El sentimiento de pertenencia
Qué hubiera pasado si ellos hubieran sentido que la empresa anterior, si bien no en los papeles, pero en los hechos también era suya? Tal vez si hubieran estado más cercanos a los objetivos, a los problemas, a las necesidades, hubieran entendido los causantes de cada uno de los reclamos que recibían.
Tal vez si fueran tan dueños de los éxitos como culpables de los fracasos, hubieran desarrollado un sentimiento de compromiso que los llevaría a querer defender a la empresa.
2- La falta de comprensión ascendente
Dijimos que los empleados deben «entender» los motivos por los cuales las empresas piden a sus empleados, lo que piden. Pero los empleados también hacen o piden con motivos, y en este caso la empresa nunca se propuso conocerlos… nunca “los entendió”.
El problema no era que tenían pocas ganas de trabajar, sino que les faltaba algo que la empresa nunca les daría, simplemente porque nunca se dedicó a analizarlos y estudiarlos para comprender en dónde se generaba la falta de motivación.
3- El pensamiento clásico preponderante
Se desprende del anterior, y es aquel por el cual un trabajador deja de ser persona al momento de ponerse el uniforme. Aquel que dice que el empleado trabaja por el dinero, si no trabaja es porque ya no tiene ganas. Y el que supone que ante la amenaza, las personas se incentivan, producto del miedo.
Analicemos: los acusaron de “no querer trabajar”, sin embargo por su nuevo emprendimiento trabajan hasta 12 horas al día. Los acusaron de no tener compromiso, pero están todos unidos hasta los huesos con su nueva empresa. Los trataron de amedrentar por el lado de los ingresos, y hoy trabajan mucho más por el mismo sueldo pero sin aportes.
¿Estos hombres aprendieron ahora eso? ¿Se recibieron de trabajadores, recién al ser despedidos? Cons¿piraban en contra de la empresa anterior? No! Esta empresa, SU empresa, les da los motivos que la otra no les daba para hacer los sacrificios que hacen.
Pregunto de nuevo: qué habría pasado de haber recibido esos motivos, pero de la empresa anterior? Nunca lo sabremos, simplemente porque la empresa anterior nunca comprendió sus motivos.
4- El espíritu emprendedor que todos llevamos dentro
En un momento en que la seguridad laboral es tan relativa, es importante reconocer que allá afuera hay infinidad de posibilidades para todos aquellos que estén dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para aprovecharlas.
5- La percepción de un futuro mejor
Podrá ser que estos hombres tengan un fracaso en su emprendimiento, o que alcancen un nivel de éxito envidiable… pero saben que depende de ellos. En cambio, en la empresa anterior sintieron que el progreso nunca dependería de ellos, que estarían en el mismo nivel laboral infinitamente, y es algo que la empresa nunca percibió.
¿Qué me quedó de todo esto?
Muchas veces, puntos de partida erróneos nos llevan a hipótesis equívocas, y a conclusiones incorrectas; todo eso hace que nuestra decisiones no sean las mejores.
La plantilla de empleados es un grupo de personas, ni más ni menos, y como tal, tiene sus motivos, sus causas, sus expectativas, sueños y frustraciones.
Las empresas tienen que entender que todo empleado que quiera algún progreso, espera recibirlo de la empresa, y que si vislumbra alguna imposibilidad (no dificultad) en conseguirlo, probablemente deje de intentar hacerlo.
Las empresas no tienen que asegurar el progreso de todos los empleados, sino que deben procurar las condiciones para que estos vean en su empleo una fuente de desarrollo.
En todo momento la empresa debe ir en busca de:
Estimular el sentimiento de pertenencia.
La idea de la importancia de cada uno (y el reconocimiento asociado)
Promover condiciones y posibilidades de desarrollo.
Comprender los motivos que mueven a las personas.
Abandonar las suposicines clásicas sobre los trabajadores.
Porque de otra forma, seguirán perdiendo empleados valiosos, como puede haber sido en el caso este que les redacté