Cuando me reúno con jóvenes y aspirantes a empresarios, sus imaginativos proyectos suelen recordarme lo mucho que Internet ha cambiado las cosas, aunque todavía no haya reducido el tiempo que se necesita para obtener un título de licenciatura.
Podemos consultar información casi ilimitada desde prácticamente cualquier lugar urbanizado a través de los teléfonos inteligentes y las tabletas.
Empero, los tres o cuatro años estándar de estudios siguen siendo la regla en la mayoría de las universidades tradicionales.
Es evidente que parte del aprendizaje ya no tiene que realizarse en el plantel, ya que los estudiantes pueden aprender casi en cualquier parte.
Es bien sabido que yo abandoné la escuela a los 16 años, así que no estoy calificado particularmente para comentar al respecto.
Sin embargo, como empresario, estoy interesado en las deficiencias del sistema educativo, ya que este no ha cambiado a pesar de los avances de la tecnología.
Desde una perspectiva práctica, el estudiante que necesita escribir un ensayo ya no tiene que caminar a la biblioteca y allí pasar horas escarbando en libros de consulta, tomando abundantes notas a mano que después tendrán que ser descifradas y transcritas en forma de ensayo, para luego mecanografiarlas.
Hoy en día, muchos estudiantes ni siquiera tienen que ir a la biblioteca.
Más bien, prefieren consultar la información mediante conexiones inalámbricas en su cafetería predilecta.
Localizar datos importantes lleva minutos, en tanto que investigar para un ensayo en casi cualquier tema solía requerir por lo menos medio día.
¿Por qué no ha habido cambios más importantes en la educación superior? Porque las universidades están atadas a la tradición, como lo está también nuestro pensamiento.
La educación universitaria tradicionalmente se adquiere mientras el estudiante vive en el campus, y mantener esta tradición tranquiliza a padres y alumnos pues les hace sentir que están recibiendo algo a cambio de lo que están pagando.
Es lo mismo que sucede con quienes van al despacho de un abogado y se tranquilizan al ver las paredes cubiertas de libros de derecho encuadernados en cuero.
Ahora que en todo el mundo los gobiernos están haciendo recortes en el presupuesto para la educación, aumentan los costos en que incurren los estudiantes, y muchos de ellos deciden pedir préstamos.
De acuerdo con el Departamento de Educación de Estados Unidos, a los estudiantes en las instituciones públicas les lleva 55 meses en promedio obtener un título de licenciatura.
Aunque esto puede parecer idílico para quienes no tengan ninguna prisa, para otros resulta un desperdicio ineficiente y costoso.
En muchos campos podría reducirse en un año o más la duración de los cursos universitarios de licenciatura.
Eso les permitiría a los jóvenes capaces llegar al centro de trabajo más pronto y, en los países donde no existe mucha ayuda financiera, la carga del crédito estudiantil sería más ligera.
Esa carga, recordémoslo, suele limitar las opciones del joven después de graduarse.
A través de los años, a Virgin le ha ido bien en mercados en que los titulares se han vuelto flojos y están atrapados en la rutina.
Hacen negocios de cierta manera por la sencilla razón de que “así es como siempre los hemos hecho”.
Aunque no es probable que Virgin se vaya a meter en el negocio de la educación superior (al menos no por lo pronto), éste ciertamente me da la impresión de que es un sector en el que se necesita un remozamiento profundo desde hace tiempo.
En el negocio de las aerolíneas, un importante indicador del desempeño es el número de horas en promedio que cada aparato está en el aire al día.
Los aviones son caros: cuando están estacionados en tierra, de todos modos hay que pagar la hipoteca, aunque no estén aportando nada al renglón de ganancias.
Hacemos un trabajo muy bueno cuando tenemos los aviones volando por lo menos doce horas al día, suponiendo que vayan llenos de pasajeros que paguen una mezcla adecuada de tarifas aéreas.
Los mismos cálculos se aplican a los costos fijos de operación de casi cualquier negocio.
¿Podríamos justificar la renta en un edificio de oficinas si los empleados usan las instalaciones solo dos días y medio por semana? Por supuesto que no, pero ese es por poco el uso anual equivalente de la mayoría de los planteles universitarios.
Al igual que una aerolínea que trabaja para mejorar el empleo de sus aviones, esto es en gran medida cuestión de resolver problemas de calendario y de fuerza laboral.
En Estados Unidos, los estudiantes por lo general asisten a unas cien semanas de escolarización a lo largo de tres o cuatro años.
Ahora que es posible el aprendizaje a distancia y que algunas tareas pueden realizarse más rápidamente, dependiendo del curso de estudios y las preferencias de los estudiantes, esto podría reducirse a ochenta semanas en tres o cuatro años.
Esto aún dejaría tiempo para unas vacaciones de verano de cuatro meses y obtener un empleo.
Los colegios y universidades, entre tanto, podrían usar sus instalaciones para capacitar a otros estudiantes.
No importa qué tan buenas sean nuestras calificaciones: si otra persona en nuestro mismo campo se gradúa un año antes que nosotros, tendrá una ventaja en el mercado de trabajo. ¡Así que hagamos a un lado la tradición y adelantémonos!.
Richard Branson
fuente: Portafolio (Colombia)