Neurobiólogos de Stanford con resonancias magnéticas realizadas a estudiantes de literatura mientras leían, sugieren que novelas complejas activan áreas claves del cerebro. Primero leyeron informalmente, disfrutando de la lectura. Luego les pidieron que hicieran un análisis literario y detectaron cambios en la actividad cerebral. Mientras la lectura informal activó los centros de placer, la lectura crítica aumentó la actividad en la corteza prefrontal que controla la atención, la memoria de trabajo, dirige y toma decisiones.
La reserva cognitiva. En 2007 un estudio detectó que los lectores ávidos aumentan su reserva cognitiva que es el capital intelectual del cerebro. Actividades desafiantes como leer o entrenar la mente, protegen al cerebro de enfermedades neurodegenerativas. Por el envejecimiento de la población, el mal de Alzheimer será la epidemia del siglo. La lectura previene y retrasa la aparición de la enfermedad y reduce el número de casos.
La reserva cognitiva mejora la capacidad para compensar el daño cerebral. Un cerebro activo realiza mejor su función e incrementa la rapidez de la respuesta, ya que mientras se lee, se obliga al cerebro a pensar, relacionar conceptos, ejercitar la memoria y a imaginar,
La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita interacción y relaciones sociales, mantiene al cerebro ejercitado, reduce el nivel de estrés y facilita el sueño.
En el niño es el mejor momento para inculcarle el hábito, porque está todavía desarrollo. En el anciano mantiene su cerebro activo, la lectura diaria es un estímulo más para su cerebro.
Hay muchos que tienen el hábito de la lectura pero que dejan de leer, por perder capacidad visual. En esos casos podrían participar en grupos de lectura o utilizar otros soportes.
Efectos de la lectura. Tiene un impacto importante sobre el cerebro, que se adapta y utiliza, con independencia de la edad, regiones cerebrales destinadas a otras funciones.
No hay un sistema cerebral especializado en la lectura, hay que hacer bricolaje con sistemas que ya existen. La resonancia magnética mide la actividad cerebral. Mediante su uso se detectó que leer activa el sistema visual en regiones especializadas en la forma escrita de las letras, y también en las regiones visuales primarias. Además, el cerebro recurre a zonas especializadas en el lenguaje hablado, puesto que la lectura activa el habla para tomar consciencia de los sonidos y establecer relaciones entre la letra escrita y su sonido. Leer provoca en el cerebro una redistribución de sus recursos. El reconocimiento visual cede terreno a medida que aprendemos a leer y los desplaza parcialmente al hemisferio derecho.
Algunas figuras literarias generan una intensa actividad en el área frontal izquierda. Silencio atronador, muerto viviente, dulce amargura, noche blanca o monstruo hermoso son ejemplos de oxímoron, una combinación de dos palabras de significado opuesto que, una vez unidas, originan un nuevo sentido e intensa actividad en el área frontal izquierda.
Los políticos en sus discursos, los generales en sus arengas y los amantes en sus poemas utilizan figuras retóricas para convencer, infundir valor o seducir. La razón de su efectividad es que atraen la atención de quien escucha, se activa la parte frontal del cerebro y se emplean más recursos de lo habitual en procesar a nivel cerebral esa expresión.
Cuanto menos natural es la expresión más recursos requiere para ser procesada.
La literatura y las ideas. Los hemisferios se conectan mediante un cable de fibras neuronales. Einstein decía que la imaginación es tan importante como el conocimiento.
Cierre los ojos, imagine su casa, tome una cámara de fotos, fotografíe la primera ventana, luego la segunda, la tercera, si no tiene más ventanas visite alguna casa familiar. Siga con la cuarta, quinta. Ahora intente recordarlas. El hemisferio izquierdo es el que dice un número, el hemisferio derecho creaba la foto. El guión es el que los conecta.
La literatura crea ciudadanos libres. Sin lenguaje no hay ideas. En la literatura nos reconocemos como iguales, valoramos la riqueza de la diversidad y la trama de relaciones que nos vincula. Esta creación artificial que perduró siglos, combinó lenguaje e imaginación porque con la realidad no nos alcanza. La novela existe gracias a la lectura, que es experiencia compartida. El que no lee tiene un límite intelectual y de horizonte, ya que los conceptos no se forman sin palabras. Hablar bien es disponer de la expresión justa para pensar, enseñar, aprender, dialogar, soñar y sentir. La TV prioriza la imagen. Llamar literario a un programa es una forma de decirle aburrido. La literatura cuestiona y alimenta espíritus rebeldes. Sin ella no existiría el espíritu crítico y libre que motoriza los cambios.
La imagen suelta es muda, el concepto solitario está vacío de contenido. El puente lo genera el guion, y así se genera la película.
Porque la vida es un sueño. La literatura afirma que el mundo está mal hecho, que miente quien gobierna, que con la imaginación y la palabra se lo puede reinventar. Al suspender la cronología nos transporta a lugares sin tiempo, más felices que en la rutinaria vida real. Una sociedad democrática necesita unir el mundo con los deseos de la gente.
Los sueños hicieron avanzar la civilización, movilizaron el espíritu, la imaginación y la sensibilidad. Sin eso viviríamos en un estado primitivo, sin ciencia ni tecnología. La literatura es el combustible que lubrica los cambios. Sin ella no existirían los adjetivos que nos describen. El empeño del Caballero de la triste figura por convertir en gigantes a los molinos era protestar contra las miserias de este mundo. Los ideales se encarnan en el Quijote. Los escritores llevan a mundos de fantasía que abren los ojos al descubrimiento.
«Borgeano» es despegarse de lo real y acceder a una fantástica construcción singular que no nos extraña, porque reconocemos verdades de nuestra personalidad. “Kafkiano, es sentirse inerme ante maquinarias opresoras y destructivas e intolerantes o burocracias asfixiantes. Sin novelas no se experimenta la impotencia ante esos poderes. “Orwelliano” es mostrar las dictaduras del siglo XX, las más crueles controladoras de los actos y los sueños. Amos que combinan terror y tecnología ante una colmena de robots.
La realidad está ahí pero lo que vale es la percepción. La literatura vehiculiza un saber que descubre una violencia escondida, que podría acabar con la existencia humana. Delata nuestro potencial autodestructivo. Un mundo animal sería ciego a las causas que generan la conducta, al conformismo ante el orden establecido. Los instintos llevarían a luchar sólo por sobrevivir, a temer lo desconocido, a satisfacer sólo las necesidades físicas y dejaría la sensación de que la vida es lo que es, que así será siempre y que nada podrá cambiarla.
La TV arrebata el tiempo y puede llevar a un mundo donde leer sea un recuerdo, una práctica anacrónica de las catacumbas de la humanidad realizada por minorías neuróticas. Seríamos unos robots que renunciamos a la libertad. Depende de nuestra visión y voluntad que triunfen la imaginación y la insatisfacción, que nos llevan a una vida más rica.
Su padre conoció a un extraño, quedó fascinado y lo invitó a vivir con ellos. El extraño aceptó. Mientras crecía ocupó un rol esencial en su educación. La mamá le enseñó lo bueno y lo malo, el papá a obedecer. El extraño era el narrador. Los tenía hechizados con aventuras, misterios y comedias. Tenía respuestas sobre política, historia o ciencia y nunca paraba de hablar. La familia estaba pendiente. El papá no permitía tomar alcohol. Pero el extraño lo animó a hacerlo e hizo que los cigarrillos parecieran inofensivos. Su educación fue influenciada por el extraño. Lo criticaron pero hacía caso omiso a los valores de los padres y permaneció en el hogar. Pasaron 50 años y todavía espera por si alguien quiere escucharlo ¿Sabe cómo se llama? Televisor. Ahora tiene una esposa llamada PC, un hijo llamado Celular y un nieto que pinta ser el peor de todos, el SMART PHONE. La ciencia es hija de la educación. Imposible progresar con semejantes maestros.
Neuroimaginación. La lectura como motor de la civilización es un producto de la mente. Los genes nos brindan instintos y reacciones, el alimento es la experiencia. La capacidad de leer no fue incorporada a la herencia por la selección natural: el tallado del alfabeto en el cerebro es la victoria de la mente y del espíritu sobre la materia. Leer es un aprendizaje de segunda mano. Newton lo dijo: «No soy un genio, estoy parado sobre la espalda de gigantes». Sin leer aprenderíamos a los golpes.
La década del cerebro. Entre 1990-2000 las neurociencias, a través de las neuroimágenes pudieron ver al cerebro mientras piensa. El hemisferio izquierdo procesa palabras y el derecho imagina y la gimnasia mental neuróbica las entrena, para que trabajen en equipo. Según Pascal el corazón tiene razones que la razón no entiende.
El desarrollo del cerebro expandió la capacidad de revisar el pasado e imaginar el futuro, de simular sin ejecutar y de visualizar realidades virtuales como hace la PC. La industria pesada de un país es la educación, porque fabrica ciudadanos. La escuela atrasa al educar al cerebro, no incorpora técnicas como Brain storming ideada por Osborn para crear ideas en grupo evitando el sabotaje de la crítica. La agenda moderna no deja tiempo para reuniones pero Web storming facilita la conexión online. La educación falla al no potenciar el deseo, que diferencia al hombre del orden causal de la naturaleza, porque su deseo es la causa.
La neuroimaginación se asienta en la neuroplasticidad – la capacidad del cerebro de autoformatearse. La neuróbica aplica la palanca de Arquímedes –que mueve al mundo- a los pocos vitales de la ley 80/20 de Pareto, ese 20% que produce el 80% de los resultados.
El analfabetismo funcional define esta época en la que sabiendo leer se lee poco. Se necesita volver a la primera tecnología que genera a todas las demás. El poder del hombre se liga a la lectura pero la ecuación hombre-tiempo ya no cierra, crece la información y supera a las destrezas lectoras. Como el tiempo es invariable hay que modificar los hábitos.
El hombre no es tan fuerte como el animal, no nada bajo el agua como el pez, no vuela como el pájaro, requiere de sus padres para sobrevivir; y sin embargo domina el planeta. Ese poder derivó de su capacidad de comunicación que ninguna especie pudo imitar. Con la invención del lenguaje compartió ideas, conocimientos, miedos, esperanzas y pudo tallar el alfabeto en su cerebro. Borges dijo que: «somos lo que somos por lo que leemos”.
Cómo mejorar las destrezas de lectura. Si le preguntamos a alguien sobre si conoce su nivel de velocidad en la lectura contestará que no. La mayoría sólo sabe cuándo comienza a leer un libro pero no cuando lo terminará. Cualquier podría dar un contenido estratégico a su lectura conociendo su nivel actual. Para Platón el comienzo es la parte más importante de cualquier trabajo. Haciendo click en
http://www.ilvem.com.ar/img/demostenesweb.swf y siguiendo las instrucciones podrá determinar su velocidad y comprensión en la lectura.
El curso de lectura veloz permite triplicar la velocidad y la comprensión. Para observar las diferencias entre un lector rápido y un lector lento haga click en http://www.ilvem.com.ar/shop/otraspaginas.asp?pagina=286
A continuación describimos el proceso de lectura de un lector tradicional:
LECTURA VELOZ
A través de ejercicios visuales y mentales con supervisión docente se eliminan los pasos retardatorios A B C D , y se logra el acceso al modelo directo A que permite leer en un proceso único. La intermediación parasitaria de las funciones vocales y auditivas demanda una excesiva coordinación al cerebro, incrementa el número de distracciones y crea la barrera del sonido ya que no se puede hablar o escuchar a más de 100 palabras por minuto.
La lectura lenta es inconcebible en esta época caracterizada por el crecimiento exponencial de la información y la consecuente escasez de tiempo. Se puede aprender el estilo de lectura mental directa (vista-cerebro) que incrementa la velocidad y la comprensión.
Cómo ampliar el campo visual en la lectura. La técnica convencional obliga al cerebro a realizar y coordinar excesivas pausas y porque se lee de modo parecido a como se escucha.
Al interpretar la palabra escrita por la audición de sus letras o sílabas, se comprende al terminar de leerla, provocando la barrera del sonido. Se la llama tubular ya que enfoca el texto como si se pretendiera mirar el mundo por un tubo: “no se comprendería nada”.
Hay ejercicios para integrar el campo central más reducido y nítido y el periférico más amplio pero difuso. La capacidad visual disminuye ante un material sin sentido.
Sin sacar la vista de la X intente leer la mayor cantidad de letras:
x
M R L D O R W Q M O K T E T Y Z
Ahora pruebe intentando leer más palabras:
x
ESTUDIO CARA MODA LEYES
Y luego con esta frase:
x
LA GUERRA DEL GOLFO
Observe como el mayor sentido que produce la frase amplifica el campo visual.
Según un estsdio de una uinveisdad inelgsa, no importa el odren en el que las ltears etsan ersciats, la úicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la útlima ltera etsén ecsritas en la psioción cocrrtea. El rsteo peuden etsar taotlmntee mal y aún pordás lerelo sin pobrleams.Etso es pquore no lemeos cada ltera por sí msima sino que la paalbra es un tdoo.
Lo importante es la posición de las consonantes para comprender la palabra. El cerebro se encarga de darle significado. Puede faltar alguna letra como en uinveisad o alterarse el orden como en inelgsa. La palabra puede leerse como un todo sin necesidad del silabeo. Para alumnos avanzados se divide el ejercicio por unidades de pensamiento:
Este ejemplo muestra que no se lee sólo con los ojos, el cerebro dirige el proceso. Ante una frase cortada como “el día estaba nu…..”el resto se puede anticipar por información visual, continuando con la lectura, por anticipación, conociendo la sintaxis que limita la elección, o por la semántica que aporta el significado probable de la palabra. Si la lectura es predecible es porque el lenguaje también lo es. El proceso de leer implica crear una hipótesis previa sobre lo que vendrá y comprender es comprobar esa predicción. El aprendizaje es el cambio que se produce en la memoria cuando se incorpora un elemento nuevo.
Por eso, como el cerebro es el director de su propio aprendizaje, descubrir el método para observar creativamente el texto y el contexto abre la mente hacia una comprensión superior.
La concentración. Durante la lectura lenta el cerebro ocupa el 10 % de su capacidad y la parte inactiva hace perder la concentración. Los distractores son ladrones de tiempo que obligan a retroceder y provocan regresiones. Los distractores son externos: ruidos, teléfono, o internos: ideas parásitas, divagues, recuerdo. Los distractores externos son internos disfrazados que provienen de fallas humanas. La mente es por naturaleza vagabunda y salta de una idea a otra cada 12 segundos. En una hora se producen 300 dispersiones.
Quien lee lento se asemeja al conductor que maneja muy despacio: puede cometer un error ya que divide su atención entre estímulos (la radio, conversar con el acompañante).
En cambio, quien maneja velozmente no puede distraerse ni un segundo: su mente se dirige 100% a la actividad que está realizando. Los accidentes de tránsito provocados por fallas en la concentración son una de las mayores causas de muerte en las rutas. Para el estudiante, son la fuente del estrés y de la inadecuada administración del tiempo.
Si al perseguir un objetivo la mente se dirige en otra dirección, el esfuerzo y el cansancio se multiplican y se pierde energía. Se destinan horas a lo que se podría realizar en minutos.
En lugar de manejar a la mente, la mente gobierna y limita a la persona. Cuando se usa el 90% de la capacidad: el espacio para la distracción disminuye. El que se ocupa aumenta su campo de influencia y control, el que se preocupa genera una distracción paralizante.
La velocidad que se obtiene al eliminar intermediarios onerosos (como la repetición labial o la escucha mental de la palabra), permite un pasaje directo del ojo al cerebro.
Cuando se usa la fuerza de voluntad para dominar a la mente, lo que se intenta reprimir, el obstáculo, aparece como atracción fatal produciendo una fijación en ideas parásitas.
La concentración perfecta hace concordar la intención y la acción, en un estado ecológico de flujo donde el logro se alcanza sin esfuerzo. El secreto es dejar de reaccionar ante los sucesos y elegir el futuro que se anhela, manteniendo la ruta seleccionada. Para lograrlo, los métodos constituyen la mayor riqueza del hombre y la concentración hade la diferencia.
La historia del cerebro. Hace millones de años nos pusimos de pie, las manos transfirieron a las piernas la locomoción y nos alejamos del contacto con la naturaleza.
La boca dejó de tomar el alimento, el cerebro se aplanó, la vista se convirtió en el sentido intelectual y las manos en el órgano ejecutivo del cerebro. Hace miles de años tallamos el alfabeto en el cerebro y logramos una formidable capacidad de comunicación inigualable. En 1455 Gutemberg expandió ese poder con la invención de la imprenta. Con el libro nacieron el periodismo, las naciones y hasta la democracia. La capacidad de lectura representa al 20% de nuestra capacidad que permite obtener el 80% de los resultados. Aplicándola como palanca a esos pocos vitales potenciamos nuestros recursos naturales.
El cerebro guarda información física en las neuronas. Cuando los agentes químicos circulan a través de impulsos eléctricos, se cuantifican como energía, la que una vez concentrada se convierte en materia. El efecto cerebral de emitir un mensaje digital para que circule, traduce antes esa materia alojada en las neuronas. Del otro lado, el cerebro que lo reciba, lo reconvertirá en materia. Así, la energía, se expande contribuyendo a superar las fallas.
Analógico y digital. Sustituir el mundo real por máquinas digitales genera efecto cerebral. Digitalizar es convertir en digital lo que no es. La información se transforma en datos, se transmite y almacena. Para el hombre, el mundo físico no es digital, le parece analógico.
El cerebro hizo frente a la dualidad número-espacio estructurándose en dos hemisferios.
El izquierdo se ocupa de números y de la lógica. Es el cerebro digital: el método primario para sumar es usar los dedos. El cerebro analógico es el hemisferio derecho, se conecta con el espacio y con señales de variación continua: las imágenes. El cerebro armoniza los dos aspectos de la realidad a través de la lógica. La lógica de la música escribe con símbolo, que al interpretar serán una melodía. La lógica amplifica las funciones cerebrales.
Efecto cerebral. La máquina digital procesa información digital. Para Bill Gates las infopistas transformarán nuestra cultura como la imprenta de Gutenberg en el medioevo. Al digitalizar el mundo, la máquina lo conoce y lo controla, es una intermediaria que se adueña de nosotros. La tecnología cambia siempre por otra mejor pero distinta y por eso la relación con ella es inestable. La innovación tecnológica no para. Conducirla conscientes de su efecto cerebral es un tributo a la racionalidad.
Internet ya es el mayor canal de información. Cada vez se navega más y es un filtro de acceso a la realidad. El cerebro se adapta a los cambios, Internet es un cambio especial. Algunos cerebros rebajan su capacidad de leer y pensar, a otros la tecnología los mejora. Ante este medio universal, algunos cerebros perciben de manera rápida pero pequeña, no pueden sostener el pensamiento durante un periodo largo. La neuroplasticidad es la influencia de la experiencia en el cerebro, altera las conexiones neuronales y la red por la que circula el pensamiento. El cerebro es un administrador de pautas que selecciona. Si la información presenta cierta pauta, el cerebro la aprende y la aplica o no a otras esferas. El efecto cerebral será negativo o positivo según cómo incorpore la tecnología.
Sinergia positiva. Las primeras herramientas, como la rueda, ampliaron el alcance físico del hombre, las nuevas extienden su alcance mental, evitan tareas que pueden hacer las máquinas. La escritura redujo la memoria, la calculadora el cálculo mental. Lo que no se usa se pierde. Con Google se corre el mismo riesgo, es como una memoria externa que está disponible todo el tiempo. La tecnología expresa nuestra cognición, como una prótesis, pero nos hace dependientes. El capital que tenemos entre las orejas nadie nos lo pude quitar, los métodos que empleamos son tan importantes como el conocimiento.
Las herramientas definen la naturaleza de la tarea para que podamos hacer el trabajo.
Para leer algunos cerebros echan vistazos, saltan de un artículo a otro, sacan un poco de cada fuente. No leen online como leerían un libro, se conectan a la red para evitarlo.
Las ideas sobre que el comportamiento humano no cambia de manera súbita, podrían ser alteradas por esta revolución de cambio repentino que tiene el potencial para incluir a todo los demás. Internet juega tantos papeles en la vida, que nos puede estar reprogramando.
El modo de lectura superficial gana terreno. En cambio, en la lectura de un libro, establecemos asociaciones personales, extraemos inferencias y analogías, damos luz a nuevas ideas. Al impedir la lectura profunda se limita el pensamiento, y la información sin guía puede crear espejismos de conocimiento. Cuanto más confiamos en las máquinas inteligentes, menos trabaja la biológica, pero hay que apostar a la combinación. A los cerebros débiles la dependencia los rebaja, los motores de búsqueda son muleta, y no la liberación y ganancia de tiempo necesarias para emplear la energía en otras áreas.
La lectura vistazo beneficia la captura de clientes. Las empresas aumentan la velocidad de ingesta de información, pero el efecto cerebral es menor concentración y análisis.
El efecto cerebral de la tecnología es abierto y no tiene que ser irreversible. Se revierte a través de la educación y del software, para no dar lugar a deformaciones neurológicas. Quien está acostumbrado a manejar autos entiende la importancia del ejercicio. Internet es una oportunidad extraordinaria para albergar el conocimiento y facilitar la comunicación de acceso, muy superior a la capacidad de la inteligencia biológica. Cuando las máquinas hagan lo que hacen los humanos, una conjunción poderosa nos hará más inteligentes. Smart web es una herramienta de capacitación para obtener rápidamente la palanca de Arquímedes, que como punto de apoyo amplifica el efecto cerebral de la tecnología digital.
El multitasker. Mientras más abarca menos aprieta. Sin embargo las empresas buscan multitaskers que sepan conectarse con varias fuentes a la vez. Pese a la creencia de que esto genera flexibilidad y concentración, debilita los procesos mentales. No hay forma de que el cerebro filtre lo esencial, la figura del fondo, el concepto de la imagen. Al no poder hacer foco y ante la obligación de estar en todo, se termina dañando la capacidad cognitiva. Y si lo conseguimos seremos robots muy eficientes a cambio de no ser eficaces generadores de valor ¿Se ha preguntado por qué, de repente perdemos la palabra? Es porque no estamos diseñados para hacer varias cosas a la vez.
Burn out o cerebro quemado. El multitasking no existe, las personas que realizan actividades al mismo tiempo lo que hacen, en realidad, es cambiar velozmente de una a otra. Además, el multitasking produce la liberación de hormonas asociadas al estrés que provoca problemas de salud, pérdida de la memoria y enfermedades mentales. El multitasking afecta el aprendizaje, de tan especializado es menos flexible para usarlo en la vida. Favorece al núcleo estriado –de los movimientos corporales- mientras que el concentrado, el del hipocampo, incrementa la permanencia del saber. Hay un costo asociado a la forma en la que la sociedad está cambiando, no estamos construidos para trabajar de esta manera. Fuimos hechos para enfocarnos en una tarea. La facultad de domar la atención vagabunda, es la raíz misma del juicio, del carácter y de la voluntad.
Consejos para concentrarse mejor. No distraerse uno mismo. La tentación de lo nuevo es grande. Hay que tener un bolígrafo a mano, para anotar esa idea y continuar con la tarea. Saber a dónde quiere llegar y cómo. ¿Cuál es el resultado deseado? ¿Cuál es el próximo paso? Preparar la check list. El listado sistemático de las acciones ayuda a enfocarse. Observar los pensamientos. Cuando se toma conciencia de que se perdió el control y de la invasión de una idea parásita, más pronto se retomará la acción. Vaciar la mente escribiendo, basta con escribirlo para sentirse mejor. Controlar la energía. Con cansancio resulta difícil concentrarse, es mejor tomarse un descanso. Elecciones ¿Qué desea hacer? ¿A qué quiere brindar su atención? ¿Cuánta energía invertirá? Limitar el uso de Internet. Esta solución va contra la creciente tendencia a estar online a toda hora.
Procrastinar. Verbo que viene de pro –adelante- y crastinus -futuro o posponer-, es la acción o hábito de postergar actividades sustituyéndolas por otras irrelevantes y agradables. Evitar la procrastinación demanda virtudes emocionales de autorregulación y de organización del tiempo. Requiere concentrarse en la fórmula de Pareto, en el 20% que produce el 80% de los resultados. Quien aplaza una decisión, por no sentirse preparado y espera que se resuelva sin hacer nada, suele aducir que lo hará después “en cuanto tenga tiempo”. Es una conducta evasiva. Una frase de combate es: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Procrastinación es el ladrón del deseo y el exceso de análisis paraliza.
Se cree que atendiendo varias cosas se produce más, pero así segrega adrenalina que produce estrés, incrementa la lucha entre las partes del cerebro encargadas de las tareas repetitivas con las de memoria y control y el cerebro debe reorientarse continuamente.
Lord Chesterfield dijo: “La atención fija y permanente es la marca del genio superior, así como la prisa, el bullicio y la agitación son síntomas de una mente débil y frívola. Hay tiempo para todo en un día, si haces una cosa a la vez, pero no habrá tiempo suficiente en un año, si haces dos cosas al mismo tiempo”.
La solución es dividir las tareas y el tiempo. Así aumenta la concentración y al cambiar disminuye la fatiga. El tiempo es inmodificable pero podemos mejorar lo que hacemos mientras fluye. Como dijo Nietzche: “Los métodos son la mayor riqueza del hombre”.
Escapar de Internet. El periodista de tecnología Paul Miller decidió intentarlo, pasó un año de exilio autoimpuesto, con la esperanza de descubrir su “verdadero” yo, aburrido, aislado de sus familiares y amigos, sentado en un sillón jugando videojuegos. “Pensé que Internet era un estado antinatural, “Estaba equivocado”.
Miller es cristiano, lo que podría explicar por qué recurre al lenguaje del pecado y la tentación que parece saturar la mayoría de las críticas a Internet, en especial cuando se trata de personas jóvenes. Otro estudio mostró que los niños empiezan a conectarse desde más chicos y durante más tiempo, y la reacción de los adultos en general fue de horror.
Miller pensaba que la comunicación constante “corrompía su alma” y esperaba que la abstinencia de comunicación fuera el tratamiento de desintoxicación. Odio Internet es menos polémico que admitir que odiamos el trabajo, pero se trata de un problema del trabajo, no de la tecnología. Si estuviéramos agotados de ganarnos haciendo pozos, no tendría sentido indignarnos con la pala. La solución a una sociedad que exige una constante productividad y una comunicación incesante no es menos Internet sino más autonomía.
Y eso no puede conseguirse desconectando un router. Es hora de abandonar la idea de que hay una clara distinción entre el mundo digital y el real, que hay que renunciar a uno para experimentar al otro. Los académicos denominan a ese falso sistema binario “dualismo digital”, término que acuñó el sociólogo Nathan Jurgenson, que lo define como “la convicción de que on line y off line son realidades distintas e independientes”. Los mundos digital y físico se superponen, y la tecnología, afecta todos los aspectos de la vida, ya sea que optemos por relacionarnos con ella o no y se vuelve problemática sólo al convencernos de que es tóxica. Evitar deliberadamente algo genera obsesión. Paul Miller nunca estuvo más consciente de Internet que cuando se obligó a vivir sin ella.
Cada vez que una tecnología cambia el ritmo y la esfera de la interacción humana, algunos entrometidos están convencidos de que es malsana, que enferma y que es mala para los niños. La gente en otra época creía que los tipos móviles eran nocivos porque los libros distraían a las mujeres de su trabajo y permitían a las personas corrientes leer lo que estaba escrito en la Biblia. La tecnología de las comunicaciones no puede “corromper el alma” como tampoco abandonarla puede salvarla, e Internet no es diferente.
Tampoco podemos dejar de lado a la primera tecnología creada por el hombre. Una tecnología genérica como la lectura es imprescindible para comprender a las demás.
La materia gris es la materia prima del cerebro y no crece como la lechuga sino con educación. El adulto sigue leyendo como si fuera un niño, creció en edad y tamaño pero su cerebro no se desarrolló. Debemos comprender que crecimiento no es desarrollo ya que el desarrollo es aquello que hacemos con todo lo que el crecimiento nos brindó.
Pero saber leer es la clave, pues leer cualquiera sabe.
Dr. Horacio Krell. CEO Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos que optimizan la inteligencia. Mail de contacto [email protected]