Como en la industria hay que distinguir la producción, en ese caso representada por lo que se estudia, de la productividad que sería el tiempo empleado para aprender. Un estudiante es más productivo que otro si lo hace en menos tiempo. Conectemos el mundo del estudio y el trabajo:
Un hachero llega a una maderera. El capataz le da un hacha. El hombre sale a talar y en un día corta 18 árboles. Quiere mejorar su desempeño. Se acuesta temprano y se levanta antes que nadie. A pesar de su empeño corta sólo 15. Al día siguiente se levantó decidido a mejorar. Sin embargo no llegó ni a la mitad. El último día estuvo toda la tarde tratando de tirar un árbol. El veía a otro hachero que tiraba 20 árboles en medio día. Inquieto consultó al capataz quien le preguntó: – ¿Cuándo afilaste el hacha? -No tuve tiempo, estuve muy ocupado cortando árboles.
Hacer lo mismo aunque las cosas salgan mal es el ejemplo que usó Einstein para definir a la locura. También es común usar técnicas de productividad, que no son más que simples programas de moda, y no aplicar una estrategia de mejora continua. Para ser productivo se precisa medir el resultado, hacerlo tangible y cuantificable. Lo que no se mide no se puede mejorar. Estudiar no es una tarea lineal y falla por múltiples causas. El estudiante sin metas claras ni métodos de estudio eficaces es fatalmente atacado por los ladrones de tiempo, que son ladrones internos disfrazados. Productividad implica analizar: ¿dónde estaba ayer? ¿dónde estoy?¿dónde quiero estar mañana? ¿cómo haré para conseguirlo?
Para rendir un examen se necesita un plan. Este criterio se contradice en la práctica. Así como no admitirías que un edificio se construya a ojo, en tu vida sueles dejar todo librado al azar. Planificar no es un don que se lleva en la sangre sino que demanda aprendizaje.
¿Sabes cuál es tu velocidad y comprensión en la lectura, o cuántas palabras lees por minuto? Sin eso no podrás planear la lectura de un libro y, a pocos días del examen, decidirás no presentarte. Conocer y mejorar el rendimiento te permitirá saber cuánto tardarás. La fórmula es simple: Cantidad de palabras del texto (se estiman multiplicando la cantidad de palabras por página), por las páginas que tiene el libro).
Lo importante es que sepas lo que muy pocas personas saben, cuántas palabras lees y comprendes por minuto. Para eso puedes realizar el siguiente test en http://www.ilvem.com/img/demostenesweb.swf
Si deseas ir más rápido veamos un ejemplo. El libro “Manuel” de Cortázar tiene 236 páginas con un promedio de 14 palabras por renglón y 46 renglones en cada una. Si multiplicas 14 por46 te dará 644 palabras por página. El total de palabras del libro surge de multiplicar 644 por 236 = 151.984. Si has realizado el test del link anterior ya sabes cuánto lees. Supongamos que sean 150 palabras por minuto. Eso te indica que tardarás 1.013 minutos en terminar el libro o 17 horas. Así podrías programar cuántas horas por día deberás leer para terminar de leer “Manuel”.
El que falla al planear planea fracasar. Eficiencia es hacer las cosas bien pero no siempre va de la mano de los resultados o eficacia. Lo importante es aprobar el examen, más allá de que hayas estudiado. Es importante la calidad, administrar el tiempo y el esfuerzo e innovar cuando la realidad se aleja. Debes aplicar los principios de la planificación: fijar el objetivo, programar y agendar las actividades necesarias, la ejecución y el control. El control implica diagnosticar sobre qué te alejó del objetivo y qué reestructuración debes hacer. Debes aprender a rendir exámenes.
La destrucción creativa. Al exitoso le aparecen competidores que buscan imitarlo y superarlo. Para Darwin sobrevive quien se adapta a los cambios. Schumpeter afirmó que el capitalismo es un método de sustitución de lo nuevo por lo viejo, donde los innovadores conquistan mercados, mejorando la calidad o el precio. El creador innovador no observa pasivamente, cree con fe emprendedora que lo definitivo es momentáneo, reconfigurable y virtual por excelencia. No viene del pasado, retrocede desde el futuro y convierte los sucesos en tareas que inventa para operar sobre la realidad. Someterse al pasado es renunciar al presente, sin enriquecerlo con la renovación. Sobrevive el que se destruye a sí mismo, cambiando antes de que lo supere un innovador. Para el estudiante la destrucción creativa implica hacer de su defecto una virtud.
Institucionaliza tu productividad. Productividad es es tomar conciencia de tu capacidad y de tus métodos, compilar nuevas técnicas, administrar el cambio. Calidad es cumplir con la cantidad estipulada y puntualidad en los plazos. La calidad estimula el espíritu, inspira el crecimiento, el desarrollo personal y ayuda a alcanzar las metas. Como dijo Nietzche la mayor riqueza del hombre son sus métodos.
La ley 80/20. La calidad mejora el desempeño porque hace producir sin defectos que no debes reparar. Los métodos de calidad son la fuerza impulsora de la productividad. Pareto descubrió que el 20% de los factores producen el 80% de los resultados. Hacer palanca sobre los mínimos vitales permite lograr más en menos tiempo. Actuando así te harás más efectivo, productivo, competitivo y feliz. Es no usar la fuerza bruta, deshacerse de lo inútil y evitar la ley de los rendimientos decrecientes. El improductivo tarda más y se cansa y cada hora que añade rinde menos.
Lo que te hace perder tiempo: 1. Cosas que otros quieren que hagas. 2. Cosas que siempre haces mal e igual 3. Cosas en las que no eres hábil. 4. Cosas que no disfrutas. 5. Cosas que siempre se interrumpen. 6. Cosas que interesan a poca gente. 7. Cosas que demoran demasiado. 8. Cosas en las que eres mediocre o no confiable. 9. Cosas que tienen un ciclo predecible. 10. El teléfono e internet.
Lo que te aporta mucho valor: 1. Cosas que promueven tu misión 2. Cosas que quieres hacer. 3. Cosas del 20% que aportan el 80% de los resultados. 4. Cosas innovadoras que te hacen eficiente. 5. Cosas que indican lo que no debes hacer. 6. Cosas que otros hicieron con éxito. 7. Cosas en las que usas tu creatividad. 8. Cosas que puedes delegar. 9. Cosas en las que eres excelente 10. Cosas que tienes que hacer ahora o nunca.
Dilemas de competitividad y productividad. Hay países donde la educación no es una política de estado. Pese a eso tu desafío es convertirte en un ciudadano conectado con el mercado mundial. La competitividad es un factor clave y para ello, necesitas adquirir ventajas competitivas. La competitividad de un país no se mide por sus recursos naturales, son sólo ventajas comparativas. Se puede ser rico e improductivo. La competitividad mide creatividad, apertura, solvencia, clima social, tecnología. Es difícil serlo en países con alta corrupción, impuestos regresivos, leyes desventajosas, tarifas y créditos caros e inseguridad jurídica. Instituciones y políticas tienen un rol clave en la productividad.
Conocer la verdad. Hay gente que odia competir y compararse. Pero un ser competitivo se supera constantemente, rinde más, aumenta su creatividad, promueve su crecimiento y autoestima y eso lo lleva a sentirse realizado. Ser competitivo es la punta del iceberg. Lo que lo hace posible es saber lo que se quiere y tener la valentía de luchar por eso, es decir la productividad.
El pez es el último en darse cuenta que el agua existe, ya que es su medio natural, ciertas costumbres generan mediocridad. Compararse con modelos de excelencia –benchmarking– permite descubrir las mejores prácticas y hacerlas propias. El proceso implica: 1) ¿Qué mejorar? 2) ¿Cómo elegir el modelo? 3) ¿Cuál es la distancia? 4) ¿Cómo cerrar la brecha? Elegir el modelo es crucial para: 1) Aprender a administrar el tiempo y la mente. 2) Saber qué es lo valioso. 3) Tener objetivos claros, ser proactivo y no reactivo.4) Sostener un crecimiento continuo. 5) Dominar técnicas de resolución de problemas y toma de decisiones. 6) Desarrollar la creatividad. 7) Saber influir y motivarse 8) Saber hacer.
Si la rutina te domina, te olvidas de mejorar. La capacitación te permite afilar el hacha. La educación es tu industria pesada porque te fabrica.
Gestión de la innovación. Es desafiar a lo obvio y obtener grandes resultados a través de tu transformación. Es romper con el sentido común, para obtener el menos común de los sentidos. Un país no es competitivo si sus individuos y empresas no lo son, no quieren serlo o no saben cómo.
Una debilidad puede convertirse en fortaleza. Goliat estaba tan confiado en su tamaño que David le pareció inofensivo y David sabía muy bien que podría pegarle porque Goliat era demasiado grande como para fallar el golpe.
Parte del éxito se conecta a la cultura que influye en tu forma de pensar y de actuar. La competitividad global es un estadio ideal, que demanda formación y el compromiso desde la base. Un país es competitivo si todos los que lo integran lo son y se compenetran del desafío del cambio. Es necesario trabajar desde abajo, son los individuos los que deben adquirir los compromisos y los retos para cambiar y mejorar. La innovación es la herramienta, pero a la vez es una aventura a lo desconocido y un juego de azar. Tu futuro no existe, por eso debes inventarlo.
No por estudiar muchas horas logras mejores resultados. Vivimos en entornos en los que largas horas laborales se han convertido en algo que se espera de nosotros. Nos hacen creer que si no estudiamos muchas horas, no estamos estudiando bien. El temor al fracaso juega su papel para que te creas estas afirmaciones. La conjunción del miedo y de lo que te hacen creer, hace que muchas veces pases largas horas delante del ordenador intentando demostrar que eres capaz de todo. Y lo peor es que te sientes orgulloso de matarse para estudiar, es decir de estudiar de día y de noche. El problema es que es mentira. Y más vale que te lo metas en la cabeza: estudiar muchas horas puede tener muchos efectos negativos.
Lo mejor y lo peor en materia de productividad. 1. Problemas de salud. Puedes generar burn out o cerebro quemado, trabajar largas horas también puede tener un efecto negativo en tus relaciones y en tu vida personal.
2. Falsa productividad. Estudiar muchas horas no necesariamente te hace más productivo. Steven Sinofsky, de de Microsoft, escribió una vez en un blog: “para ser franco, no hay manera de que puedas hacer un trabajo de calidad si no le das a tu cerebro un descanso”.
3. La clave para ser más productivo. Es centrarse en lo que realmente importa y encontrar un mejor equilibrio entre tus estudios, tu vida laboral y personal. Para ello, hay que tener claras ciertas prioridades,
4. Concentrarse en prioridades: una vez elegidas tus prioridades, debes centrar los esfuerzos en conseguir acabarlas antes que cualquier otra cosa. Este hábito es muy simple, pero potencia la productividad y la satisfacción cuando culminas.
5. Hacer ejercicio al menos 30 minutos al día: Te ayudar a mantener una buena silueta y una buena salud, hacer ejercicio permite desconectarte para después volverte a conectar. Ayuda a reducir el estrés y a pensar con más claridad.
6. Agenda productiva: Establecer horarios regulares y cumplirlos es esencial. Y es mejor comenzar pronto, se ha demostrado que genera menos distracciones. Además, esto permite terminar más pronto y descansar más el cerebro (quedan más horas para terminar el día y dedicarlo a tu vida personal). La mayor concentración de la mañana permite dedicarse a las tareas más pesadas y complicadas y dejar para la tarde las más ligeras.
7. No estés siempre disponible en las redes: las nuevas tecnologías de comunicación son muy útiles si sabes administrarlas correctamente. No obstante, un mal uso puede provocar graves distracciones y minar tu productividad.
8. ¡Para de revisar el correo electrónico en todo momento!: de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de California, no consultar el correo constantemente puede reducir los niveles de estrés y ayudar en la concentración.
9. No hagas mil cosas a la vez: es uno de los mayores enemigos de la productividad., puesto que la división de nuestra atención tiene un impacto sobre la productividad, la concentración y la energía. La multitarea reduce la velocidad y aumenta la posibilidad de error.
10. Ten menos reuniones: Valora la necesidad real de llevarlas a cabo comprobando si, por ejemplo, el asunto podrías resolverlo a través del correo electrónico o con una breve charla. Si hay que ir, es recomendable asegurarse de que hay un objetivo claro y una agenda de la reunión.
La productividad no es accidental. Es el resultado de un compromiso con la excelencia, con la planificación inteligente y el esfuerzo concentrado.
Dr. Horacio Krell. CEO de ILVEM. Mail de contacto [email protected]