De pronto, todos tenemos que ser innovadores, adaptarnos a los cambios, salir de nuestra zona de confort y convertir nuestras empresas en el nuevo paradigma de la innovación y la creatividad.
En los últimos años me he interesado por la innovación, entendida como la capacidad de las personas para generar cambios en sus vidas, en las organizaciones y en la sociedad.
En el actual contexto, parece necesario renovarse y estar preparado para adaptarse a cambios cada vez más rápidos; se habla de buscar nuevas ideas, de ser creativo y de aprender a experimentar y prototipar.
Sin embargo, hay momentos en los procesos de innovación en los que pueden asaltarnos dudas sobre nuestra capacidad para ser creativos. También podemos encontrarnos con personas escépticas, con esos “abogados del diablo” que nos bloquean o paralizan a la hora de buscar soluciones poco convencionales.
En la topología de Kelley los diez “guardianes de la innovación” se clasifican en tres roles claves:
los que aprenden,
los que organizan y
los que crean.
Cada uno aporta su propia palanca, sus herramientas, sus capacidades y su punto de vista. Estos son los roles que él describe:
ROLES DE APRENDIZAJE
EL ANTROPÓLOGO
El antropólogo no permanece inmóvil, se aventura en el campo para observar cómo las personas interactúan con los productos, servicios y experiencias con el fin de llegar a nuevas innovaciones. Además es muy bueno en reformular un problema de una manera nueva, humanizando el método científico para aplicarlo a la vida cotidiana. Los antropólogos suelen tener las siguientes características:
la sabiduría de observar con una mente verdaderamente abierta,
la empatía,
la intuición,
la capacidad de “ver” cosas que han pasado desapercibidas;
una tendencia a mantener las listas de ejecución de conceptos innovadores dignos de emulación y los problemas que necesitan solución, y
una manera de buscar inspiración en lugares inusuales.
La curiosidad es su herramienta más poderosa. “Si realmente las compañías entendieran el potencial que significa observar, enviarían mucha más gente a estudiar el campo de batalla“, dice Kelley.